17 de agosto de 2022

Melancolía (Confianza)



 

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Un poco de esperanza.

Solo necesitamos un poco de esperanza.

Confianza, a veces, nos falta una pizca de confianza.

No es que estemos en arcaica soledad o que dependamos de una valoración positiva sino, mas bien entrar en profundas aguas, frías, solitarias, ausentes, llenas de dudas y especulaciones. Sumergirnos en la conciencia de los débiles y ser uno de ellos, reflejarnos en pasos frágiles, candentes, de sucias palabras.

Hablar de confianza es pretender entendernos a nosotros mismos ante un espejo. Hablar de esperanza es comprender las palabras cuando salen del espejo y no correr de temor, por el hecho mismo.

La melancolía llega a casa como el viejo andariego que ha recorrido el mundo sin encontrar la felicidad anhelada. Se sienta en un rincón y reflexiona sobre el deber ser de una vida caminada a lo ancho de cada historia vivida. Nos acaricia como un canto de sirena, nos acicala, nos atormenta, nos reta.

Estar en soledad es comprenderse a uno mismo, saberse manejar ante ataques de rabia, corregir las palabras que dejamos salir en encuentros no deseados. Limitarnos ante la duda del prójimo. No somos lo que hacemos, somos lo que aparentamos.

Cualquiera puede parecer retador o verdugo, no estamos para coordinar ideas abstractas. Estamos rotos, quebrados, fingiendo ser correctos paladines de la cotidianidad. Ante las palabras de otros somos armas a tomar, como si la pared misma fuese un ejército de recuerdos que desea ser estropeado de un solo golpe.

Como si viviéramos en mil lugares y en ellos mil historias nos llevaran de regreso a donde la tristeza alguna vez fue felicidad.

Como si cada aliento llegase en amigos que juran saber lo mejor de nosotros, o por qué no, como si lo mejor de nosotros se negase a llegar a cada ser que nos rodea. Taciturnos, circunspectos, intransigentes, egoístas, humanos, jodidamente humanos.

Tímida voz de rechazo que se queja de los consejos que otros predican cuando la soledad es constelación. Agudas palabras de rechazo que se escupen cuando el consejo de otros es invitación a caminar los mismos linderos del pasado. Agresivas miradas que nacen de un silencio incómodo que parece melancolía, pero que a la hora de la verdad es solo poesía.

Vivimos en un mismo lugar, nuestro lugar, nuestra melancolía.

No se trata solamente de confiar.

AV