30 de diciembre de 2008

Eso que se va


Algo anormal y corriente sucedió, en vísperas de cierra de 08 estaba leyendo este blog y de reacción química a derrame de adrenalina terminé en una imagen suave y plagiada de la niñez, en esa estación de calor y amarillo, en esas calles con hojas secas volando con corrientes de almas inocentes. Me vi reflejado en esa fuerza que se amarra a los pies y no son precisamente los cordones de los zapatos, susurrando en mi memoria esa capacidad disminuida de escribir que me desterró de los labios y los años pasados, esos besos nuevos que no dejan dormir ni que roban paz, por el contrario me aborda esa sensación de culminar los pasas iniciados en diciembre 07 y dar cabida a la llegada del 2009 como un huracán de tradiciones y sentimientos.

Con la razón en pasos lentos e inseguros, el amor lejos, el juego como vicio, el cigarrillo como centinela, el agua como símbolo de vida, los sueños como narradores de cuentos, los hombres como guardias de las travesuras de una nación, las mujeres como fuerzas que cercan los deseos, esos empujones que me acercan a dios, a los sentimientos que ya rayan en la obsesión, en esas energías de fin de año, esa pólvora que no se ha quemado aun pero que ya huele a selva y adiós, a esas palabras sacadas de delitos y notarios, de escritos de prensa y acusaciones políticas, ese año que se va en doce pasos musicales.

Un año lleno agujeros en algunos aspectos emocionales, un diciembre que cuenta de manera regresiva lo ocurrido desde enero hasta noviembre, esos exámenes de supervivencia que la vida puso en mi escritorio, esas decisiones que asesinaron motivaciones y argumentos, esas miradas de traidores y caballeros, de salvajes y clérigos, esas sensaciones a las que no sabemos darle nombre pero que terminan transpirando en la piel, en la carne que no se ha sazonado.

Nada me permite entender ni concentrar, el desespero de lo que se siente a expensas de un vino que se bebe, esa figura oscura que nos da la pluma, la tinta que dibuja nubes y los corazones que amarran razones; volví a Cundinamarca, volvía la casa Grande, también regresé a ese tributo que le hicimos a GAIA en su momento, me vi caminando de manera veloz alrededor de ese reloj de arena que nos dio el motor para trabajar en campañas impunes, la fuerza que me da latidos en mensajes de texto y correos electrónicos procedentes de Lima, Buenos Aires, Montevideo y Salvador Bahía, esa geografía de recuerdos que me da canciones al estilo desconectado y que terminaron en Cultura Popular.

Maullidos de Julieta y Michelin, sentimientos de amigos que se fueron sin decir adiós, de notas de prensa que nos dieron orgullo o temor, esa confusión propia de los humanos, esa terquedad que nos dio lecciones y emociones, nos dio empujones de energía que nos quita la razón, nos tropieza en dudas y nos acorrala en negociaciones, durmiendo sin proponérmelo el insomnio fue esa bandera que me dio motivos para vivir, pero también fueron los sueños los que me ahogaron en esa habitación de ríos rojos, en ese mayo que pareció julio, de agosto azul que pinta para eterno, o en el mejor de los casos, de esa canción que se gritó en la plaza de toros.

Se acerca el final de eso que se nos va.

AV

27 de diciembre de 2008

Estación de Diciembre





En una estación de tren sucia y pasajera, con los bolsillos vacíos y la mente llena de dolorosos recuerdos y rostros, de frases extirpadas de momentos bellos y mundanos, de familias compuestas y prestadas, de vestidos elegantes y corbatines. Siguiendo su instinto por encima de la hoja de ruta las ilusiones se cercan en el hambre del medio día.
Sólo recuerdos y canciones merodean por sus pasos, sus huellas viajan ahogándose en días y habitaciones, en esos lugares que quedaron lejos de mentirle a la historia para opacar ese presente que el agobiaba, su rostro era evidencia de dentaduras postizas y cabelleras deshilachadas.

Cualquier pasajero bien sabe que un buen mapa y una botella de agua sirven de grata compañía, algunos le agregan una caja de cigarros rubios o quizás de dulces y chocolatinas, una bebida caliente comprada en el camino y un buen periódico o semanario para la lectura obligada del viaje dan un aire de tranquilidad en ciertas rutas de desespero y melancolía. Olvidar, esa horrible inspiración que nace en los que aprenden a valorar la profundidad del deseo, esos que en apellidos y tertulias, en mundos inventados y libros saben lo que realmente significa estar separado de lo real y lo inventado, estar en esa línea donde no sucede nada, esa línea donde se cruzan las palabras y se humedecen los improperios.

Querer estar en el vagón del tren pensando a donde llegar, querer caminar en compañía de un ser amado o simplemente brindar esa copa de vino en un fino restaurante con esos amigos laborales que llegan con el calendario son en algunos seres desplantes necesarios que llegan con pasión y cordura, ahora bien, sigue sus pasos y se sienta en un banco frente a la línea del ferrocarril, piensa y recuerda, olvida su existencia y se acuerda de otros, de personajes que no son de acá ni de allá, de esos seres que nos llenan de odio las entrañas, nos importan cinco pesos y nos sumergen en acuarelas oscuras, en ese rojo de sangre y vino, en esas gotas de virginidad que ni la ropa interior es capaz de ocultar, personajes transitorios como la muerte.

El aroma a fecundidad, el tabaco masticado, azúcar regada en un pocillo, agua hervida sobre el metal de la cocina, el barro en la suela de los zapatos, el sudor en las mangas interiores de una camisa, sueños sobre un cojín de terciopelo, copas vacías sobre el comedor, el segundero del reloj dañado o inclusive una peinilla llena de cabellos en sus interior, todo esto, con un equipaje vacío, o un paraguas húmedo y con aroma a tiempo pasado, seguridad en esa personalidad que se va, que quedó encerrada y aprendió a cambiar, todo ello revuelto en ese collage de recuerdos.

Sueños para esos viajeros que siguen despiertos, pues ojalá se mueran esos transeúntes que no saben más que caminar en nuestro alrededor sin sentido alguno, construyendo senderos a nuestra diestra como buitres que vigilan al conejo, como nubes que sobornan al calor, esas infieles que dicen nuestro nombre con la misma propiedad con la que pagamos por nuestros vicios en una fuente de soda.

Es hora de abordar solo ese tren.

AV

22 de diciembre de 2008

Yo También






En tiempos de pensar y recordar, de ocio y lectura ociosa, he recogido estas cosas que a uno le pasan y que tarde o temprano uno termina confesándolas o revelándolas en un Blog, para ese tipo de tristezas o alegrías, risas o lágrimas, olvidos o recuerdos es que presisamente nos amarramos en una silla y nos quedamos perpléjos ante la pantalla plana de la memoria, aún así es de gran evidencia y vitalidad murmurar ciertas letras que sí se nos escapan en el abecedario.



En este orden de ideas, "Yo También..."



- He Pataleado de niño para ir al médico a vacunarme (aún de viejo).

- Tengo Familiares que viven en los Estados Unidos y que se fueron por miedo a la situación del país.

- He Sentido Envidia por el éxito del prójimo pero después se me pasa rapidíto no mas...

- Le Creí a Uribe la Primera Vez que le dio por lanzarse a esa vaina de la Presidencia de la República.

- La He cagado pero en forma con más de una señorita decente de casa y buena familia.

- He sido víctima de la vilencia femenina, con cachetada y que tales.

- Hice trampa en más de un examen en la universidad, y pocas las veces me he arrepentido.

- He creído en las personas equivocadas.

- Ví más de una estrella fugáz en el cielo.

- He dejado de hacer lo que me gusta por cobarde.

- Fui al estadio a ver a mi equipo amado.

- Fui a la Bombonera y al Monumental de Núñez.

- Fui al canal de Panamá.

- Fui a la casa de mi abuela sólo por la comida que cocina.

- He estado tragado de esa mujercita que todos detestan y que nadie me recomienda.

- Me he estrellado con la mujer que no es.

- Le he mentido a mis padres.

- Me leí 100 Años de Soledad y La Divina Comedia.

- Hice llorar a más de uno con mis suaves palabras.

- Duermo de día.

- Odio al América de Cali.

- Gusto del cine y no me importa ir solo a ver películas.

- Tengo Pornografía en el Computador.

- Llamé a colgar a la casa de la niña que me gustaba.

- Llegué tarde a mi casa sin permiso de mi mamá.

- Soñe con ver Ganar a mi Equipo una Final de la Copa Libertadores.

- He comido por obligación.

- He Tenido Sexo sin amor.

- He Tenido Sexo de Borrachos.

- Me disfrazé de Superman y Spiderman de Niño.

