6 de noviembre de 2014

Melissa Paz: ¿Trabajamos Juntos?



Imagen Tomada de:

Nos habíamos cruzado en los “ires y venires” de nuestro andar cotidiano, por nuestros horarios o por la unión de las promociones en algunas materias. Un buen día llegaste porque teníamos que hacer un trabajo en grupo y los dos sin grupo te me acercaste y me preguntaste: ¿trabajamos juntos? Y yo accedí. Ya nos habíamos presentado gracias a Alejo y sin querer habíamos tomado café en el café solar y sabíamos nuestros nombres pero nada más allá.

Me encantaste cual serpiente con tu forma de ver el mundo y con tu manera de hablar para hacerme sentir importante para ti; tanto así que te di mi amistad, mi cariño y mi tiempo sin pensarlo dos veces incluso dejando de lado a mi pareja en ese momento.

Tus proyectos, principalmente Nocturno me cautivaron y allí nació una loca y hermosa aventura para darle vida a Nocturno – Tributo a GAIA. Fue un tiempo de mucho andar, hablar, coordinar y revisar aterrizando tus ideas en lo que se podía hacer en la realidad. Y si fue un éxito, tanto trabajo dio sus frutos.

No solamente fueron las clases con sus trabajos sino también los cafés en Unicentro o en a la “Oficina” en el Samán,  cumpleaños, momentos tristes que requirieron un apoyo mutuo, situaciones estresantes porque las cosas no salían como queríamos; lo que cada día nos unía aún más.

Sin quererlo muchas veces parecíamos pareja que se complementaba hasta en la forma de actuar porque nuestro pensar aunque en líneas similares no hacia vivir nuestra diferencia. Jaja, quién me leyera creerá que siempre estuve enamorada de ti en secreto, jaja. Pero en realidad no es así, solo es el recuerdo de esos buenos momentos que al plasmarlos en palabras en éste papel me hacen florecer sentimientos y pensamientos que no me había tomado el tiempo decir.

Nuestro idilio se rompió, sí tuvimos una crisis y por ende una separación por mi carácter y forma de ser aún más fuerte que los tuyos; los tonos grises no entran en mi gama de colores y por ende con las personas o son blancas o son negras. Yo pensé que había sido definitivo el que hubieras salido de mi vida pero pudo más el cariño y los recuerdos de esa bonita amistad que mi propia posición.

Afortunadamente recogí mis pasos y llegue nuevamente a ti. No fue fácil decir hablemos, veámonos y evaluemos que podemos rescatar de esos buenos momentos vividos. Me costó en mi orgullo, lo reconozco pero no me arrepiento.

Entrando en el baúl de los recuerdos y anécdotas, siempre peleábamos como niños chiquitos pero terminábamos contentándonos y como reconciliación nos íbamos a Ventolini a comer ese enviciador chocolatisimo. Manjar que me enseñaste a descubrir y a disfrutar; tanto así que me volví adicta a él.

De las muchas peleas, la que más recuerdo fue el día que me pusiste mi apodo. Si tú y tus muchos apodos para tus amigos queridos y no tan queridos, dependía del afecto y así era el apodo. Eso sí entender de quien hablabas fue duro al principio, después sin querer hasta yo les decía como tú. Yo pensé que por estar a tu lado me iba a salvar pero no! Simplemente llegaste un día y me dijiste tu eres “una osa” y no contento completaste “una osa polar”.

Me dejaste perpleja. Cuando entendí de que me hablabas, pregunté el por qué y tu explicación me pareció sin lógica y fue ahí cuando reaccioné. Con lo que me gustaban los apodos, quise agarrarte a mordiscos y patadas cuál niño peleando con otro (si no me he equivocado, ese es el problema de tener un hermano menor, aprendes a defenderte con puños, pies y manos. jajaja). Tú corrías muerto de la risa y yo detrás de ti aún con mi molestia. Te dejaste agarrar, te di un pellizco e hice toda la pataleta sobre porque el apodo y sobre todo porque a mí. Hasta allí nos llegó la pelea, en el camino a “la Oficina” nos contentamos pero cuando llegamos me dejaste la chapa con todos y como para suavizarlo me dejaste “osita”.  He de confesar que hoy ya muchos años después, me agrada mi apodo y muchos de los que nos conocieron en “la  Oficina” me siguen llamando así y por ende me toco aprender a hablar el lenguaje de los osos. “GRRRROARRR” (traducción: saludos). Jajaja.

Me alegro muchísimo haber recuperado nuestro andar; aunque hoy la distancia y las circunstancias de la vida nos tienen un poco separados pero sé que en cualquier momento nos podremos encontrar, tomarnos un café y seguir como si el tiempo y la distancia no hubieran pasado. Y porque no, tal vez en el futuro nos volvamos a unir en uno de tus proyectos locos al principio pero cuerdos en su trasfondo.

Un abrazo polar.

“La Osita”

No hay comentarios.: