28 de mayo de 2009

Con Aire de Tango



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The cat and the voice, por JazzRogers.
El hombre, con su violín, pone la voz al gato.


No estoy en Buenos Aires, no escucho un romance de Goyeneche o un llanto de Piazzolla. Adriana Varela suena por los aires, boleros se disfrazan en ventanas con cielos oscuros. Las estrellas brillan tras nubes grises, la noche cae con el pesimismo de un día vivido en el escritorio, la fe se pierde en las raíces. No es necesario hablar de Gardel, a los muertos es mejor dejarlos respirar; no estoy en Medellín ni soy poeta del río de La Plata.


Cansado o angustiado, la pesadumbre se husmea en mis recuerdos y de manera visceral me otorga dones de filantropía, la custodia de mis escritos sigue en debate pre jurídico, mis errores ahora deshonran la pasión de los recién levantados, a los caídos os invito a cantar en boleros y milongas, el tango es para meditar, para callar, para llorar con la frente en alto, para darle banda sonora a la desesperación y verde suspiro a la sombra que da contra la pared.


Un viejo libro reseña las falencias y enseñanzas de un gran sabio, en tierras lejanas se relatan sus hazañas en poemas y fábulas, dicen que fue grande después de muerto, aun cuando estaba en vida sólo era miserable de pies descalzos, a veces ser forastero es mejor negocio que vivir como turista o andariego. Quizás los sinónimos aquí no importen, el dinero es lo que vale, la valentía se escabulla en egos e idolatrías de noches pasadas, en esta noche, en la de ahora es que los visitantes frecuentan problemas al mejor estilo de una obra de Antonio Caballero.


El pesimismo nutre el tallo de la tolerancia, Murphy fue un optimista, de eso no cabe duda. Un viejo violín recorre tierras europeas en libros de novela histórica, un gran piano deja en el molino rojo gotas de un sudor benevolente, el camino de ladrillos amarillos divisa un paisaje azul con verdes jardines, el valor no lo tiene el león, lo tiene el gran mago.


Las cartas se juegan del otro lado del espejo, las notas musicales vacilan en el aire con relojes inservibles, viejos automóviles dan oda al espectáculo con canciones antiguas, canciones de fiesta, globos de colores contra la pared. La era de los tatuajes continúa.


El mundo fue y será una porquería, ya lo sé. Canciones que deletrean el optimismo de la juventud enmascarada, mis letras solo enmascaran los desaciertos de jóvenes que envejecen con la cédula de ciudadanía, el pasaporte de la imaginación requiere de renovación, ya los sueños no nos reconocen entonces la fotografía con la que iniciamos los viajes, el pasaporte ahora demanda sellos de salida.


Quiero entrar en revelaciones de sabiduría, en soluciones pertinentes para cesar estas noches de júbilo, ese traicionero sentimiento de vivir a plenitud con el trabajo de años anteriores. La desgracia del hoy es la fortuna del mañana, esa base de datos obsoletos que encajamos en la cena, en el comedor familiar. La reina de corazones nos quiere cortar la cabeza, el forastero llora sobre la colina, el león recupera el valor pero no la razón, los sueños demandan fantasías, el cuerpo se resiente ante la ineptitud de la historia, nuestro nombre se queda en el más triste de los melodiosos tangos del teatro Colón.


La avenida Santa fe nos despide con el ánimo de un bolero en río de piedra, la ladera se juega en fábulas y mitos de cuidanderos de bosques y montañas, nosotros en la ciudad solo podemos consolar nuestros mitos con programas de televisión. Las hojas del árbol comienzan a caer.


En estos conteos regresivos el dolor se incrementa, esa impotencia por deletrear canciones de paz, ni los villancicos son permitidos en tiempos de guerra. Son cuatro estacionas las que hay que cantar de ahora en adelante.


Adiós Nonino.