- Me comí más de un gol en partidos importantes.

- He sido suplente en un equipo deportivo. (Ponga aquí su deporte)

- Tuve el cd Negro de Metallica y el Unplugged de Nirvana.

- Me gasté la Plata que no debía gastarme.

- Me quedé esperando llamadas como un guevón.

- He llorado por un amigo.

- He dedicado canciones.

- Me fumé un porro en el Chorro de Quevedo.

- Me he vomitado en lugares inapropiados sin avergonzarme de ello.

- He sido despectivo con comentarios racistas, clasistas o discriminatorios de manera letal.

- Compré el Cd de Clásicos de la Provincia de Carlos Vives.

- Vi Escalona y Café con Aroma a Mujer.

- Odié a Carlos Antonio Vélez (aun).

- Perdí una Materia por Güevon.

- Falté al colegio fingiendo estar enfermo.

- Me He enamorado de alguna profesora.

- Planee un conquiste con lujo de detalles.

- Robé Cigarrillos, Chiclets, Condones en un Supermercado de cadena.

- He apostado Dinero en Actividades Deportivas y recreativas.

- Tengo gatos.

- Me he ido a los golpes por motivos estúpidamente innecesarios.

- Salí en televisión.
- Creo aun en la gente.

- Fui Robado en la cara de la manera más olimpica de todas.

- Fui a Comer Sancocho de Gallina a Ginebra, Pance y la Casa de los Suegros.

- Se Cocinar.



Entre otras veinte mil cosas que se pueden escribir aca y que uno sabe que también las hizo y que otros seguramente hicieron.



Este Viernes hay AJIACO en mi casa con mis amigos. A ponerse el delantal !!



En fin....




AV

14 de diciembre de 2008

Memorias del Silencio


Imagen Tomada de: http://www.alientimes.orgpmwikiimagesphotoscat1.jpg


Quiero conocerte, saber que me aferro a la almohada en tiempos de lluvia, saber que nuestro tiempo se escribe en incomprendidas letras y canciones, en tierras lejanas y olvidadas, en susurros que el viento trae desde el pacífico y lleva hasta la sabana cundinamarquesa, somos hijos de esos olvidos que nos hacen humanos en tiempos de bestias.

En pleno celo o en pleno acto de machismo, en esa historia de la humanidad contada en varios ciclos, en esos circos que nos presentan fieras y tragedias, en esas salas de cine donde se esconden los nervios y se impregnan los sudores de la cobardía, allí donde suelen caminar las sombras y volar las gaviotas, en ese estanco del tiempo donde embarrado aun, se conserva el deseo de escapar y gritar, de dejar el silencio en manos de un relojero, de caminar sin senderos, solo tirarnos en la playa y darle serenata a los zancudos.

Dormir, dormir, dormir.

Amigos infieles que pasan vidas enteras enterrando nuestros secretos en palabras de cristal, en esas burbujas que sólo el jabón cuando limpia sale por doquier, esa espuma que ni en la mas extensa realidad de los olvidados existan esas canciones para quedarnos allá. Muchas listas de nuestras vivencias y de nuestras remembranzas se estropean en el papel mojado de la primavera, en ese sarcasmo del trópico que nos regala cada noviembre, inclusive hoy en pleno diciembre sabemos que cuando llueve es porque esta historia no ha llegado a su final.

Con el vuelo de Ícaro, esos minutos perdidos en llamadas que suenan sutiles y venideras, de esos tragos que no nos olvidamos ni invocamos con la insensatez del error, esas melancolías parias que nacen en grupos diminutos, en esas bacterias que nos amarran al logro y la meta.

Dícese de poeta, escritor y artista. De docente y amigo, de nubes y jardines, de importaculismos y programas de entretenimiento, de canciones y de historias históricas, de hombres armados y amigos renegados, de cercas y de cerdos, de feriados y errores.

Iba para alguna parte, se detuvo a pensar, esos segundos de mas que nos dan identidad y pasión, de esos latidos de corazones que engañan al abecedario y matarían palabras en fábulas urbanas, en vísceras exageradas propias de la cotidianidad, en noticias y obituarios, en reseñas y en breves, en ciertos ciclos y en letargos de sueño.

Oportunidades a secas, lecturas frívolas, recuerdos mañaneros, sonrisas adquiridas en vientos del pacífico, historietas sin héroes, entretenimiento para adultos en manos de niños curiosos, agrupaciones de temáticas generales, olvidos casuales, clásicos sin auditorio, días que se quedan en la memoria.

Como la cáscara del limón que nadie come, solo la acidez de su fruto le da sentido a la piel.

AV

7 de diciembre de 2008

Por Así Decirlo


La Imagen es tomada de: https://www.allposters.co.uk/-sp/Cat-in-the-Stairs-Posters_i2548291_.htm


Aquí sentado comiendo carne frita y arroz, escuchando Rey Ruíz y viendo por la ventana la pólvora quemarse mientras las velas se besan en su danza de descomposición unas a otras, mi deseo por fumarme un cigarrillo se cierra en mis labios y no cruza esa frontera del pensamiento a la omisión, pues tengo prohibido fumar en la sala.

Caída la noche los gatos juegan en el jardín con los faroles que mi madre he ubicado para la ocasión, vecinos y descuidados caminan con cara de asombro o reprobación mientras observan el alumbrado que decora cada casa, cada diseño brilla por su elegancia o falta de estética, para bien o para mal solo un listón de velas se deja vacilar con el silencio de los pasajeros vecinos. Aquí sentado solo y aburrido, comiendo carne y pensando en una cerveza busco mi aguapanela de confianza y me acerco al televisor, es domingo, no hay nada novedoso que ver.

Me siento en mi PC y abro mi página de inicio, doy vueltas por Google, miro algunas cosas en youtube, me río un rato con este video y termino regresando al Messenger; Nadie habla nadie escribe, todo pasa y nadie insinúa salidas o falsos positivos, todo es callado en un ambiente virtual propio de la soledad.

Mañana es día feriado, mañana no se trabaja, se duerme hasta las doce.
Encuentro en el servicio de mensajería de Microsoft a una de mis amigas del sur, conversamos un rato intercambiando comportamientos y costumbres de cada una de nuestras culturas, concluíamos en la adicción por el licor de los días feriados, del desocupe que las noches como estas generan en seres como nosotros, ella en Buenos Aires yo en Santiago de Cali, ella sola y sin licor, yo solo y sin licor, ella es media noche, yo soy ocho de la noche.

El ambiente folclórico de Vicente Fernández irrumpe en la zona, se escuchan canciones y melodiosas voces entonar vivencias latinoamericanas, las estrellas no están y la pólvora arranca vuelo a buscarlas, digo en mis adentros mientras veo a mi padre tomar su whisky y a mi madre jugar con sus faroles la necesidad de salir a correr y beberme la vida en una noche, simplemente regreso a mis inicios y buscando a Julieta encuentro a mis vecinitos jugando con chispitas mariposas, este incidente como otros muchos me dieron entonces esa voluntad de detener mis actividades y concentrarme en mis necesidades.

Oficialmente doy la bienvenida a diciembre y sus costumbres latinoamericanas, una cotidianidad que nos abunda en el abuso de confianza y en la confianza de los vicios. Muero por natilla y empanadas, no se imaginan el antojo tan felino que me acorrala, esperemos podamos disfrutarlo con el pasar de los días y las ocasiones.

Llego diciembre y Don gato se queda su casa, bienvenido sea pues este mes y todas sus costumbres latinoamericanas, una cotidianidad que nos inunda de expresiones y expresionismos, de bebidas y motivos, de calles y pensamientos.


Diciembre al fin y al cabo… Feliz día de las velitas.


AV

30 de noviembre de 2008

Una Canción Para Noviembre



“Me encuentro contigo a solas, sentado en el espejo de esos días que se fueron con el hambre, donde las sombras juegan ajedrez y los zancudos duermen en tu piel….”

Siendo expectantes con el silencio de los meses que han dejado huella, encuentro en esta ocasión un cenicero de recuerdos que no me permite entender los sentimientos que para otros es cosa normal, miro con el ritmo de Andrés Calamaro lo que fueron las semanas y los días de este noviembre ingrato y a su vez, amable. Me recojo por pedazos en los días hasta llegar a concluir la desaparición de algunos y de otros en mi colectiva memoria, me refiero pues a esos personajes que han decidido partir para no volver, de esos que en el misterio de la razón humana han caído en la mundana necesidad de partir.

