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24 de febrero de 2025

Colores (La Gata).

 


Imagen tomada de: https://www.ebay.com/itm/196019961745 


Nos encontramos a la hora pactada.

Ella, bella como cada idea en la que suelo convertirle, yo, como cualquier ingenuo, a la expectativa de un saludo formal.

Nos disfrazamos de amigos para entrar en el amable gesto de la consejería, nos disfrazamos de desconocidos, para poder conversar sobre la infancia y las historias que nos han dado una pauta en el ejercicio de ser adultos. Nos disfrazamos de hermanos, siendo ambos hijos únicos, para entendernos en los dolores de esas experiencias de soledad y curiosidad.

Fuimos conversando sobre todo lo que nos permite la vida configurar, caminamos con las palabras en cada paso, nos ajustamos en amables silencios. Silencios que para mi son importantes, porque en el silencio es preciso donde suelen florecer las más bellas intimidades de quien tiene algo por decir, del grito que busca en confesión dar todo en un solo intento.

Silencios que con cada paso fuimos llevando de un restaurante a una cafetería. Conversamos, porque teníamos historias pendientes de un ponqué y un café.

Nos inventamos juegos, y en este empezamos a adornar a una sencilla estatuilla de una gata, de esas que hay en múltiples escenarios de producción artística local. La elegimos, porque era el momento de elegirla.

Ella, con su sonrisa me preguntó: ¿Y cómo la vamos a pintar?, yo, que vengo de un universo en tonalidades Technicolor, asentí con un breviario de esos que ya poco se ven: 

- De todos los colores.

Siempre caemos ante la sorpresa, no importa el color.

Ella pidió un Té de frutos rojos, algo salvaje y placentero para quien quiere dar calma a un alma joven, Yo, huyendo de mi superyó, reiteré la costumbre de tomar una taza de café americano.

Otra taza, para contar otras historias.

Hablamos de temas que incluso se me hacen en exceso vivos a pesar de que fueron situaciones vividas en el tiempo pasado, desde los años noventa hasta aquellas invocaciones de tiempos indefinidos.

Conversamos, porque teníamos algo que dejar ir, algo que acompañase a un Té de frutos rojos y un café.

Ella, adornada con una sonrisa en el rostro me daba la orientación suficiente para yo construir ideas de un mundo inevitable. Yo, con la mirada perdida en dos universos color marrón, me guardaba las palabras para así no perderme.

Pintamos a la gata con los colores que elegimos, fuimos dejando salir de manera creativa las palabras, las preguntas, las anécdotas y cómo no, los silencios.

Fuimos dejando escapar a cada niño de nuestro lugar, a aquella niña que podía levitar, a aquel niño que de manera insensata se encerraba en la música.

Dejamos a los colores abrazar a la gata para que fuera una sola en medio de dos contadores de historias.

Al finalizar la tarde, nos levantamos y mirándonos fijamente nos preguntamos:

- ¿Y ahora quién paga la cuenta?

Con una ligera sonrisa nos pusimos de acuerdo y dejamos los cuentos elevar por todo el espacio de la cafetería:

-  La gata invita.

AV

15 de enero de 2015

Una Flor.




Imagen Tomada de: http://wall4all.me/walls/animals/cute-female-cats-lovely-8564-2560x2160.jpg


Una flor se regala cuando hay sentimientos que quieren apoderarse de ese vacío que la melancolía puede llenar si uno se descuida, sirve además, para adornar esas esquinas vacías de vida que encomendamos en el hogar.  Darle utilidad a esos muebles que se niegan a guardar recuerdos a cambio de servilletas y manteles.

Somos personajes ilustres en el relicario de recuerdos de nuestras madres, a ellas, la más ejemplar de las mujeres es a quienes debemos de ofrendar las mejores flores de cada jardín, traer a su morada la más vistosa de las Margaritas, Heliconias o Claveles, darle Girasoles, un Bonsái quizás, caer en las Violetas o por lo menos, en cuadros de gran pintura donde la acuarela se humedezca con el papel y haga de su aroma, la más viva de las rosas.

Regalar una Flor nos hace humanos porque desprendemos de lo natural, un detalle que para siglos atrás era más artificial. Dejamos a la codicia construir un poema y de allí, de sus versos y soneto, arriesgamos la prosa hasta la más infame de las intenciones, nos convertimos en seres ingratos, hacemos de la ausencia una costumbre irremediable que nos hace ser groseros con el prójimo y bueno, hacemos de una flor la mejor de las herramientas para brindar homenaje cuando el amigo ya ha partido al más allá, lejos del acá.

La más opaca de las ventanas, con sus vidrios empañados y sus cortinas deshilachadas puede ser la más hermosa de las casualidades cuando una flor se posa sobre su  base, allí, sola, única, sin prisa y con mucho por decorar, pasar de ser una simple ventana a transformar todo un hogar en un bello encuentro familiar.