AV


26 de mayo de 2009

Placer que se siente


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Kirchner 800 x 596 (1880-1938)
Expresionismo Aleman


Las cosas andan un poco renovadas, las preocupaciones cambian unas por otras, los pendientes con la vida se encierran en habitaciones vecinas, los calores de la calle atraviesan los agujeros de la cabaña, el cielo azul a cuesta de un bello atardecer se da pelea con las obsesiones de la vida, nuestra paz se fuga en una nota musical.

Este fin de semana he disfrutado cuanto se me ha permitido el anonimato y el silencio, he logrado disfrutar de la nevera del hogar uno de los manjares que quizás en mi extraño gusto gastronómico podría definir como uno de mis platos favoritos. El primer descubrimiento fueron 1000g de salsa de mostaza, por encima de las salsas esta es mi preferida, su nobleza y textura da a la comida un sabor agridulce sin violar los sabores iníciales del plato que se saborea.

En el amanecer del sábado mi asombro se incrementó al encontrar un envase de Pepinillos en Vinagre, el mejor de los asombros, la mejor de las sorpresas, el mejor de los descubrimientos, el mejor de los detalles, el peor de los secretos.

Entusiasmado por ambos hallazgos comencé a comer ligeramente uno a uno los pepinillos con salsa de mostaza, al levantarme y acercarme a la nevera para tomar un poco de agua panela fría encontré otrora sorpresa: Queso Mozzarella y otro envase de Vegetales en Vinagre.

No lo pensé ni dos veces, tomé cuchillo en mano y luego de picar el queso en cuadritos diminutos, bañar en vinagre pepinillos picados en pedacitos y anexarle un poco de vinagre balsámico, opté por rebanar zanahoria, habichuelas, coliflor y cebolla, todos estos bañados en vinagre. Mezclé los ingredientes con el queso y los pepinillos, los dejé al ambiente un rato mientras preparaba un delicioso jugo de mango.

Cuando decidí servirme el plato de vegetales en salsa de mostaza encontré dos particularidades que hicieron de mi palada una fiesta multirracial en sólo un día: Aceitunas Negras y Tomate Seco.

Perfecto, todo servido en bandeja y el tomate bañado en aceite de oliva con un poco de pimienta y las aceitunas entremezcladas con los demás ingredientes, sólo faltaba el pan tostado. No creía lo que ocurría.

Disfrutar de la comida que más te gusta si proponértelo, sin dejar en una lista de mercado tus solicitudes o sin salir a comprar ingredientes, por casualidad, encontrar allí el control de tus deseos y dejarlos flotar por los aires con música de fondo, sentarme en el sofá a comer hasta untar mis dedos y luego chuparlos, disfrutar como un niño mi plato, ensuciar la camiseta como un niño y sonreír aplaudiendo el delicioso manjar.

La vida nos regala estos ratos de placer y éxtasis, nosotros nos regalamos el tiempo para aprovecharlos y valorarlos, no para justificarlos ni mencionarlos, en la acción está la profesión del niño moderno.

Te invito a disfrutar de los placeres de la mejor manera posible, te invito a corregir tus posturas cotidianas y dejarte ensuciar por la comida que más saboreas en mente, dejarte persuadir por ingredientes y vegetales, por el rock de los encurtidos y las salsas, de la piel de las aceitunas al corazón de la zanahoria.

El corazón de los actos, Espero que nunca me comprendan.

AV

25 de mayo de 2009

Desasosiego



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En los últimos encuentros he dejado entrever palabras cargadas de cinismo y quizás de desesperación, tolerar al imbécil por su condición de imbécil quizás sea un acto pecaminoso y poco honorable. Saludar con sentimientos encontrados, dejarnos escapar en actos negros, en bochornosos vicios. Odio escribir así.


No me agrada escribir de mal genio, a veces tiendo a reiterar palabras y caer en errores ´de mecanografía como saltarme una letra o escribir la vocal equivocada, errores que obligan a borrar y retroceder, esta actividad tan sencilla suele ubicarme en un desespero de noches sin insomnio o luces sin sombra, en un malestar general en el interior de mi resistencia ciudadana, en mi deseo de escapar de la urbe que ya no me urge, de ese divorcio ciudadano que se comienza a tejer en amores que no existen.