Canciones y mensajes, moral y economía, orgullo y miedo, pasión y ciencia, estrellas y cielos abiertos, luces de corazones dormidos que no despiertan aun cuando uno los llama por teléfono, o de esas desmemoriadas ocasiones de unión que terminaron en decepción y reconciliación. Me refiero pues a caminar con la memoria encontrando en las huellas novembrinas esas oportunidades que para otros eran ocurrencias o locuras, huellas que bajo las lluvias del invierno colombiano fueron borradas en la ventana del esfuerzo, aun así el voto de confianza se atrapa es con actos y no con silencios.

Tomarse unas cervezas hasta agotar el deseo de llamar, tomarse un descanso hasta dormir en el temor, beberse la ansiedad con cigarrillos y aguapanela, despedirse sin decir adiós y mentarle el apellido al que nunca llegó. De momento nos resta esa vespertina necesidad de adelantarnos a los hechos y querer progresar en el camino que todos dicen debe ser el correcto, lo que no entienden esos que dicen llamar caminos es que mi camino ha sido trazado desde hace mucho, inclusive empezándolo a recorrer que aquellos que apenas dicen llegar a la madurez de la academia.

Noviembre se quiere quedar pero no puede, porque octubre no le dijo nada y a diciembre no lo quiere incomodar, los retos y las felicitaciones se comienzan a mezclar en necesidades básicas insatisfechas, en deudas y en monótonas sensaciones de vivir. Queriendo despertarse en esa parte de la historia donde los héroes no son héroes o donde las brujas buscan príncipes azules es que las canciones quedan para causar posteridad, ese consuelo donde buscamos quedarnos antes que los demás, donde solos o mal acompañados seguimos siendo nosotros mismos.

Ardiendo en esas lluvias que taponan calles y derrumban hogares, en esas pirámides que movilizaron a miles de colombianos, en esas cartas que denunciaron a los no mencionados, en esos días que los exámenes midieron la fuerza y la voluntad de la memoria, donde aquellos amigos que se fueron han regresado y los que dicen estar allí han desaparecido.

Canciones que no se escriben para cantar, poemas que no escriben para dedicar, cuentos que se escriben solo y que al igual que el sexo se convierten en experiencias llenas de egoísmo e insensatez.

Invisible como el dolor y fuerte como el recuerdo del hogar, olvidamos ese manto que nos cubre en la razón y en el silencio, nos dejamos madurar por palabras de otros. Somos poco frontales a la hora de desahogar nuestras inconformidades y es tal vez por eso que los cobardes abundan.

Bienvenido a este silencio para contar.


AV

20 de noviembre de 2008

MISIÓN CUNDINAMARCA PARTE X


Foto Tomada en las Calles de Girardot (agosto 2008)
Observaba en la distancia las hojas secas caer, sin preocuparse por la ingratitud del tiempo continuaba su paso lento sobre el antejardín mientras recordaba los días e inclusive años que había vivido en constante soledad, acostumbrado al buen vino y su paquete de cigarrillos se reflejaba con su sombra en el agua que aun quedaba por el suelo. Con la escoba en su mano derecha y su mano izquierda sobre la cintura sentía como la brisa fría de la muerte enamorada paseaba por su cuello, como el beso de un niño a su primer amor, tan sutil, tan suave, tan ajeno que se llegaba a percibir el mismísimo aroma del cemento recién humedecido, esas caras que se asoman en la conciencia, que se encierran en recuerdos y lápidas pasajeras cual fotografía del viejo mundo.

Como si las cosas cambiaran con el pasar del viento, ajenas ventanas del otro lado de la calle aun conservan gotas de lluvia en su marco, los muros grises duermen con el bochorno de la tarde, cada hoja cae a ritmo de lágrimas, su cuerpo se estanca en el pavimento a esperar que el reloj marque las tres de la tarde, guardar la escoba y recoger las hojas y ramas caídas, cerrar el portón azul y comenzar a preparar el café de la tarde.
Girardot continúa con su tiempo muerto, las cosas no avanzan ni se proponen avanzar, las familias tradicionales de la calle 20 siguen escondidas en la siesta de la tarde y se levantan con el café de las cinco, aún cuando faltan casi dos horas para ello algunos niños merodean entre casas y esquinas, juegan con el balón y sonríen con la poca luz de un cielo nublado, el calor no merma solo descansa sobre hombros de trabajadores y ancianos que juegan a vivir sentados en sus sillas mecedoras.

Las imágenes continúan apareciendo de manera desapercibida en la memoria y evitan contener lágrimas en el rostro de algunos pocos, los platos sin ser lavados todavía adornan la cocina, sobre la estufa un sartén con manteca deja en evidencia una carne que quedó frita tres horas antes. La nostalgia ha regresado a la memoria de los descuidados, aquellos que nunca se ensimismaron con la partida de los abuelos, ni los que se asustaron con la pólvora en meses feriados.
Recordar esas tardes de silencio entre el almuerzo consumido y el café de las cinco dieron creatividad a los propietarios de almacenes y cafeterías, quizás para una cerveza o algún helado, el servicio de videojuegos por hora comenzaba a llenarse en la esquina en la casa de la familia Luna, uno a uno llegaban los niños con monedas y tiempo libre, las vacaciones daban sus primeros inicios en un calendario escolar propio del interior del país, los viajantes que llegaban a ese pueblo cundinamarqués se centraban en el descanso o en la búsqueda de un bus para ir a nadar a los centros recreacionales de Melgar, los pocos que pernoctaban en Girardot cumplían con dormir y recordar, porque antes de empezar a gestionar un presente o evaluar la llegada de algún futuro, Girardot era ante todo un mundo para llegar a dormir y recordar.

Hoy años más tarde y desde otra orilla, en las cercanías de la cordillera Occidental a la misma hora y con una taza de café en la mano el ejercicio de recordar retornaba a las tardes que dan inicio a unas nuevas vacaciones, la ausencia de familiares y de ese clan Vargas que se homenajeaba en la década de los ochenta ahora brillaba por su ausencia, el regreso a la tierra paterna quizás se referenciaba no en un equipaje o un boleto de bus sino, en esos nombres que ahora no existen en la vida de los vivos, en el valle del cauca.

Girardot ahora a pesar de estar en el letargo del tiempo, sigue siendo un pueblo para recordar, pueblo en el que muchos inclusive siguen durmiendo.
AV.

13 de noviembre de 2008

Vacilaciones

Mi Julieta

Una canción linda para inspirarse, la soledad golpeada por la brisa del ventilador, el calor trasciende el concreto y se ensimisma en la agradable escritura y lectura, en ese estado de letargo constante. Llegando al consumo de mil velas y al vaivén de lo romántico observo como la tinta se inspira, se intimida, se pierde, se embellece, se enamora, se ruboriza, se pierde con el calor y se aguanta en el amable ritmo del silencio.

Salgo de mi habitación y observo a Julieta recostarse junto a los peldaños que bajan de las gradas, sintiendo curiosidad por su calma miro mi sombra reflejada en la puerta blanca y recuerdo que estar solo es quizás lo que no permite que se concentre el temor y la angustia. Entro al baño y después de orinar fijo mi mirada en algunos productos y situaciones fuera de rutina que reposan en la pared junto al lavamanos. Un cepillo de madera que en la mañana mi padre estuvo utilizando para peinar su blanca cabellera es mara Cat Chow, gran sorpresa, no sé si fue el asombro o la risa curiosa lo que me inspiró a seguir husmeando en ciertos productos y artilugios que poco cuidado les presto, productos que para otros son corrientes, para mí son absurdos o inútiles, están de adorno o por descuido pero que no deben de permanecer en ese lugar de aseo y protección.

Continúo con la observación y encuentro otra joya que me deja mucho que pensar. Un tarro de Menticol (con oso polar a bordo) tiene su líquido interior de un color amarillo marrón, recordando un poco mi niñez caigo en la cuenta de que el Alcohol de dicha marca es de color verde, azul aguamarina y amarillo, sin embargo el aspecto del envase y la tapa blanca añeja me deja con el temor de tener un veneno letal en mi baño, reviso con cautela las marquillas, el precio aun conservado en el envase dice que el producto tiene un costo de $4.400 (cuatro mil cuatrocientos pesos colombianos) y su fecha de vencimiento dice que es el 12 de diciembre de 2002.

Continúo la inspección ya de carácter alarmante en los productos de aseo personal jurando no encontrar otra sorpresa por el estilo y lo primero que observo es que el shampoo de mi padre es de cierta marca femenina (el envase) pero el contenido es distinto a lo que la etiqueta asegura. Retiro la mayoría de los productos del baño y los tiro al cesto de basura. Bajo a la cocina esperando comer algo que calme mi ansiedad, encuentro ensalada de frutas y Arroz con Pollo.

