7 de julio de 2023

Verdades (Sueños y Momentos)

 


Imagen tomada de: https://www.deviantart.com/coolarts223/art/Cat-wearing-fashion-clothes-futuristic-style-969103392

Cat wearing fashion clothes, futuristic style By: Coolarts223


Nos ajustamos los zapatos y caminamos con demasiada premura en un ritmo de apasionadas palabras. Pensamos en todo aquello que nos han dado y aquello que nos han dejado, lo que debemos de aceptar en la vida, lo que consideramos que está bien, lo que nos parece que está mal y halla que arreglar, pueda incluso, se trate de nosotros mismos.

Nos abrazamos en una expectativa con ínfulas de sabiduría, nos enamoramos de todo lo que queda dibujado en sonrisas, en lo que encontramos más allá de la ventana, donde los paisajes coquetean con la ficción.

De muchas maneras dejamos de saber lo que nos gustaría tener o ser para concentrarnos en los momentos reales donde nos revolvemos en ocupaciones y escalones. Donde cortamos el césped para que vuelva a crecer, donde cenamos temprano para dormir mejor.

Negamos estrepitosamente la idea de volver a caer en todo aquello que nos fue arrebatado, desde la inocencia hasta la crueldad misma con la que dijimos adiós en el pasado. Nos pesa en la conciencia la respuesta dada a esa despedida que nos gustaría poder ajustar.

Son momentos en que el mundo da muchas vueltas y nuestros esfuerzos por ser mejores da giros en un mismo lugar, despistamos al tiempo con canciones que se fueron en otras vidas, con el ocio mismo de las manos convertidas en máquinas de prosa y ficción.

A veces, pero solo a veces, volvemos a ese lugar común donde nos gusta dejarnos caer, ese espacio invisible donde los abrazos se dan con sonrisas y los besos son miradas en el firmamento. Un almacén de recuerdos envueltos en papeles de colores, canciones que se murmuran en repetidas intenciones, una maniobra en el hacer sobre el ser.

Días o semanas que terminan en agotamiento de tanto pensar.

Nos agitamos con la esperanza de una segunda oportunidad, no somos consecuentes con el deseo encomendado, no es lo mismo rogar por lo vivido cuando no se ha sufrido.

En carne propia se nos hiele la duda, se nos ensucia la amabilidad y la vamos dejando de lado sobre una canasta de cartón.

Queremos brillar y sin proponer algo a cambio, fallamos al opacar la luz de esos que nos rodean. De inexistentes emociones somos testigos, sea por costumbre o por ociosidad caminamos sobre un péndulo de razonamientos y apasionamientos.

Nos asusta encontrarnos en los ojos de otros, ser guardias de palabras repetidas, de rutinas que en cada escalera vamos alzando como si se tratase de pasos de madurez, y pues no.

Hay jornadas que en cada etapa van dando lógica y sentido a nuestro hacer. Nos conformamos con alcanzar las metas que de alguna manera hemos estampado en el asfalto, nos acomodamos a la idea de saber que todo marcha de maravilla, que incluso, lo maravilloso nos juzga por bellos y oficiosos.

Somos producto del ocio, somos rutinas insensatas, somos centavos esperando llegar al mejor de los bolsillos. Una casualidad tenue y citadina, sucia, desgastada, postergada, necesaria.

Con una vida por delante nos damos el lujo de darle al tiempo y sus mensajes códigos indescifrables, de seguro porque queremos con el disfraz de la intimidad, postergar diálogos que no están en el orden del día.

Nos ajustamos los zapatos para poder recorrer el mundo y rellenar el formulario de cada parada con experiencias vividas, contrastadas con sueños alcanzados:

Al momento vivido, incluso si este implica asfixiar los sueños y la cordura de cada día.

Al miedo, al afán, a la desgracia de tener que ser como somos y no como queremos.

En nombre de la humanidad componemos canciones y poemas, dibujamos paisajes y rostros, cercamos territorios con la ilusión de una ternura infinita y mercantilista.

Somos el resultado de aquello que dejamos de hacer.

AV

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