Desesperar mi bebida, agotar en el cansancio mis proverbios de belleza, pensar en mi ex novia con el tedio que me aparta recordarla. Odiar a los cobardes que prefieren ya no continuar batallas inexistentes, encender contra la tecnología mis errores, humillar en la gastronomía mi ira, depender de la voluntad de otros, redactar relaciones profesionales con la misma tinta con que se firman deudas y se promueven campañas, resistirnos en la ansiedad del error.


Mayo se encuentra en su etapa final, siento poco a poco su retiro como un dolor indescriptible, elocuente y sensato, como el efecto de la droga que se va, esa anestesia que nos quita el acceso a mundos paralelos, la gravedad crece y se siente como se baja de acuerdo a nuestro sufrimiento. Un mes que termina por dibujar puertas en murales urbanos, en la fatalidad del exterior.


Quiero redimirme a esos errores del pasado y comenzar a dudar de las expectativas del presente, me encuentro en una posición de ataque-defensa, no pretendo beber del insomnio de otros, tampoco tratarse de valerse por uno mismo cuando se sabe que nuestro pellejo está en la parrilla del prójimo, querernos escaparnos y no ubicarnos en quehaceres cotidianos, en rincones de habitaciones hoteleras dejamos postrada nuestra sombra con una mirada expectante que rebota en el techo, escapar está permitido, vivir es lo divertido.


El ritmo de la ciudad crece con un desdén de melancolía insensata, escuchar mencionar el nombre de personas de mi cotidianidad puede llegar a ser nocivo para mi tranquilidad, pero tranquilidad de mi desespero sólo existe café y azúcar.


Querer acariciar la ternura con el dolor de la ciudad, la cotidianidad comienza por enamorarse de nuestras estrategias, inclusive cuando estas fallan, le damos al corazón un billete para enloquecer en el delirio de otras amistades.


Estoy cansado.


AV

20 de mayo de 2009

Que diera por dejarlo salir



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Leyendo la mirada de los desafortunados tuve la oportunidad de reunirme con fantasmas de mi pasado, con fósiles vivientes de demonios y ángeles de la secundaria, de esa etapa olvidada en besos y en sangre sobre algodón. Las historias se escriben con ciertas noticias acompañadas de canciones viejas y camionetas destartaladas.

Una esfera de humildad nos incita compartir una cena, como promesa sobre cadáver prestado siento a escribir apreciaciones personales que pueden llegar a chocar con los costumbrismos de una cofradía de aquellos noventa que nunca regresarán.

Mi rostro sigue en pie, igual como la piel que se llueve sobre el salón de clase, sobre los nombres que no nos acompañan en recuerdos inocentes de jóvenes precoces en búsqueda del amor. Ladrillos de granate en paredes escolares, faldas de color café bajo blusas blancas, historias de diario en uniformes deportivos, el presente ahora se viste de saco y corbata, de aguardiente y café. Juntos como recuerdo de virginidades pasadas depositamos la confianza en la esperanza de volvernos a juntar, idealismos sofistas que bien se pueden quedar en el diccionario de la deslealtad, en el horrible beso de la amistad arrendada.

Sin ser ofensivo, arrepiento mis silencios en copas de vino, descuido mi presente para escuchar las exageradas historias de recetas caseras, de viajes en el interior, de carreteras despejadas por puertos y océanos, de amistades peligrosas, de vivencias futuras, de amores de colegio.

El progreso ahora se referencia en tarjetas debito, en recibos de pago y facturas con el porcentaje correspondiente en impuestos. Emociones de volvernos a ver, esperanzas de leer en mí hermosas letras y escrituras, como si la poesía fuera mi fuerte, como si el romanticismo vistiera mi piel con la misma acidez con que lanzo preguntas.

Será vernos en mejore términos, no reniego y rehúso a la oportunidad de dejarme conocer, soy una incógnita, un salario menos en la mesa, un mundo que seguramente no tiene llaves para entrar, una bohemia equivocada, no soy romántico, soy politólogo, soy carne de vuestra carne, de palabras sueltas en descuidos urbanos, soy agua que reseca no que humedece.