Subo con la resignación bajo el hombro y al entrar a la habitación un batallón de hormigas reposa en mi jarra de aguapanela, el calor se eleva y la música no deja de sonar. Cayendo en la cuenta de la variedad musical del reproductor mp3 noto ciertas canciones fuera de época en la lista de reproducción, canciones como El Tiburón (Proyecto Uno), Fiesta Caliente (Ilegales) La Ventanita (Sergio Vargas) y otras del mismo corte sonrío con complicidad en el asunto y me siento a leer noticias de actualidad. Todo este tiempo dedicado a exageraciones y silencios, observar y callar, lamentar y reflexionar.

Quizás en la misma ausencia es que está esa compañía que demandamos.

AV.

10 de noviembre de 2008

Exageraciones



Exageraciones, vacilaciones, historias e historietas. Nudos en la garganta, saliva que incomoda y pensamientos que nos empuja a lo cotidiano, situaciones que nos decepcionan o nos enaltecen, que nos llevan en el ritmo indeterminado de las decisiones, impulsos al fin y al cabo. Conservamos nuestros vestidos y nuestras fotografías, estampamos en la memoria tatuajes que sirven de evidencia para un recuerdo desapercibido, para vacilaciones amargas con nombres propios, nos enfrentamos en el silencio y como gotas de agua aguantamos el desespero del tiempo perdido, caemos en lo profundo de nuestras palabras y las mezclamos con canciones.

Han pasado ya pocos días desde el último esfuerzo, sin mirar atrás este año para mí ha terminado, sin embargo se siente esa adrenalina que se queda en las esquinas, se siente el desespero de días pasados, se mezcla la mensualidad del esfuerzo con el insomnio del pensamiento, se juega ahora en la inactividad del arte, la insatisfacción quizás de lo mentado, ese tabernáculo de emociones que dejamos más lejos de la Atalaya, de la inconsciencia y la merienda, silbidos de pasión que se dilatan en la oscuridad, como la melodía de una canción de tiempos lejanos que ha regresado a la moda de la radio, recetas y jarabes, juegos y esfuerzos, videos y fotografías, ojos que miran en la discordia.

Noche tras noche llegó noviembre y se fue, se quedó con el cansancio de octubre, la inseguridad de septiembre, el esfuerzo de agosto, la calma de julio y el descuido de junio. Mes a mes nos dividimos en funciones y maromas que terminan en actos de fe, de esas creencias que superan la capacidad de amar o aguantar, de caminar a ritmos incondicionales y ajenos, agüeros para trabajar y espejismos para descansar, ensimismados en las rondas del trabajo le damos a la mística un poco de ciencia y a la ciencia un poco de fe.

El arte, ese juego de clases que no tiene término medio, la cultura: ese juego de conceptos que no tiene matices, la fe: esa palabra de antónimos desconocidos o poco pronunciados. Todos envueltos en esfuerzos y exageraciones que terminaron en vacilaciones, en rencores y en perdones, en juegos culturales que dan miradas profundas a las ideas del grupo, del colectivo que se sienta a pensar.

Con argumentos y pasatiempos mezclamos las emociones, las evidenciamos y le damos prensa a los deseos, materializamos los sueños en documentos oficiales, oficializamos los esfuerzos en razones sociales, le damos a la cultura esas exageraciones que el arte le da a los artistas, esas concepciones de lo social que lo territorial marca en el papel.

Finalmente no son más que noticias de lo cotidiano.

AV.

4 de noviembre de 2008

Silencio Artesanal

La Foto es Mía

Era como sentarse a escribir un cuento de ficción, con el melodrama de la cotidianidad y los clichés del olvido, con el amargo sabor de un día sin habla, el frío desayuno o en el caso más íntimo, el frío de las sábanas. Pensar cada momento vivido se dibujaba como un ejercicio de interlocución con el pasado y el presente, esas escrituras de la merced que no respetamos ni conciliamos en la privacidad, demonios o fantasmas, realidades o negaciones, armarios con puertas abiertas y brisas frívolas, nombres que se quedaron en el calor de Cundinamarca.

Me senté a escribir “El Soñar de los Caminantes” como asesino que ruega por su vida, me esquivé muchas responsabilidades para darle paso a esas cotidianidades que en el frío de Bogotá se volvieron mundanas y llenas de pestañas, enredándonos en los misterios de lo superficial es que precisamente damos entendimiento a nuestra soledad y la amargamos con el cuestionamiento de la existencia humana, esa filosofía que nos da ratos de buena música y buenos motivos.

Queremos y deseamos, podemos y nos enredamos, nos comprometemos y nos desubicamos, nos despedimos y regresamos, nos disfrazamos y nos identificamos. Misión Cundinamarca siempre ha quedado en el tintero de lo pasado y lo escrito, ahora bien es que se supone su regreso como un alcancía que nunca dejamos llenar, la leímos hasta lo posible con esas señas que lo incógnito nos plasma en el desorden de las ideas familiares, llegamos a algún punto de sentirnos identificados con la ansiedad de otros que es quizás por ello que aun permanecemos allí, como espectadores y depredadores, como seres de luz que producen sombras al paso.

La ansiedad me ha regalado un dolor de cabeza para compartir con mis amigos, me ha dotado de cierta ignorancia propia de los miserables, lleno de notables fatigas me reúno en mi silencio con otras fatigas, colecciono inquietudes y rememoro en la distancia esos muertos que dibujamos en murales, de esas olas que callejeras llegaron al mar sin decir algo importante, esas coincidencias de lo plano, de lo natural, de lo bello que es estar estresado, cansado, agotado, nervioso y lastimado.

Me reflejo en pasos mudos y recuerdo que todo es perfecto, que el licor no falla y que el estar vivo es sinónimo de seguir creyendo, miro el cielo, camino despacio, miro el suelo, camino despacio, miro al frente y me detengo en el vacío. Tres golpes en la espalda y ya es un nuevo amanecer, la flema en mi pecho escupe con rabia esos dolores de cabeza y se murmura un nuevo aire a violencia en la habitación, soy de esos que no escribe y pienso en hacer murales, contradicciones de lo plano, de lo estático, de lo bello del nadaísmo y lo absurdo de la filosofía.

Devolver atenciones acaso, o morir en visitas para despertar en terrenos planos y solitarios, al fin y al cabo todo es un ciclo.

Nervios de acero y piel de papel, mirada de poeta y ceniceros a doquier, con el dolor del tango y la ingratitud del vallenato me pierdo en letras buscando etiquetas.

Duele aún después de haber dormido.

AV

20 de octubre de 2008

Hoy es un día Azul

Hoy es un lunes azul, un día para tomar decisiones difíciles, viscerales, terribles, radicales y espantosas, pero decisiones que son por el bien de muchos que desconocen la actividad de pocos.


Hoy es un día lleno de azul pero no de ese azul que inspira a los poetas, ni del azul que ahoga a los cielos, es un día en el que sentarse a discutir con el vacío es necesario, un día que quizás ya se ha vivido en tiempos de atrás.

Pensar es cuestión de acomodar las neuronas y vacilar en varios intentos de supervivencia, intentar ahogar las palabras y hablar con mesura, paciencia para digerir las noticias del cotidiano horario, momentos que se guardan en un bolsillo roto, monedas que caen y pagan el barato suspiro de la soledad, emociones encontradas y dudosas, emociones que nos hacen humanos y mundanos pero que no nos degeneran.


Nos reverenciamos en un abrir y cerrar de ojos, dejamos en el ego ese orgullo escondido que nos inspira a escribir, a pintar de azul el dolor y dejar en el verde el olvido de otros, números que no dejan en calma los pensamientos, deberes pendientes que no se sellan ni motivos que se guarden en el sombrero.


Sin aire y sin ganas de festejar, se fue el tiempo con la experiencia a su lado, alrededor de la soledad sentimos el festivo hedor de otros, de la mirada clandestina de los minusválidos, de esas vísceras exageradas de la memoria que dan pulso a la razón, hoy quizás por ser azul es que atropellamos en el escrito de forma ridícula, ofendemos al lector con secretos que no están publicados, pero publicamos en el lector el azul incierto de nuestra incertidumbre.


Hoy es un día de tomar decisiones, hoy es un azul que no vale la pena observar, hoy por hoy quedamos a la diestra de la soledad, sin padres y sin razones.

AV.

17 de octubre de 2008

MISIÓN CUNDINAMARCA PARTE IX



Hoy después de 3 meses siento de nuevo ese pulso, siento ese empujón que me subasta las ideas y me las enloquece con recuerdos, siento la brisa seca de hace diez años, siento ese fuerte calor que en las noches se calmaba con cerveza Águila, sí, siento correr las aguas con mayor cercanía, me observo en ese cielo despejado y claro, me camino y en círculos de memorias y en palabras de otros, siento nuevamente mi propia Misión Cundinamarca.

