Cuando se me invitó a escribir esta entrada, el primer ejercicio fue
decidir qué quería recordar del Sr Don Gato y qué quisiera compartir con
ustedes del camino compartido con él.
Inmediatamente se me vino a la cabeza su nombre. Si. Aunque parezca
particular, me tomó un buen trámite saber cómo habían bautizado a tan singular
personaje.
Todo aquel que me conozca sabe que desde siempre he tenido especial
predilección por las películas de terror, ¡no importa cuán malas puedan
resultar! Obvio, hay algunas muy muy buenas, pero la generalidad de la película
de terror es esa historia llena de saltos de música, sangre por litros e
imágenes de espejos que lo dejan a uno sin ganas de asomar por el arreglo
personal al menor por varias horas. Por lo mismo, encontrar personas que compartan
dicho gusto no es fácil; la capacidad humana para evitar el sufrimiento y lo
desagradable parece invitar al sentido común a evitar las películas de terror
sin mediar más de un argumento.
¿Pero yo? Tuve la fortuna de encontrar navegando por las redes sociales
de encontrar un personaje de esos que pocas veces aparecen, que disfruta de las
películas de terror tanto y más que yo.
Se me apareció como aparecen las personas importantes en la vida; de
repente y mientras uno tenga la guardia baja. Hablando de cine, de vino y de
todo eso que por estar viviendo lejos de mi casa y mis amigos, no había tenido
oportunidad de repasar con juicio.
Con el estimado Don Gato intercambiamos ideas algún tiempo a través del
espacio constante y confiable que ofrece una red social; hasta que se hizo imperativo
hablar personalmente. Yo, que siempre he tenido mis prevenciones con la gente
nueva, me di al trabajo de verificar que
Don Gato no fuera un asesino en serie a través de algunos amigos en común (Que
si eran parte de mi día a día), así que una vez finalizada la verificación de
antecedentes, me di permiso de aceptar y
así acordamos encontrarnos para sentarnos a echar chisme.
Fue así como tuve la oportunidad de acompañar a Don Gato al borde de esa piscina que tantos
conocemos y que ha sido testigo de cientos de cigarrillos y botellas de
múltiples tipos de licor, a darle buena muerte a un par de botellas de vino
escogido tras pocos acuerdos, ya que felizmente compartimos gusto por el mismo
tipo.
Muchos cigarrillos se fueron (¡Oh! ¡Tiempos aquellos, en los que fumaba
como trabajadora sexual privada de la libertad!), mientras sosteníamos una de
esas charlas sobre cine, sobre la vida, el universo, los amigos, los enemigos y
la felicidad.
Me encontré con una de esas personas de una en un millón. Mucho se
habló... Vino el gato vecino del sector a visitarnos, también vinieron zancudos
y varias alimañas de las que desconozco el nombre (pero de las que conservo el
recuerdo de sus alimenticias picaduras). Se acabó el vino, se acabaron los
cigarrillos, se vino el día y con la madrugada se hizo evidente un asunto: ¡¡¡No
tenía ni la más remota idea cómo se llamaba mi amable compañía!!!
Los amigos lo conocían como Don Gato. Yo lo conocía como Don Gato, en
redes sociales era Don Gato, así que solo hasta pasadas las botellas de vino y
bastante nicotina caí en cuenta que seguramente “Don Gato” no figuraba así en
la partida de bautizo.
Insistí bastante sin duda; no voy a entrar en detalles, pero quien
conoce a Don Gato sabe que no es un "chico fácil". Se rió de mí, se burló que habiendo averiguado
su vida y obra antes de conocerlo, no hubiera caído en cuenta de indagar algo
tan sencillo como su nombre. Insistí,
insistí, insistí y al final de tanto, para decirlo puso un par de condiciones
que rápida y gustosamente acepté.
Realmente tengo que admitir que fue divertido averiguarlo. Interesante.
Inolvidable.
Serían muchas las veces que repitiéramos el plan; cigarrillo, vino, o
café fueron siempre buena compañía; y serían muchas las tardes de compañía
inteligente que Don Gato me regaló en Cali.
Serían muchas las horas compartidas, mucho lo que se aprendió, pero esencialmente
el estimado Don Gato será recordado en mi vida por haber sido el que puso un
“¿Cómo es que te llamas?” Al final de la jornada, no al principio, como la
gente común
...Momento…!!
Eso lo explica todo…
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