No soy para reseñar ni relatar, para escribir o mendigar, persuadir en recuerdos instantáneos de años perecederos, pero de cierta felicidad si agrupo a esos personajes que me dieron felicidad, ego, idolatría, pasividad, refunfuñar por descuidar, bebernos en copa la amistad que dejamos morir, revivir latidos de historias de colegio, pero no comprometer el presente.

Tan alejado es, que empezamos a acercarnos en la nostalgia.

AV

18 de mayo de 2009

Ráfaga de Prosperidad.


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Black Cat Impasto - Original painting by artist Sandra Merwin ©

impastoartist@yahoo.com

2008-06-02



Dónde está la otra mitad de la fotografía, el peso que se perdió en las calles, dónde está el vacío de los cuartos de arriba, las gradas de madera, la puerta de anjeo que separa el jardín de tus besos. Sentirme en reproches que se suscriben a la vuelta de la esquina, dudar de la nostalgia, congelar el tiempo en un fogón de leña, beber del agua del Magdalena.


Sentir de nuevo, colocar la cara al cielo, dejar que el sol persiga las pestañas de la discordia. Divisar en zapatos de cuero el dolor de la distancia, las soledades de las cosas que se guardan en las penas del viento, los cuentos que dejamos regados por los pasillos, las historias que se narran en suertes extranjeras. Velocidades de nuestro afán que terminan en fiestas canceladas, dueños de la casualidad y la causalidad. Ráfaga de prosperidad.


Quiero embriagarme en esos labios que hoy no veo, en esas esquinas que no he divorciado, el tiempo puede hacerse dueño de lo que no quise pertenecer, olvidarme de tus suspiros, embriagarme en mi llanto. No hay tristeza ni dolor, es la nostalgia la que quiere cantar.


Quiero vivir cantando y morir bailando, merecer los pálpitos del caleño tradicional, recorrer la sabana en tren y bajar hasta honda, suave como el calor sofocante ir de paso en paso hasta la catedral principal, bajar y saludar a don Leo. Verme reflejado en el mármol de la familia.


¿Qué tendrá esa gaita que me encanta tanto?, será su pasión por el viento? Me gusta dormir sobre una hamaca que pasea de Este a Oeste, entre coordenadas de licor puedo presentar la distancia de las noches que se escabullen en la capital, la voluntad de vivir en noticias de prensa vespertina, canciones viejas que recuerdan cuando te buscaba en el hogar.


Una divina sensación de calma invade mi entorno, problemas que nunca faltan, amores que ahora no importan ni se desean, soledad para gatos en tiempos de conejos.


Lluvia que desconcierta a la luna, nubes que simulan tragedias en atardeceres improvisados, noticias que trasgreden la barrera de la realidad, esa ficción que le da humanidad al dolor, esa historia que le brinda licor a la escuela, esa política que los amigos firman para la vida eterna.


Imaginémonos cantando en tierras inhóspitas, desahuciados de todo amor entramos en razón para discutir el orden del caos, seguimos la balada de las palmeras, la humedad de la selva que canta con grillos y guitarras. Duendes que corren de lado a lado, buenos tiempos de infantes perdidos, recorrer la fe de los perdidos con la eternidad de los liberados.


Amores que nos bendicen sin necesidad de proclamar vida, paredes que se dejan leer, ventanas que ahora se abren para nuevas plegarias, una provincia que soñamos bajo la almohada.


Adentro de mi corazón un marcapasos disfruta un trago de whisky con amareto, de mis labios surgen nombres lejanos de cabello largo, páginas listas para escribirse, cigarrillos que no se desaniman, seriados para compartir con el viejo amigo de toda la vida, inclusive dejarle a los cuentos guardados un mecho de cabello para marchitar los renglones de nuestra juventud.


Libertad que libera al amor, caminos que empiezo a escribir, siguiendo la senda de ladrillos amarillos encuentro personajes interesantes en mi ficción. Quiero esa alquimia de la provincia, poder convertir el oro en música, enamorarme de la gaita. Un arpa llanera me deja perplejo en la oscuridad del olvido, son los cantos de las aves.


Comenzando a nacer.


AV

Escrito Para El Atardecer


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Es extraño, siempre es una canción en particular la que despierta ese deseo de escribir, con sus notas y voces guía las letras de esto que va surgiendo en el paso del noticiero. Miro fijamente la semana que terminó, pensando en la que va a iniciar las motivaciones están en la entrada de la puerta.
Tener la oportunidad de compartir con las personas que te agradan, ver a la persona que te hace feliz, salir en un día a cumplir con los deberes académicos sin preocupación social alguno, discutir con algún amigo y decirle un número de verdades en el papel, escuchar música en la calle, tomar un café, manejar la locura y despedirnos de las noches de insomnio.

Mayo se ha comportado como le ha dado la gana. Se ha logrado recuperar esa energía vital personal, increíblemente también he viajado en el tiempo de lo inconcluso y he aprehendido teléfonos y experiencia de los artistas del ayer. La gloria de Cali me ha permitido observarle detrás del lienzo que le da esa autonomía intelectual, en el calor de unas cuantas cervezas y un cielo despejado me he permitido saber lo que la ciudad no nos quiso contar de su pasado.

Como gato en tejado duermo sin preocuparme por lo que dejen de hacer mis amigos. Mis proyectos y preocupaciones se cantan en versiones acústicas, se danzan al ritmo de un helado que se derrite, se escapan con el humo de un café recién preparado, me juego las casualidades en un sándwich que ha soportado el paso del tiempo y el ridículo. Con distintas ofertas de clima decido en mi habitación resguardar mis energías para esas canciones callejeras que nos incitan a salir.

Ritmos tropicales adornan sensaciones del pasado. Dormir como acto ilícito del deber me permite transportarme a situaciones o experiencias de otros, a extrañas sensaciones de vida en lúgubres paisajes y ciudades. Esa extraña sensación de estar en descontrol del alma y el cuerpo, con las ganas cubiertas de sed en un mundo paralelo, un mundo de olvidos y descuidos, hojas que se enfrentan al viento se elevan sobre el vacío, el alma cae como pluma sobre agua dulce.

Limito los caminos a los planes concebidos en la intimidad de un hogar tercermundista. El aliento de la vida me recuerda que se debe cumplir con todo antes de pensar en el algo que da sentido a la vida, a ese proyecto personal de seguir el paso de los grandes para caer en los sueños de los pequeños. Se vienen meses de arduo trabajo, de sueños elevados al cielo, de canciones desesperadas en conciertos anónimos, de octubre hecho palabra.

Perplejo por la vocación del artista, resumo en ventanas empañadas la huella de mi mano izquierda como promesa de continuación, despedirnos de ese amigo que ya no nos pertenece, de ese amor que no conocemos, de esa mujer que nos hace perder el tiempo en el aliento de la distancia, resumir viajes en caminatas, beber café para pensar, seguir para volver.

Canciones que me elevan, sueños que me acorralan. El camino se lee en cuentos infantiles de siglos ajenos a esa cultura popular que le demandan, a esa intranquilidad de la literatura.

Benedetti ha muerto, nosotros lo queremos para vivir. La literatura nos quiere juntos.

AV

11 de mayo de 2009

Dulce Oportunidad



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¿Qué opinas si nos vamos a comer un helado, o algún coctel de frutas y leche condensada? Algún dulce lleno de vida que nos ponga a conversar quizás. No es necesaria la música, las palmas sobre la calle quinta permiten divisar en el cielo esas notas musicales con las que danza el viento.

No quiero pretender dejar canciones regadas por toda la calle, ni se te ocurra pensar que quiero prometer años y siglos de música, a duras penas se me permite sentir en la radio. Cerca o lejos, la sinceridad me va dando alas para acercarme, la sensatez con la que se burlan aquellos terceros es la que me permite abrazarte en mis triunfos personales, en esos silencios donde el sol solo sirve para dar vapor al sudor, aquellos cotejos de identidad en la que mezclo mis ilusiones con la realidad, seguramente en pasajes o caminatas de amor, pero no quiero intentar darle golpes al asfalto.