Terminal de Transporte de Girardot. Diego Luis camina de lado a lado junto a Marco, uno de mis amigos de infancia girardoteña, nos cerramos el paso con carcajadas y nos bebemos más de lo mismo, Ricardo callado sigue detrás con el niño Kevin, todos en juego de palabras continuamos y nos encerramos al aire libre. Difícilmente puedo recordar algunos hechos, mi memoria merodea con espasmos de locura, quizás porque mi misión al fallecer mis abuelos ya no es sobre las vivencias en la calle 20 de Girardot, no, ahora es quizás un péndulo de recuerdos y nostalgias.

Después de morir mi abuela Olga y los Vargas tomar rumbos distintos, la casa grande que ya no era tan grande se cercaba tras sus rejas azules y relataba mentiras mezcladas entre Olaya y Ávila, merodeábamos sin cesar entre escalones de madera, ventanas de madera y secuelas de licor siguen en la familia, pero mis historias de calles infantiles o de adolecente no son en sí un nudo que narrar, es quizás por ello que Girardot se selló en mi memoria, porque después de 1999 todo era otro andar.

Salimos para Ibagué en el Bus de las ocho de la noche, mi tío Diego se despidió de los muchachos mientras yo simplemente observaba esa vieja terminal y me subía al bus, no sabía que era la última vez que los vería, sólo pensaba en irme con mi tío a Ibagué y comenzar quizás aventuras o relatos pasajeros, pero jamás pensé que sería mi último Bus de retorno al Valle del Cauca, ya no regresaría más a Girardot, no lo tenía claro aún.

Colombia continúa en procesos de conflicto, la zona de distención ha dejado de existir y las Fuerzas Revolucionarias siguen plagiando civiles en las carreteras colombianas, Jaime Garzón moriría al mes siguiente de mi viaje a Ibagué y la Casa Grande dejaría del todo de ser grande, mi tío Fernando tomó rumbo a Estados Unidos siguiendo un sueño americano que Cundinamarca no le pudo ofrecer, Juan Carlos Vargas ya tiene dos hijas, una adoptada y otra en brazos, su nombre: Tania Vargas.

Borro de mi memoria los últimos rezagos de una infancia sobre el río Magdalena, ahora, pisando tierras tolimenses comienzo otro tipo de aventuras, expresamente comenzaba a escribir mis primeros relatos serios, ya no me basaba en ficciones sino en desilusiones. La casa de los Ávila en Ibagué recibió a un Diego desempleado y un Armando escapado, vivimos cerca de mes y medio en esa casa, el éxito de la época estaba ahora en manos de Noelia, mi desespero se encuentra cercado por una ciudad que no identificaba; comencé a trabajar en Bavaria como supervisor de entregas, la mayor parte del tiempo lo pasaba en las bodegas del centro de la ciudad observando la entrega de los camiones a la central, ganaba quince mil pesos a la semana, poco y mucho, poco para mi tiempo, mucho para mis desocupaciones.
Semanas después comencé a trabajar directamente en los camiones y con un fuerte lazo de amistad con Gerardo, un conductor de Bavaria, realizamos las entregas en las tiendas y bares de la ciudad, viajamos a El Espinal, Melgar y Tocaima, la mayor parte del tiempo lo pasábamos hablando de mujeres, ese descubrimiento sexual que se sellaba en el viaje anterior.

Regresé a Cali a continuar mis estudios, viajé a Bogotá a iniciar mis estudios superiores, regresé a Cali a continuar mis estudios, pero Girardot ya no era tema de conversación en la Familia Vargas, la casa y la descendencia recaía en Rocío y Juan Carlos.

Nuevamente la Casa Amarilla quedó sola, sin abuelos, sin viajeros, sin huéspedes, ahora era una casa llena de concreto y recuerdos, recuerdos que se esparcieron de mi memoria.
Los viajes habían terminado.

AV.

16 de octubre de 2008

Mi Historia Interminable



Imagen tomada de: http://cricketdiane.files.wordpress.com/2008/02/2-11-08-aceo-sea-cat-cdcp08-acrylic-mat-2b.jpg


<"La Fantasía no es una forma de evadirse de la realidad, sino un modo más agradable de acercarse a ella"> Michael Ende.




Esta es mi historia interminable, mi relato.



Los libros llegan a nuestras manos de manera extraña, se quedan y se impregnan con mensajes que de algún modo son incomprensibles, historias que se relatan basadas en personajes inexistentes, relatos que narran acontecimientos históricos, historias que permanecen en memorias y tiempos remotos. Estos libros son como los amigos, no todos son iguales, y a cada uno le aprendemos algo, o inclusive le robamos ese tris de esencia humana.


Para esta temporada las cosas andan complejas, encerrándome en distancias y silencios, esos silencios que gritan desesperadamente, inclusive distancias que cierran puertas y ventanas, que nos nublan en inesperadas acciones, reacciones alérgicas a cambios o a momentos que para el presente son arbitrarios, pero cuando los empezamos a observar como un recuerdo es que le damos el valor que le atañen. Vemos retirar los amigos en la distancia, pero los atrapamos en recuerdos, la capacidad de tomar decisiones nos confronta con la incapacidad de asumir condiciones, nos envolvemos en sueños prestados.

Las historias deben ser contadas y construidas, deben terminar para dar un nuevo inicio, debemos aprender a darle nombre a las cosas para darles valor, sin importar que en un pasado su nombre fuese distinto. Aprender a olvidar y volver a recordar, aprender a permanecer en esa esencia que nos dictamina la esperanza, la Fantasía de soñar con personajes extraños, personajes que dan titulares a nuestra cotidianidad.


Aquí os entrego algunos fragmentos de esa Historia Interminable que he empezado y concluido de leer, sin embargo mi historia apenas comienza, pero ésa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión, por ende...

Página 37: Bastian recuerda su relación distante con su padre, llora en memoria a su madre e intenta retroceder el tiempo para evitar la debacle, sólo se rinde ante sí mismo, y me demuestra lo prescindible de las relaciones humanas sobre la base de las relaciones familiares. Paredes invisibles que no distinguimos.


Página 44: Las decisiones de Atreyu. Comprender las decisiones de la Emperatriz Infantil y conectarlas con la pureza de un niño. Volver a lo básico quizás…


Página 62: La Vetusta Morla habla con Atreyu, el tiempo y el espacio cambian, las necesidades y las esperanzas también, pero la cura está en saber darle un nuevo nombre a las cosas, no tratar de modificarlas, solo saberlas nombrar de nuevo. Sin nombre no se puede vivir… interesante!!


Página 124: “Sin embargo, una cosa rara es que el horror pierde su espanto cuando se repite mucho…” No sobra decirlo, no sobra leerlo, no sobra pensarlo, así nos volvemos y nos envolvemos, así nos reflejamos y nos pensamos, es eso de lo que definimos soñar lo que nos hace eternos y distantes en el tiempo y el espacio, el horror de decirlo no se compara con nuestro horror de repetirlo.


Página 129: “quizás los que decían que no había fantasmas sólo tenían miedo de reconocerlo” Incesante y angosto, corto y mundano, largo como las mentiras, solitario como los secretos, los fantasmas y las letras sólo existen si las historias los convocan, antes, son solo patrañas de la soledad, letras muertas al fin y al cabo.


Página 226: “- Los caminos de Fantasía – dijo Graógraman – Sólo puedes encontrarlos con tus deseos. Y sólo puedes ir de un deseo a otro. Lo que no deseas te resulta inalcanzable. Eso es lo que significa aquí las palabras <> y <>.” La voluntad del caminante se siembra inclusive sin existir camino, esas dudas que nos llevan a lugares inciertos, o esos miedos que nos encierran en plazoletas y callejones, nuestras palabras siempre serán más poderosas que nuestras razones, aun cuando no sepamos su significado, eso es lo que realmente nos vuelve humanos, lo que nos dicta de carne y hueso. Inclusive se puede caminar y desear en silencio.


Página 275: Atreyu conversa con Bastian Baltazar Bux. Recuerdan viejas historias, narran sus ciclos y reciclan sus olvidos, allí, en medio del amor por lo narrado Atreyu descubre el olvido de Bastian, Bastian por su parte sólo enuncia la preocupación de Atreyu. La culpa se la asumen al ÁURYN, pero Bastian se la regala a la cotidianidad. Es ahí cuando nos enseña que a veces los deseos nos enseña el camino, pero nos oculta la meta, inclusive nos vuelve esclavos del camino y presos de una meta inerte.


Es difícil e imperdonable sacrificar recuerdos a cambio de presentes.


