Desde hace más de 31 semanas (alrededor de hace casi 8
meses) inicié la idea de dar pauta a un nuevo ciclo de letras, aprovechar que
se avecina mi onomástico en su versión 31 y con él la oportunidad de dar paso a
la reflexión y por qué no, a la ilusión. Fueron semanas en las que la procrastinación
y otros males de la humanidad hicieron de mi idea inicial un próspero ideal que
no lograría aterrizar en letras reales sino hasta el día de hoy, en otras
palabras, fueron 8 meses difíciles.
Al igual que ocurrió hace siete años con el Proyecto24 en esta oportunidad regreso con un conteo
similar a los hechos significativos de mi existencia. En esta oportunidad el
ejercicio viene acompañado de un ingrediente especial, los amigos.
El fin de este nuevo proyecto es lograr la escritura
de mis mejores reflexiones, replantear visiones de la vida o darle cabida a ideales
del descuido, más que un conteo o Top 31 (como fue el formato del Proyecto 24),
es mas bien darle espacio a 31 reflexiones, a 31 costumbres, a 31 ideas o por
lo menos, a 31 excusas para darle vigencia a este blog personal.
Como bien mencionaba, el espíritu de esta nueva oda es
la presencia de 31 personajes (algunos que no han confirmado nada a la fecha de
hoy) que han sido de parte mía,
escogidos como pilares o representantes de algún aspecto importante de mi vida,
sea del pasado o sean del mismísimo presente que junto a su compañía van
escribiendo a diario esos titulares de la cotidianidad.
Sonará a excusa o quizás a un lugar común, pero más
allá de lograr dar visibilidad a mis pensamientos y frustraciones, a mis
rincones y ensoñaciones, darle a este mes de octubre el punto de partida a mi
año 31, y con este año que arranca, al Proyecto 31, excusa perfecta, diatriba
imperfecta, canción de cuna o comercial de inspiración, cualesquiera se ahora
la bandera que cubra esta iniciativa, rodará en las mentes de quienes
seguramente levanten interés por esta vacía, descuidada y por qué no, renovada
vida que he tenido.
No será un asunto autobiográfico, aunque pueda caer en
ese terrible lugar común, pueda que se convierta en un ejercicio de
redescubrirme, de identificarme ante mi otro yo, pueda a la final, sea
solamente como me lo señaló una gran amigo un tiempo atrás, sea solamente un
mero ejercicio de narcicismo y arrogancia, pero como los que me conocen del
alma lo saben, se me es factible ser intransigente y egoísta.
A vuestra merced: Proyecto 31.
AV
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