Quisiera inclusive ver un poco más allá de las pestañas de tu criterio, perderme en la esencia de esos ojos marrones. Reivindicarme en comidas y pensamientos, una chocolatina o algún dulce de guayaba untado de realidades y quesos. Una bolsa de maní dulce mientras paseamos por el centro cultural, detenernos para observar cuadros y exposiciones, entender esas fotografías urbanas de los almacenes, vitrinas que llaman. Darle la mano a las palomas en la plazoleta o comprar libros en la Athenas, caminar por andar, cantar para hablar, inclusive darle las gracias a algún vendedor ambulante, no sé, solo se me ocurre invitarte a tomar alientos de sábado en la ciudad.

Fijamente pienso en esos mensajes que las paredes de la calle imprimen en aerosol, pensar un poco en las materias y en los exámenes que se avecinan, darme la oportunidad de encontrarte en la universidad, cruzarte en mi camino de aposta, calentar el agua con suaves miradas de adolescente. Dar la mano para enseñar a vivir lejos del mar, al son de una cordillera o al ritmo de una limonada con jugo de lulo.

Ser inocente en mis expresiones, pensar en todo lo que se gustaría hacer aun en tu ausencia, cantar con la cumbia, sabores a gaita y tambores, tomar de la mano un fruto de mar, un seviche de raza pura, pescar en los albores de una ciudad que nació al son de la soledad, lejos de las olas, sin café en la frontera, solo caña de perlas y preciosuras en cuerpos locales.

Busquemos oportunidades para un café, no invito a fumar, solo a proponer juegos de seducción.

Fábricas de cotidianidad en fotografías virtuales, sonrisas con aromas a chontaduro, la miel va por la casa, el sabor se lleva a la sangre, la sangre va al corazón, el corazón llega a tus manos, mi vida se queda en los muros. Pensarse esa urbanidad que queremos es porque nos apostamos en lo rural de la ciudad, las zonas verdes que quieren bordear a una gran biblioteca, una pizza quizás para calmar el hambre, el agradecimiento lo lleva el vodka.

Bendiciones para vos, para todo lo que te representa, para todas las arterias que nos conectan en las afueras del hogar, esos metros cuadrados que imprimes cerca a la universidad, sonajeros infantiles, villancicos, baladas, inclusive alguna canción de Paulina Rubio si quieres, sólo déjalo salir, que se queme con el aroma a melcocha, el algodón de azúcar te da ese rosa que tu hermoso cabello resfría en mi elocuencia, de hecho los suspiros son fiados a la vida.

Variedad de flores para el nombre de un norte industrial, un centro con acento cultural, inclusive quizás el sur se escapa en bocadillos y buñuelos, rutas paralelas de sueños que te persiguen, mares que se sirven al sueño del río grande, de los nacimientos alrededor de los farallones. Una fauna que no perdona nuestras distancias, inquietudes cerca de la academia, noches con cruces alumbrando, avenidas que dejan de comer para abrirse paso al sabor del aguardiente. Yo solo quiero abrirme paso por entre tus caderas y dejarte ronronear, dejarte jugar con el alfabeto.

Ciudades fugaces para corazones renovados, aire de tango en el sur, sueños en hip hop en el norte, una cumbia que da independencia al canto nacional, sueños de carnavales multirraciales. Mujeres en canciones y poemas de acordeoneros y gaiteros, piraguas que se despiden del sol, rosados cielos que abrazan la cordillera que canta, vacíos del mar para empujar las olas.

Llenos de identidades y folclore, vivos de forma cultural. Caminamos por los pasillos de la academia y no nos identificamos, te observo en la cafetería, como quien cuida lo que no le pertenece. Si de algo sirve escribir es precisamente para esto, para dejarse ensordecer por las miles formas de vida que queremos preservar, miles de corazones que no nos pertenecen, solo las notas musicales del viento sobre la avenida principal.

¿Quieres salir a comer entonces un helado?

AV.