Página 319: La voluntad de Bastian cede poco a poco, se entrecruza con el miedo y se mezcla con la ambición. Xayide lo manipula con su sufrimiento y estratagema, juega con su joven poder, le ofrece orgullo a cambio de voluntad. Siempre seremos piadosos para los demás, pero para con nosotros siempre somos domadores de leones sin dientes, somos y seguiremos siendo víctimas de nuestros vacíos, esos vacíos que llenamos con voluntades pasajeras.


Página 348: La Torre de Marfil arde en llamas, muchos habitantes de Fantasía han caído bajo el ejército de Atreyu. Bastian observa al lado Xayide, sin inmutarse contempla su nuevo reino, no quiere pensar en las heridas o la sangre que ha manchado al laberinto del jardín. Atreyu lucha para vencer a Bastian y salvarlo de sí mismo. ¿Cuántos amigos reúnen ejércitos para salvarnos de nosotros mismos? Nuevamente las historias deben ser contadas en otra ocasión.


Página 369: “Bastian ya no quería ser el más grande, más fuerte o más inteligente (…) Había recibido tantas cosas en Fantasía que ahora, entre todos aquellos dones y poderes, no se sabía encontrar a sí mismo” En ocasiones nos encerramos en nuestros rumbos, los deshojamos, los mordemos, recibimos cuanto deseamos pero ahora repetíamos la historia interminable, pero no la anterior, sino una nueva, la Nada ahora no se apoderaba de Fantasía sino de Bastian, cuantos días no hemos sido víctimas de nuestros dones y poderes, dejando atrás nuestra real y única esencia, cuanto estamos dispuestos a seguir haciéndolo.


Página 417: Todo ha terminado, Fantasía vive y Bastian vive, su padre es otro, su mirada ha brillado, el señor Koreander entiende su propia historia y comparte con Bastian la importancia de una nueva historia interminable más allá de los libros, hay muchos caminos para llegar a Fantasía.




Lección aprendida.



AV.

5 de octubre de 2008

Distancias de Octubre

En un puerto de viejos recuerdos, lleno de distancias y nubes rojas, brisa fresca que huele a amapola, amores que se quedan en espejos sucios y sin uso. Frases musicales bajadas de un servidor virtual, vida de pobres corazones en canciones de artistas argentinos, rosas de colores en cabellos olvidados, recorridos con cintas y letras en el césped, mentiras de duendes y milagros que despiertan enamoradas, llenas de vida, de distancia y mujeres que recuerdan lo importante de hablar en voz baja, de pensar en floreros sin agua y resistencias a la norma, dolores que se quedan en fuego lento, casas que quedan de puertas para la calle, futuro que se mueve de un lado a otro, todo en la distancia del fenómeno del niño, del que dicen que ha crecido sin quererlo tanto.

Sin danzar y pedaleando a gritos sobre el mar, navegando en costas desconocidas, el cielo dispuesto a dar sol a cambio de oraciones, a cambio de cuentos propios de la intelectualidad, números que se quedan en el pizarrón, en la diadema de la señorita, en la falda de la maestra, en el asiento del abuelo, en la camilla del hospital, en la pared de la infancia y en los sueños de la cama; como el crucifijo que se perdió en el parque, que se quedó sobre un banco y sobre un señuelo, fingir que todo cambia y nada mejora, fingir que estamos en agosto o que el año pasado fue mejor, fingir y resistir.
Acabar de comenzar lo que la utopía ha dado fin, desmentir las lágrimas de un triste recuerdo, patético el andar en ciclos y maravillas, en libros que despiertan en sentidos somnolientos, en distancias que se repiten y se niegan en frases de una conversación virtual y burletera, como el burdel que se burla de los recién llegados.

Mientras se aprietan los dientes y se lee la prensa, mientras el amarillismo colombiano nos da noticias de niños y niñas en crisis, mientras el ausentismo nos invita a firmar referendos y protestas, mientras los grupos de facebook nos dan ideas de qué hacer o leer, mientras las letras de la música nos argumenta el dolor, mientras las noticias nos informan de los cambios en el Cali Exposhow o alguna feria citadina, mientras seguimos siendo leyenda para nuestros sucesores, o quizás, mientras sigamos replanteando juegos y espectáculos es que nos dan la lección en distancias urbanas.
Nos preguntamos si todo está bien, si cada cosa se encuentra en su lugar o si las mujeres son las mismas todas las semanas del mes, o si la droga es la culpa de la drogadicción, si el alcohol es el culpable del año nuevo, si la religión nos permite o nos impide, si todo es sinónimo de abundancia, si egoísmo es antónimo de soledad. Queremos tener culpas para seguir sin mirar atrás, somos hijos de la telenovela, de esa década ajena que nos aventó en la lectura de periódicos y publicidad gratuita, sin más anda nos vamos por andamios de edificaciones en construcción, en escuelas en modernización y partidos sin dirigentes.

Nos proponemos un silencio como mecanismo de defensa, nos medimos con regaños y regalías, con derechos prósperos y divinos, buenos amores, buenos licores, buenas lociones, buenas lecciones, nuevas habitaciones, no queremos olvidar ni callar, no queremos perdonar pero sí que nos perdonen, pedimos ser olvidados en listas particulares, en canciones dedicadas y recitales patéticos.
Nos aferramos a esos meses que nos miden en imposibles nostalgias, nos hacemos los de la vista gorda en tiempos de dieta, nos mortificamos por cosas que no son propias de la madurez, no visitamos a esos ingratos que nunca nos llaman, no le escribimos a esas musas que nos inspiran en tiempos de crisis, sólo nos dedicamos a festejar dolores y curas para las heridas, jugamos a la poligamia en rondas infantiles, en esas soledades compartidas sin amor, en esas letras blancas, en el obituario de toda canción.

Octubre me dijo que era hora de leer y caminar, pero aun quiero seguir escribiendo.

AV

3 de octubre de 2008

Perpetuo Cotidiano



Sentado escuchando lo nuevo de Ricardo Arjona, con un dolor de muela que me recuerda mi existir, con la respiración entrecortada y abstemio de fumar, miro ese sentimiento perfecto de dolor y melancolía. Las cosas con el paso de los días comienzan a tornarse difíciles, pero se resumen en retos interesantes que van forjando ese carácter vacío que duele en el tiempo, que se esconde en cuentagotas de miedos, en esperanzas de largo plazo, en sonidos húmedos y autoritarios.


Septiembre se fue, no dejó nada, solo empujones y zapatos sucios, noticias normales y curriculares, llenas de urbano consumo, lleno de fingidos y tiempos dolorosos, se fue para recibirme octubre con dolores físicos y emocionales, se vienen a mi parecer las cuatro semanas más exigentes del año, no las más importantes, pero si las más duras e inmaduras.


Miro mi trayecto en letras escritas en silencios sucesores, en creencias y disturbios sin sonido. Libertad de pensamiento que castiga sin justa causa la libertad de movimiento de mis obligaciones y relaciones, ahora el querer no es sinónimo de poder, ni tener es alquimia de adquirir, ahora venimos a pensar en un blog que se queda en el ciberespacio narrando plataformas de lo increíble que acontece en el mundo real, problemas de cambio en tiempos de letargo; pensarnos ahora este trayecto y recorrerlo sin queja alguna, motivarnos a distinguir entre una cosa y dos más, bebernos hasta la última copa de argumentos y saciarnos del amarillismo de la prensa, de una casualidad que se amontona en olvidos, lo que se calla se hereda.


Sentado con las notas del dolor mito los mitos y los documentos, identifico vacíos, miro escondites y escudriño en sus agujeros, querer y perder se cruza en los problemas de los otros, este tiempo ha sido constante, continuo, ingrato, auditivo, sonoro, mudo, han sido tiempos de concreto y agua, de manecillas que giran a la derecha pensando en la izquierda del tiempo, miro y observo, recuerdo esas letras del ayer, esos sueños que nos dijeron era el revés del futuro, el tiempo en segundos y en imprevistos, soledad al fin y al cabo, no le pidamos al amor que solucione los problemas que traemos desde solteros.


Venganza de gatos, luna para locos, hogar de historias y pensamientos sacados de la memoria, esa honra que nos metemos en el apellido y vagamos para dar adiós al mes de los silencios y la expectativa del que llega, jugar a ser grandes, como el tren que se quedó en el magdalena medio, el vapor que se fugó a los cielos sobre el majestuoso río Magdalena, como El Tiempo que ya no existe sobre la Jiménez, como el reloj que se perdió en el Bus o la esquina que no me vio partir.