Una flor es la manifestación poética de lo que la luna jamás fue capaz de ser en manos de una mujer. Es la fortuna más delicada  que un hombre ambicioso pueda ostentar entre sus pertenencias, se hace a sí misma una quimera de llanto y sonrisas, vuelve en alquimista a aquel origamista que transforma al billete de lotería en flores de papel.

Somos seres de costumbre y seguimos tradiciones, a las tradiciones sumamos misticismo y fanatismo. Al fanatismo le sembramos convicciones y a las convicciones le alimentamos con intenciones, a la final todas las intenciones las embellecemos con flores, flores frescas o flores secas, Popurrí para el centro de mesa, o una corona para la familia del que ya no volverá.

Regalar un libro de poemas de Pablo Neruda a la persona de la que se está enamorado es pues, regalar inspiración. Ahora bien, regalar el libro de las preguntas, para encontrar las respuestas en una flor, en un libro para la eternidad es pretender en cada página que la vida nos cuestione de una bella manera, nos invite a su cuestionario de sanidad, a ese recoveco del alma donde las flores son importantes por su aroma y no por su color, por su comodidad y no por su utilidad.

En la estética es donde nos encontramos y damos valor de cambio a cada premisa del tradicionalismo, del historicismo del amor. Serenatas y poemas, flores e invitaciones a cenar, Margaritas, o quizás claveles, seremos lo que el amor nos permita ser, nos enamoramos porque permitimos ser flores en el alma del otro, nos entristecemos porque marchitamos la dignidad en un adiós, por más error que sea o descuido que merezca.

Regalemos vida, quizás, semillas para sembrar, quizás besos envueltos en abrazos y cargados de mucha vitamina. 

Demos al otro que no está un homenaje en vida, invitemos a su hogar una salida a tomar esa bebida que hace mucho no receta, hagamos de las familias el centro del universo, la ronda musical de cada  batalla. Vivamos dentro de los corazones de los desesperados para así en cada página escribir un poema, quizás un poco de Neruda, porque como bien Pablo lo ha encomendado a su literatura, para nacer se ha nacido, desde un Canto General, o por qué no, desde una canción desesperada; todo desde la virtud, el amor, la ternura, pero también desde la cobardía, la osada manifestación de pereza y cinismo, el cartelismo de los que necesitan reconocimiento, el poemario de la juventud.

Me agradan a fondo esos personajes que permiten que la ficción construya sus pensamientos, que se desvanecen en historias para germinar en ideas. Es que compañeros de lectura, a una mujer enamorada se le enamora con la más ficticia de las verdades, las intenciones que salen del corazón, nosotros por su parte, como hijos del sol, nos enamoramos por la más real de las mentiras: El futuro que queremos visitar.

Las flores son para la vida, las historias para construir vida, los recuerdos para pavimentar los pasillos de la nostalgia, los amigos para justificar las salidas, los amores, los amores son para construir vida dentro de cada poema, dentro de cada canto desesperado o amargado.

Escapar con confianza de una rutina es buscar en lo que nos es constante, una razón de ser y qué mejor ejemplo de ello que el oficio de Jardinero. Por su parte, la literatura se ha encargado de sembrar dudas y prejuicios, instalar miedos y confrontar conocimiento a lo largo de la humanidad, como si no fuese suficiente con ser humanos y codiciosos.

Regalar una Flor, es el acto más humano para aquellos que se desapegaron de su humanidad y enfundaron la túnica de la individualidad. Regalar un libro es lo más humano que podemos soportar, en especial por aquellos que aún siguen buscando su humanidad en letras y saberes.

Regalar un libro de Pablo Neruda es pues, Regalar una Flor hecha poesía.



AV

30 de diciembre de 2010

Belleza Americana



Imagen Tomada de: http://abduzeedo.com/20-beautiful-pictures-cats "waiting for my cat prince" by: Paulo Gabriel Porto Alegre - Brazil.

Hay lugares casuales en los que se puede apreciar la belleza de una mujer sin caer en lo obsceno o hacer viraje en lo vulgar. En la jornada de hoy estuvimos recorriendo algunos almacenes y centros de comercio y sin proponerlo, daba en el punto de encuentro de todo tipo de belleza de las honorables herederas de Eva.

Nuestra primera estación de paso fue en el sur-este de Miami, un local comercial exclusivo de artículos deportivos. En la búsqueda de mi regalo de navidad que no fue, entramos al almacén y vaya sorpresa para mi gusto al disfrutar la vista con la admiración por la belleza femenina de todo tipo de mujeres en edad adulta dedicadas a una vida deportiva. Mujeres con sudaderas, con ropa ligera y un cuerpo trabajado con los mejores esfuerzos de las diferentes disciplinas deportivas sería pues un buen lugar para ir a recrear la vista, similar, a la esperanza que se despierta en un Gimnasio.

