Imagen Tomada
de: Diego Alejandro: Acuarela sobre papel.
Quien haya tenido un gato como mascota sabe lo particulares que
son estos animalitos. Son lo opuesto a un perro, no demandan atención, les das
cariño solo cuando te lo permiten, son elegantes, a veces caprichosos, son independientes.
Te miran y pareciera que te recorrieran el alma, los rincones y recovecos de tu
vida y aun así no parecen inmutarse ante el mundo. Los gatos son animales
nocturnos y pueden pasar todo el santo día durmiendo. Dicho esto, cualquiera
puede entender el por qué a Armando le queda tan bien su apodo, Don Gato.
Ciertos apodos parecen nombrar al sujeto de la parte por el
todo. Me explico: si a alguien le dicen “cañengo” pues no ha de ser por su
belleza exuberante, más bien, por una belleza exótica y muy particular; a una
mujer que le digan “mona”, oh, muy difícil, saberlo, su cabello rubio y así con
cada uno de los apodos con que renombramos la gente que nos rodea. Pero es que
ningún otro nombre, ningún otro apodo, parece describir mejor al propietario de
este blog.
Desde hace poco más de un año lo conozco, en persona. Lo sigo
desde qué… tal vez tres años o cuatro, no sé. Y lo poco o nada que llevo de
conocerlo he aprendido, de entrada, que Gato, pase lo que le pase, cae de pie.
Tiene una verraca manía, un don natural, una súper habilidad para meterse en
unos dilemas, en unos asuntos, en unos problemas, que a su lado mis dilemas,
mis asuntos, mis problemas parecen un picnic, la salida a recreo de un jardín
infantil, eso. Gato es bello metiéndose en ese tipo de líos, pero también es
experto en caer de pie. Es eso o es El Buki que cuida de sus cachorritos.
Gato sí, es caprichoso, pero hay que entenderlo. Después de
conocerlo uno aprende a llevarle las ideas, aprende a decirle “no” a algunos de
sus disparates y en ocasiones a aterrizarlo un poco. Es un hombre disperso en
determinados momentos, pero cuando no debe serlo, oh, sí, siéntense y
admírenlo: es el tipo de persona que saca adelante en un mes un proyecto de
grado, que en un fin de semana estructura dos o tres propuestas de trabajo pero
que además saca tiempo para ir a cine con sus amigos.
Él es de ese tipo de gatos de corazón noble, sencillo, que sabe
llegar a la gente, que sabe leerla e interpretarla. Y así esté rodeado de mucha
gente, y todos rían y canten y gocen y
beban, él va a saber (sin que nadie evidencie nada) cuando uno de sus amigos,
cuando alguien de su manada, tiene una pena o lo agobia o lo entristece algo. Y
cuida de su manada, no importa si tiene que sacrificar uno de sus domingos que
usa para dormir a pierna suelta para ir a consolar a uno de los suyos, no
importa, existe un código que va más allá de cualquier cosa, un código
inquebrantable que mantiene en orden el universo.
Si algo he aprendido de él es que Dios, El Buki, la vida, la aleatoriedad
del universo, el azar, llamémosle como queramos llamarle, trabaja de maneras
misteriosas. Esa parece ser una constante del firmamento. Lo digo por una serie
de hechos que voy a listar pero que no pretendo entrar en detalles, basta con
decir que Gato, de una extraña manera, ha estado cerca de mis círculos de
trabajo y sociales. Cuando él dirigía el Festival de Arte Joven de Cali,
creería que tuve que llamarlo en un par de ocasiones para solicitarle
información del evento; y de cierta extraña y misteriosa forma, fui testigo
(sin saberlo en ese entonces) de uno de los momentos más ¿difíciles?
¿Dolorosos? ¿Tristes? (que decida él como adjetivarlo) de su vida. y sí, hay
varios momentos así… la vida trabaja de maneras misteriosas.
Gato siempre me asombra. En este tiempo de conocerlo, también me
he ido en él reconociendo. Sí, ambos somos un par de inviables, de esos que
pueden estar escuchando la perfecta canción rock de desamor y quince minutos
después están hablando de la importancia y del aporte de artistas como Juan
Gabriel, Luis Miguel o Rocío Dúrcal. De esos inviables que pueden establecer
diferencias entre la Liga de la Justicia guionizada por Grant Morrison y la
Liga de Justicia, la actual, guionizada por Geoff Johns. Para el resto de gente
serían los mismos héroes dándose en la jeta contra los villanos que ponen en
jaque el orden mundial y que quieren ver el planeta arder, pero no, él y yo
sabremos encontrar diferencias, detalles, minucias, no. Así somos de inviables.
Tal vez otros lean con otra mirada a Gato (sí, Gato, no Don
Gato. Para mí es Gato, Gato con G mayúscula, sin el Don, no porque no lo
respete sino porque lo considero cercano, mi amigo). Tal vez otros sepan decir
más y mejores cosas de él, tal vez tengan una sola anécdota que lo defina como
persona, que abarque más de él que estas sencillas líneas pretendían hacerlo.
Yo tan solo quería hablar de la bella naturaleza de los gatos y termine
hablando, esbozando, delineando la naturaleza de Gato, Don Gato.
DA
1 comentario:
La belleza de las letras está en lo simple de narrar una naturaleza, sin caer en el ensalzamiento fanático, sino llevándonos con buen ritmo por la admiración argumentada. Muy lindo, Arque.
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