No hay peso sobre la espalda, sólo hay esperanzas sobre el lomo, la sal se cae y nos identifica en un mar de celos, nos robamos el jugo del amor, nos dejamos embriagar por esas palabras de conversaciones de gatos, nos escapamos cuando más nos necesitan, nos dejamos convencer por los argumentos del periodismo sensacionalista y no por los hechos del pasado.


Quiero y deseo, ¿y vos?



AV

23 de septiembre de 2008

Retrato Silencioso

Imagen Tomada de: http://www.carolsutton.net/pip/sutton_barker_beckman_cat.html

Hace mucho tiempo no me sentaba a escribir ya con la claridad de esa sinceridad visceral que nos une con lo literario, quizás porque estaba ocupado pensando en mi mismo, o tal vez porque mí mismo se ha dejado influenciar por otro mismo, o de una que otra manera ese mismo me tiene encerrado en otros mismos sacados de la periferia, de esos centros desplazados que nos dan fuerza y gratitud, que nos recuerdan eso que se vive y se rememora.


El recuerdo fue la base del principio, de esa necesidad de volver para quedarme; ahora el cambio y el silencio son las palabras para enamorarme de ese ser divino que soy, o de ese maligno olvido que he querido invocar, no puedo en cualquiera de los casos negar las consecuencias que la honestidad nos deja en la calle, nos simula en cielos abiertos y nos baja al sótano en dos letras y tres canciones.

Cerca del año anterior sirvió como ejercicio de catarsis a esa necesidad de gritar que en las letras dejé para los lectores casuales, para esos transeúntes intelectuales que se desviven en la miseria de la soledad, la disfrazan de intimidad y la compartimos en innecesarias ocupaciones, en rebeldes trabajos que nos dan fuerza y amistades, nos dan motivos para levantarnos en la madrugada e ignorar la salida del sol. Quizás sólo observamos el cielo cuando amanece lloviendo, no cuando el calor nos abriga en un azul despejado y tranquilo sentido de pertenencia.


Me he considerado cerrado para mis asuntos personales, pero esa cuenta de cobro regresa igual que lo hizo hace tres octubres atrás, no sé bien si son coincidencias o secuelas, si son aberraciones a sentimientos vagos y mundanos, si son imposibles en caminos posibles y se transforman en llanas excusas existencialistas.

Seguimos con preguntas abiertas, de eso se trata vivir, observamos la madurez ajena para entender la nuestra, nos mentimos en el espejo, nos vestimos para ocultar esos ´casi´ que nos brinda el azar, nos preocupamos por lo que nos va a pasar y no por lo que nos ocurre en el instante, como fotografías en marcos de vieja data, como gatos domésticos que olvidaron cazar, olvidaron escuchar el cascabel. Curiosos y honestos, sensibles al dolor del alma, a las heridas de la familia y los desesperos de la edad, a las alas que se caen cuando queremos dormir y nunca despertar, nos humedecemos en sal y nos bebemos la nostalgia hasta ahogarnos con ella en el cuello uterino, no hemos cortado ese lazo de vida que suponíamos haber trazado en la infancia.

Pasos de madera que chocan entre sí, que nos miran descalzos esperando a ser atendidos por nuestra falta de carácter, lo evadimos con el carácter externo pero lo insinuamos en cartas sin mandar, las sellamos con odio o amor, igual da cuando se trata de escribirlas y no leerlas, no compartirlas con el lector sabio y objetivo.
Dejemos en la morada los golpes de la calle, dejemos en la escuela los regaños del hogar, no transgredamos las leyes en un intento de suicidio o en algún deseo de cambio, las orugas no vuelan.


Pálidos ante la verdad creemos asunto olvidado los errores de la conciencia, mentimos con frecuencia jugando en esa línea de la piedad y la misericordia, misericordia para con nosotros, piedad para con los que nos tienen fe, vivimos en ritmos urbanos, no civilizados, simplemente urbanos y con concreto y cemento en el iris, las pestañas cansadas de sacudir polución objetan nuestro voyerismo intelectual y nos defienden de pecados visuales como la envidia y los celos; imaginemos un trayecto hecho para nosotros con espuma en los caminos y aroma a rosas en el borde del mismo, sabemos que es falso, los aromas son subjetivos, la comprensión del trayecto es relativa a la inutilidad de la intención de caminar, si lo hacemos en círculo lo mismo da envejecer que madurar, la evolución y revolución no se cuestiona, sólo el carácter.

Quizás escribir nos es simplemente la salida, a veces la salida está es adentro.

AV.

22 de septiembre de 2008

Silencio para Escribir

Y me sentaba a escribir, a decir lo que hace mucho no decía, a murmurarme en la pared de al lado de la cama, a sentarme frente a la ventana y fumarme oraciones que no fueron ofrendadas, a escaparme de mis silencios y sentarlos en la esquina. Me miraba en el pasado como el vagabundo que extraña la comida recién servida, como el cocinero que extraña el sazón del hogar materno, como el poeta que no muere sino que se reinventa en cuentos y reseñas, como las aves que dejan al mar en sus costas para embarcarse en veranos repetitivos.

Y me sentaba a escribir, no para pensar en ella, ni en ellos, ni en esas ocasiones de desprecio furtivo y de odio contra el sistema que los rebeldes llaman leviatán, no me siento a escribir por capricho ni por necesidad, solo por cobardía, por dejar servido el plato frío del orgullo y envolverlo con papel aluminio.

Me siento es para leerme en líneas blancas, no para pesarme en la balanza de la cordura y la conciencia, no para envejecer en la intelectualidad de la escuela, no para retar al olvido y escudriñar en ventanas cerradas, ni para violar mensajes y sugerencias. Me siento por capricho, para contradecirme y contrariarme, para dejarme en esa redundancia que nos suplica de más y más.

Sentarse a escribir, no encuentro otra opción. Conversar, hablar, charlar, mendigar, pensar, caminar, en este orden de ideas todo lo anterior se resume a nada, se cierra en un breve lapso de tiempo desperdiciado, la hora de escribir se asemeja a la hora de sueño, donde cerramos los ciclos y abrimos la correspondencia que nos llega en suspiros.

Estuve cerca a una temporada de reflexión, una temporada de gatos abierta a nuevas experiencias, a olvidarme de los problemas de siempre y tratar de enmendarme en una dosis doble de identidad, de asegurarme en otros espacios y quizás con otros actores, cerrando puertas a un lado, abriendo puertas al otro, escuchando propuestas musicales en un lado, oyendo ruidos por el otro, caminando de cerca a las amistades, viviendo con cambios significativos y bla bla bla.


Se bien que me espera afuera, allá, al otro lado, donde la experiencia no cuenta y los pensamientos tienden a ser redundantes, miro el Facebook un rato, leo el correo con afán, miro mi agenda y empiezo a pensar en esa cuenta regresiva que me depara noviembre, en fin, todo se cuela en ritmos y esperanzas, en constantes palabras de aliento que para este entonces son pocos los mortales que como yo podrán darme consejo o concejo alguno, ni para escucharlo, ni para reunirlo. Soy un gato raro, sí, raro.


Ahora me levanto a leer, y es ahí cuando comienzo realmente a caminar.

AV

16 de septiembre de 2008

Silencio de Conciencia

Y me ves, tu qué estás desde tan lejos asfixiándote en pensamientos y servidumbre emocional, tú que te fatigas en el hedor del olvido, que te encierras en las hojas del otoño que no conocemos, en las estaciones de la primavera que no conocemos, que te sumerges en el sudor de la cama, en el trancón de espermatozoides ansiosos por chocar entre sí.


Me duele pensar que existes bajo extremas condiciones de pobreza, que te rindes ante el primer asalto de la muerte, que no eres capaz de decir NO, que no eres capaz de caminar en silencio, que te remuerdes la conciencia bajo el candente sol de la mañana, bajo el hambre del ayuno, donde no vives ni sirves, donde eres esclava de la mirada, del beso seco de la humillación, de la letra escarlata que te distingue como Puta, de esa condición de humano que te hace sentir importante en el lamentable rincón de los pensamientos, donde resides, donde duermes, donde fornicas con neuronas sacadas de la absurda necesidad de vivir, de la imaginada vocación de terapeuta que todos llevamos en la palma de la muñeca.


Duele imaginarse tu duelo en un escenario a dos tintas, en un mundo de dos dimensiones lleno de caricaturas y letras estampadas en globos blancos, en historietas de vampiros y lesbianas, en rellenos de muertos y chacales, en miradas de veraniegos y vertederos, en sentimientos de patriotismo en velorios y primeras comuniones, en la toga del monje, en la alpargata del caminante y la sed del guerrillero, en la cobardía de la mujer y la fuerza de la madre. No te distingues entre los mortales como una ramera mas, no te rayas en las paredes como una señal de protesta o una imagen política de revolución y reivindicación, del progresismo de los noventa, de la invadida república libertad, del pajazo mental que se incuba en el vientre escolar, miles y miles de años para entender el significado de la cruz y millones de años para entender el significado de Cristo.


