Erase un gato…
un gato bandido
Que saco del
sombrero un color amarillo
Se acercó al
cielo y cedió
Dos luceros
Con picardía el
gato emprendió su camino
Al unísono de
sus pasos oyó su destinó
Decidió
burlarlo sacando una botella de vino
Corrió el
desvergonzado para embriagarse seguro
Sin mayor
soltura el gato bandido olvido su destino
Corriendo sin
sentido
A un encuentro
sin sentido
¿Logramos
burlan el destino mi querido gato bandido?
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