Terminada nuestra visita, continuamos el recorrido a otro tipo de local comercial, un almacén de artículos del Hogar, especializado en los dispensarios de Cocina, Baños y zonas de decoración (jardinería en su mayoría) que sin saberlo, terminó siendo el almacén ideal para ir a mirar mujeres bellas mayores para un joven de mi edad. Algunas con la evidencia de una cirugía plástica /estética, otras con el paso de los años de manera lenta y cuidadosa, quizás el vestuario o la manera de caminar, diferentes razones pueden ser, pero en todas, siempre latente la posibilidad de disfrutar de una buena “catana” para dejarnos asombrar.

Todas de todo tipo y para diversos gustos: Rubias, peli rojas, castañas, de ojos claros, ojos oscuros, altas, de mediana estatura, con silueta natural pero seductora, con cirugías y atractivas. Algunas mayores de los 40, otras disfrutando de las virtudes de los 30. En todos los casos una belleza ´particular´ buscando artículos para el hogar.

Junto al almacén, quedaba una tienda de mascotas, tienda en la que se vende todo tipo de cosas aptas para el cuidado de esos seres a los que tanto amamos, nuestras mascotas. Para mi deleite, observaba que entraba y salía de dicho almacén un número considerable de féminas en comparación con la cantidad de hombres asistentes. La edad era la variable más dinámica de todas, pudiendo observar bellas señoritas adolescentes hasta interesantes madres de familia, todas preocupadas por el cuidado de su mascota mientras yo, me dejaba preocupar por esas sensibles damas de gran corazón.

Al finalizar el día fuimos a un famoso almacén de artículos para dama, puesto que mi abuela y mi madre querían averiguar algunos cosméticos y dejarse tentar por alguna que otra promoción. No podía creerlo pero sí disfrutarlo, estaba pues, nuevamente en un centro de encuentro de grandes proporciones para la belleza femenina. Jovencitas, jóvenes, damas, señoras, señoritas, otras no tan señoritas, todas asistiendo a comprar sus productos favoritos sin importarles los precios, yo, disfrutando de la variedad de damas, podría afirmar que me sentía en un casting para un comercial de United Colors of Benetton.

Lo grandioso de la belleza femenina es precisamente la naturalidad con que se muestra, en ocasiones un traje sencillo o un movimiento sencillo de cabello, una mirada despistada, una manera inocente de caminar, unos zapatos, un jersey, cualquier situación cotidiana para la vida podemos captarla con la atención de ese segundo de vida y darle grandes dimensiones a una belleza que para otros está opacada.

La mejor belleza siempre afirmamos está en nuestra tierra y como no, siempre diremos que las mujeres de nuestra ciudad son las más bellas. En ese y todos los casos, es la belleza la que se considera universal y no territorial. Ahí el secreto del éxito de último almacén que visitamos, un breve pero claro mensaje de Victorias Secret´s.

La belleza también se lleva por fuera.

AV

26 de noviembre de 2007

Belleza Subliminal



Respira profundo, déjalo salir, muerde la inocencia de la tarde. Húmeda como la nostalgia, como las gotas de sangre que escapan de una herida casual, innecesaria voluntad de crecer, pésima actitud de madurar, déjalo salir, que se haga ajeno, que no te reproche los vacíos de la cama, que no te desvele con su silbido nocturno.
Húmedo como la sal cuando sale del mar, como la brisa de agosto que cae con hambre, como el calor del hogar después de partir, déjalo salir, expresarse, mutarse, arriesgarse.

Ante el espejo no preguntes, no cuestiones, mira de reojo e identifica tus líneas, busca el mensaje en el tocador, mira en el techo el reflejo de la conciencia, del blanco que te vigila cuando duermes, del límite del ego. En ocasiones disimulas la beldad bajo un velo de estiércol, formado de palabras y opiniones, maquillado con imágenes externas, de juguetes prestados, de juicios y criminales.
Naces cuando la hora de expulsarte te toma por sorpresa, te educaron con el pudor de la paternidad, te alimentaron con noticias y regaños, te dejaron en celo, te ilusionaron con viajes para el cuerpo, con blusas y jeanes tejidos a mano, como la piel, como el ego, que los tejiste a mano mientras masturbabas la presencia de otros.

Echaste a la basura las oportunidades de amar al prójimo, te vendiste en caminos pavimentados, en rutas que viajan sin ti, pero que atreviste a cruzar. Naciste para ser amada, deseada, besada, olfateada pero nadie ha sido capaz de lamerte, te dejan en celo, con el calor de la sexualidad temprana, te recordaron el celo que en el hogar fue el regaño de cada desayuno. Licor, licor, licor.

Burbujas de pasión inconsolables, bajo una ducha fría y solitaria desvelas tu cuerpo de manera esotérica. Vives como mascota prestada, en cautiverio eterno, con el alma al aire buscando tierra, acosada por nubarrones, dejada al margen de esa belleza que en la cotidiana muerte de tu base y pestañina ilusionas a caminantes y sonajeros. Un beso lo soluciona todo pero no promete sexo, no promete paz, no promueve vida, solo la reproduce con tu misma sangre y tu misma belleza, llena de subliminales criminales, llena de amores lejanos, amores que no has conocido en vida.

Necesitas suerte para retomar el rumbo.