Proezas que deambulan por entre Blogs y sueños, por palabras y cifras, mensajes y emociones, canciones y silbidos, noches de fuego en tinieblas urbanas, miles de corazones que se estancan en el agua de las esquinas, junto al concreto y el cemento, junto al carbón y la niebla, junto al hambre y el enfermo, donde el mendigo esconde el periódico, donde el ladrón guarda la coartada, donde la libertad se disfraza de juez y se evade en canales de televisión, en esos esquivos rincones de la posmodernidad donde no comprendemos lo que hacemos ni hacemos lo comprensible, donde rayamos memorias y abusamos de olvidadizos, donde dormimos en hamacas y cancelamos fiestas en botellas de cristal.


Esas rameras que llaman inspiración deambulan por aquí cerca.

AV.

13 de septiembre de 2008

Justa Causa




Hola.


Los Saluda Don Gato.


Adjunto una justa causa que se desarrolla en el departamento del Huila y con sus respectivos líderes, donde la comunidad Blog, o Blogger (como gusten denominarle) se ha unido en franca rebeldía, más allá de la linda razón de ser del Homos Sapiencius es nuestra misma necesidad de identificarnos como pares en situaciones que no nos tiene por qué importar pero que de algún u otro modo lo asumimos como causa personal.



A continuación el asunto en cuestión:





Con el fin de que quienes quieran unirse por favor copien, peguen y añadan su nombre a la lista debajo de la carta transcribo acá la carta para solicitar que se desbloqueen las plataformas para construir y alimentar blogs en la biblioteca pública de Neiva y se explica el impacto sobre el proyecto del profesor Alberto Rincón y la Escuela Normal de Neiva



ATENCION: les pido que la publíquen en sus blogs con los correspondientes enlaces, para ello sugerimos que se agregue como tag o categoría BibliotecaLibre de modo que se pueda ubicar a todos los que se unen a la campaña en Google y en Technorati.


..........


Señor

Dr. LUIS JORGE SANCHEZ

Gobernador

DEPARTAMENTO DEL HUILA, Colombia.


Referencia: artículo 23 de la Constitución Nacional


Cordial saludo,


El Proyecto de Formación Docente de la Escuela Normal Superior de Neiva tiene su énfasis en tecnología e informática, así los maestros en formación tienen la tarea de adquirir y desarrollar habilidades en el conocimiento y manejo de las Tics como herramienta y espacio de discusión pedagógica.


Al no contar con los medios y a petición nuestra la Coordinadora de la Biblioteca Departamental Olegario Rivera puso a disposición la sala de informática con sus trece computadores los días jueves en la jornada de la tarde.

Así se dio desde el mes de junio del presente año, hasta el día 21 de agosto cuando nos vimos sorprendidos con el bloqueo de las plataformas Blogger y WordPress, desde donde elaboramos nuestros blogs: http://wwwcomunicacionnormalneiva.blogspot.com/.


Al solicitar explicaciones el ingeniero de la sala explicó que esa decisión de bloqueo era una determinación del gobierno departamental.

En atención a la referencia solicito la explicación de los motivos del bloqueo de las plataformas Blogger, WordPress hecho que afecta el proceso de formación para la libre expresión, la construcción de ciudadanía, el libre acceso a la información y a la cultura, al encuentro y diálogo con el mundo global.


Atentamente,

JOSE ALBERTO RINCON TRUJILLO

cc.12′227.788 de Pitalito

Docente

AREA DE COMUNICACIÓN

ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE NEIVA


Otras personas y/o blogs que se adhieren a la iniciativa:


Alvaro Ramirez Ospina, blog: Ojo al Texto

Mauricio Duque Ardila, blog: En medio del ruido


Enzo Abbagliati, blog: Cadaunadas

Ligeia, blog: $ujétate

carobotero: carobotero-co

Patton: Patton el el país del sagrado corazón [http://patton.blogdeldia.com]



(Borre esto y añada aqui: su nombre o alias, blog: mombre del blog (incluya el enlace en html)




AV


12 de septiembre de 2008

Sobre el silencio y el guiño



¿Sabes cuándo parar?
A consideración del tiempo es que me dejo sonrojar con un sarcasmo acosador en el espejo del baño, me visto y me río, me recojo por partes y las camino cada una en su orden hasta interpretar mis silencios, silencios de cama, silencios de baño.

Estuve durmiendo como hace mucho no lo hacía y el resultado nuevamente fue ese vacío de barro que se me introduce en la escritura y se plasma en la visión mundana del sueño; visionando aquellas amistades de infancia, esos descuidos del miedo y uno que otro amor de concreto, de ciudad y de playa, de pueblo y de memoria. Me detengo en un ir y venir del universo, me despido de los males que me sobornan en la web y me amarro a estas mágicas letras que huyen del agosto, del sucesor de julio que me dio de todo y nada a su vez.

Se acercan las brisas de noviembre, se acercan los pasos gigantescos del desprevenido proyecto de vida, me observo con malicia y servidumbre, me duermo antes de que se nuble la colina, dejo en maullidos los juegos de la realidad y me embauco en una aventura literaria prófuga de Cundinamarca.

Hoy por hoy veo la llegada de Noviembre como una señal de dividir en dos esas partes terrícolas que dejamos en la arena, pero son en pleno septiembre que las cosas se detienen.

Primero fue Octubre que Noviembre.

AV.


1 de septiembre de 2008

Silencio Para Contar



En la noche del pasado sábado, dormía profundamente, me incomodaba con la insensatez de un dolor producido por el cianuro de la cobardía, me quedaba mirando gotas en la memoria y me usurpaba en frases filosóficas, cuando en medio de un fuerte e indomable sueño recordé eso que no había ignorado en estado de letargo.

Soñé que caminaba por un largo pasillo de madera, la baranda de rejas blancas estaba débil como el silbido de un cachorro, en el otro extremo estaba la puerta del baño abierta, en su interior un lavamanos azul oscuro se dejaba palpar por gotas de agua que se desperdiciaban en el lavado, junto al espejo estaba la ventana, siendo tarde en la noche las estrellas se alcanzaban a colar por el interior de la Casa Grande.

Fue en ese momento donde recordé lo que debía sentarme hacer: Escribir.

Había olvidado lo que este mes de agosto me heredaba, un mes lleno de emociones, quizás el mes que más sentimientos he tenido mezclados en mi vida, es decir, pasar de la extrema felicidad a la extrema tristeza, de la compañía angelical a la maldita soledad, de la farsa de los amigos a la humildad de los enemigos, de los placeres de la victoria a los ácidos sabores de la derrota, de la serenidad del hogar a la revolución de las palabras, de la hermosura de una literatura expuesta a ustedes, a la intimidad de las letras muertas en cama. Del amor en sábanas al sexo en el piso, un mes de Julio a Septiembre, treinta y un días de razones para vivir o huir.

Esa noche de sábado mientras dormía junto a mi gata reviví el dolor de la muerte en persona, esta vez fue sin desearlo o sin invocarlo. Me encontraba bajando las escaleras con calma, abajo voces de desconsuelo me esperaban, nervioso y sin entender que ocurría me dejaba deslizar con suavidad recostado en un pared azul datada de años y décadas atrás. En el primer peldaño un mujer delgada entrada en años me esperaba, era la tía Charito.

Agosto se comportó como el hijo no deseado, me dejó ansioso y deprimido, me dio emociones fuertes en escenarios fuertes. Me dejó con vida en tierras de nadie, me dio placeres y fluidos en lugares poco convencionales pero ricos en adrenalina y sexo. Nombres sin interés o con gran nivel de importancia se estancaron en mis manos, algunos se quedaron, otros siguen rotando con los vaivenes del universo.

Tomado de la mano de Charito imágenes del tío Diego regresaban de inmediato, voces de niños que buscaban a sus padres me acorralaban, el cuello me presionaba y la soledad de una Casa Grande me declaraba la guerra, las noches se me envolvían ene l manto de un mujer que dio su vida por una familia y que fue ahora exiliada a los olvidos de otros apellidos. Vestigios de un patio trasero se quedaban por fuera de la ventana mientras el sonido de una nevera jugaba con el silencio sepulcral de la noche, allí el aroma a Frutiño se escapaba buscando el segundo piso, mis pasos empezaban a dejarse atrapar en vacíos de una casa vacía.

Con el peso de las lágrimas y el miedo en la planta de los pies desperté sudando y preocupado, había soñado la muerte de la hermana de mi abuela Olga, de la Tía Charito.


AV