13 de febrero de 2025

Espacios (Personajes)

 


Imagen tomada de: https://www.wallpaperflare.com/cat-walking-on-blue-line-wall-painting-padova-graffiti-artist-wallpaper-aprmz

 

Alguna vez conversaba con alguien sobre lo importante de los espacios personales, de la manera como interactuamos en escenarios de trabajo, escenarios familiares, escenarios de intimidad en pareja y cómo no, de todo lo que se oculta en la soledad como escenario permanente.

Conversaba con aquel fulano, de la suerte misma de poder compartir nuestros gustos con aquellos a los que no les interesa nuestra vida, pero muy a su pesar, tienen la amabilidad de soportar nuestras ocurrencias, avenencias, nuestras excentricidades. Personajes que su labor es observar por más opinión que tengan para brindar.

A ciencia cierta pueda incluso que no se trate de suerte, puede ser preferente estilo de vida, de cordialidad. Porque atender a quien no nos interesa es un excesivo acto de amabilidad, valentía le llamaría yo.

Somos personajes que en permanente construcción vamos forjando el modo (a veces insano) de interactuar con el universo. Somos sonrisas, somos quejas, lamentaciones, somos deseos inconclusos, somos canciones que se olvidaron, somos la melodía de aquel ascensor, el silencio de cada mañana en la intimidad de la ducha, del agua que cae como un eco de memorias.

Esta permanente construcción trae consigo sus testigos y actores. Cuando nos encontramos a aquel fulano que hace mucho no vemos, nos estamos encontrando con un personaje que vive en una versión totalmente distinta a la que conocimos en ese tiempo pasado.

Hoy reflexionaba, por ejemplo, que el jugo de maracuyá estaba logrando el top 1 en mi lista de jugos preferidos, desplazando al Lulo y la mandarina. Reflexiones superficiales diría cualquier lector de este inconcluso blog, pero es que lo potente de aquella sumisa reflexión, además de enaltecer el poder de la maracuyá, es saber que la versión mía de 2015 amaba el lulo, que la versión mía de 1995 amaba la naranja.

En aquellas dimensiones del tiempo donde la vida florece, conversaba con el fulano aquel, los espacios personales los vamos tejiendo con el cariño de otros que sí nos estiman. De esa oportunidad de aprender de quienes en su insensata ignorancia, nos dan lo mejor de sí y nosotros, en la insensata obediencia, aprehendemos cuanto nos permitan recibir.

Cada espacio es un reflejo de nuestras vidas, la biblioteca llena de libros sin leer, la cocina con la organización específica de la vajilla y las ollas, el escritorio y sus lapiceros de colores, el clóset y su orden de cada zapato, los tendidos de cama, las canciones y los amigos.

Somos artesanos de la soledad, de esos ecos en el que sueños y pesadillas caminan de la mano, como una trenza, acompañados de las dudas, en una bóveda inmensa, negra de infinitas palabras, de inacabados silencios.

¿Cuántos amores hemos convidado a caminar en aquellas escaleras de lo incomprensible? ¿A cuántos amigos hemos refundido en los recovecos de la memoria? ¿A cuántos, estimado lector, hemos dejado ir, a pesar de que nunca les dijimos “gracias”?

Hoy nos merecemos aquel jugo de maracuyá, nos merecemos escuchar la canción favorita a todo volumen.

Nos merecemos caminar tomados de la mano. 

AV

2 comentarios:

Francisco J Salazar V dijo...

Profunda reflexión para pensar y repensar.
A veces el fulano no es que no nos interesa o no se interesa por nosotros, tal vez, está o estás sin estar.

Anónimo dijo...

Me encanta !