23 de noviembre de 2010

Noticias de lo Cotidiano




Imagen Tomada de: http://martineroch.net/ - gone-fishing

Muchas veces cuando las cosas no nos importan las dejamos como si fuese un recipiente en el lavaplatos. Cosas indeseadas, ignoradas, a la espera de un poco de limpieza y buen trato. Lo mismo ocurre con los recuerdos. Si usted es lector frecuente de este Noticiero bien sabrá de primera mano que la principal musa de este Blog es precisamente la musa del recuerdo, pero también sabrá con profundo conocimiento de causa, que esa misma musa es la que encarcela, bloquea, encierra, reprime y mata.

La diferencia entre una musa que inspira, y un sentimiento que atormenta está en las palabras. La musa del recuerdo bien me ha llevado a tierras llenas de vida y que han necesitado de muchos kilómetros para ser revividas. Pero aquella que reprime es la que con frecuencia nos recuerda de lo que estamos hechos. Sucede pues que la Nostalgia y la Melancolía se sucumben en un coctel de grandes recuerdos y muchas imágenes desechadas.

No olvidará por supuesto que la música es un elemento importante, así como el agua, indescifrables iconos de nuestra literatura. Música que inspira, que nos permite viajar y reconocernos, que tomándonos de la mano nos enseña a perdonar, nos enamora, nos guía por un camino de amigos que se han estancado en un enorme mural. El agua, como símbolo de eternidad y renacimiento se hace sentir, se llueve, se riega, se impregna en la piel a modo de sudor, en lágrimas, en saliva, en palabras sacadas de lo más visceral de las entrañas. Un blog visceral, escrito por un ciudadano cualquiera, por un inconforme que todavía cree que el mundo puede ser mejor, por un fulano que cree en la gente, que sueña despierto, que se deja castigar por la nostalgia, que se deja humedecer por la vida, que se deja escuchar en canciones repetitivas.

Sentirá usted en ocasiones empatía, pues bien sabemos que los caminos de la vida se atraviesan con éxito cuando donamos sangre a la empatía, cuando el pellejo se calienta con el calor de un fuego ajeno, cuando las palabras que se leen las sentimos tan propia como el silencio de una noche de navidad. El clima, factor fundamental para adornar cada historia, partes del cuerpo que se atienden con premura, que se les da la importancia que una corazonada demanda. Letras que se dejan morir en la cotidianidad, que se guardan para ser escritas en la noche.

Cuando las cosas nos importan intentamos compartirlas, las deseamos, las evocamos en un jubilo propio de una nostalgia futura, las enseñamos a los que consideramos deben conocerlas, las aprehendemos en almacenes de la memoria, las vestimos de seda y con un coctel de versos y metáforas, las embestimos en una página web.

Muchos recuerdos me llevan a viajar al pasado, a rememorar sucesos propios de mi vida, otros me aterrizan en puertos ajenos, en el corazón amigable de ustedes los que creen en lo que leen, aquellos que se dejan enredar en un hilo interminable, los escépticos no pueden faltar y sus críticas no se hacen esperar, pero nunca sus comentarios son visibles. Quiero repetir mil veces todo, canciones, estados de ánimo, variaciones del clima, calles puntuales, viajes especiales, amigos inigualables, despedidas memorables, encuentros sorprendentes, escritos vulgares.

Ya son varios los años que llevo escribiendo por este medio cuanto suceso se me recrea en la ficción de la cotidianidad. Una realidad con cierto porcentaje de ficción, ficciones con algún grado de verdad, palabras entre líneas que van dirigidas a sujetos en particular, oraciones e inclusive plegarias para pedir perdón, expresar odio, sugerir encuentros, revelar secretos, detener especulaciones, redactar motivaciones.

No basta con engañar a quien lee, ni con sugerir verdades, simplemente con respetar lo que se escribe, dejar que sea lo visceral lo que oriente la interpretación de la razón, dejar la portada a u gato de confianza, a un imaginario de la cotidianidad.

Dejar a los silencios suspirar, dejar a los lectores reflexionar.

AV

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