19 de junio de 2009

Mis Calles Fuera de OZ



Imagen Tomada de: http://www.sjemery.com/cat_sunshine.JPG

Cat Sunshine

19" x 19" ;

Watercolor

Steve Emery Gallery


En un tornasol suena el eco de un mundo oriental, mil ideas que se evaden en el salón, flores que se humedecen en el florero de la entrada. Vivir al ritmo del juego, escucharse en palabras de noches y cerveza, inventar fantasías en el juego del ego, dejar a la mujer amada poemas que se volaron en el tiempo de los afortunados.


Ilusiones en Violeta, mujer que se conoció sobre la colina y se dejó besar en una ocasión lateral. Niños que se fugaron del rosa de la canción infantil, que se inventaron fantasías sobre baldosas amarillas, jóvenes que se burlaron de los libros del tiempo, que se quedaron conversando en el zaguán sobre sus aptitudes como herramientas de pesca. Nuestro mundo se deja caer en espionajes y miles de fantasías, en esos seres voladores que nos ayudaron a llegar al oráculo del sur, esas noches donde nos escondimos de los adversarios, donde dibujamos puertas de tiza sobre muros de casas viejas, princesas que se quedaron esperando sobre el tocador, miles de ocasiones para hablar a la inversa.


Un amigo volador nos habla de sus películas clásicas, el silencio que a veces es intolerante se apodera del juego de miradas, arrienda palabras y se posesiona de los nervios que causa el recién encontrado amor. El juego en espacios de callejones es similar al estallido de niños en llanto sobre parques estudiantiles. Los tiempos vienen cambiando, la ropa deja su textura y su color, los libros envejecen y envenenan a las ideas nuevas.


El artista de moda se compone de acciones sociales, se ha olvidado de cantar. Recuerdo el deseo irrefutable de querer viajar, divagar en brazos ajenos, sumarme en la piel de quien no cesa de callar, de quien le importa poco el peso del silencio o la distancia del recuerdo, del miedo de las alturas o la estupidez de la moral, igual da, todo se resume en melodías ochenteras y canciones casuales, poemas férreos de duro calibre, de mensajes fuertes y de un ácido fuerte que no respeta fronteras, de un mundo paralelo inventado por el cine, de una malla de fuerza unificadora de valores, de gatos corriendo detrás de la luna.


A veces, y solo a veces, dejando los cursos de aprendizaje a un lado miro a mí alrededor tratando de justificar mi pensamiento occidental y veo en esa urbanidad calcinada un sueño frustrado que se ha saltado ya a dos generaciones. Veo en sus calles agujeros del tiempo que reclaman justicia, en sus bibliotecas se oyen voces de protesta y en la revolución de los estudiantes se siente la impotencia de la escuela, de la madre historia que no nos quiere reivindicar con el error, nos deja atónitos ante su legado y para mayor desaire nos deja sumidos en un desastre apocalíptico que al mejor estilo de los medios de comunicación, se deja permear por la subjetividad de lo cotidiano.


No venimos a transformar a otros, hemos llegado a dejarnos formar y con ello lograr avanzar, aun con el mundo a nuestra merced sabemos bien que todo sigue polarizado al mejor estilo de un dulce de barra. Tácticas de seducción que imploran ser mas soeces, juegos de bares que aun recuerdan las viejas costumbres de las calles amarillas, de dragones voladores, de duendes nocturnos y viejos comedores de piedra.


En donde reside el saber un gran silencio habita, en ese silencio un fuerte ambiente a soledad husmea por los alrededores, en sus predios un gran miedo se percibe en la llanura, en la llanura el tiempo se juega la dignidad con libros e hilos de humo.


En mi tornasol suena el eco del mundo oriental, suenan las calles de Oz.


AV

16 de junio de 2009

Escribir para Escribir


Imagen Tomada de:
http://www.homesweethomestyle.co.uk/images/products/stuff%20013.jpg

Una sensación de querer escribir y dialogar, de observar con letras y dejar en la tarima canciones que se inspiran por casualidad, noticias cotidianas que se reflejan en papel periódico, en cientos de historias de ayer, de cotidianidades que ya no pertenecen al mismo unísono de otras voces, esas carcajadas que se fugan en nubes grises.

Conversando una amiga narramos el sedentarismo del arte, nos custodiamos en cielos abiertos y blindamos nuestras fuerzas en abrazos que se sumergieron en una larga noche de salsa y visitas. Hablamos de eso que siempre ignoramos, la sencillez del lado humano de la palabra.

Dentro de esas charlas de humildad miraba hacia atrás en el tiempo y recordaba lo sencillo que era para mí redactar ficciones en cuentos y relatos, sin embargo hoy por hoy queda en evidencia el ausentismo de ese arte. Diría que he calmado la capacidad de asombro en realidades actuales, mi escritura podría afirmar se ha dedicado a reseñar lo que se piensa y se siente, a redactar en versos quizás subliminales, la discordia de estos tiempos modernos, mi presente y mi pasado mezclados con arena y azúcar.

Recordando con juicio me sorprende ver que la última vez que un cuento escribí fue precisamente hace casi cuatro años atrás, con excepciones algunas, no he visto una publicación propia de la ficción, ni inventadas nuevas razones para leer. Una que otra canción se escapan de lo ritual, se escriben y se cantan esos momentos de soledad, melodías dispuestas a ser cantadas a la luna o al crimen de la ficción, pero en síntesis nada se ha hecho por redactar un mundo paralelo de letras y acontecimientos.

Personajes que se han quedado en el limbo, viejas historias que por el momento no pienso terminar, libros inconclusos o cuentos extraviados. Mensajes que he preferido escribir y publicar, ahora será en otras motivaciones las ganas que me den para mirar al frente e intentar redactar nuevos personajes, los viejos, viejos serán.

Recordar entonces aquellas conversaciones es obligarme a reivindicarme con el oficio, es probable que el blog haya funcionado como medio de expresión, pero la producción deberá encerrarse en otros medios. En otras melodías se dispararán esas historias de misticismo y literatura, en la frescura de negras letras y húmedas páginas.

Con un buen café y una grata compañía se le dará oda a la soledad.

AV

14 de junio de 2009

MISIÓN CUNDINAMARCA PARTE XI



Imagen Tomada de: http://fc09.deviantart.com/fs9/f/2006/019/c/7/GhostCat.PNG

http://enu.deviantart.com/



Esta ha sido una semana de sensaciones y sueños. Nuevamente he retornado a la Casa Grande, la he visto de cerca, he caminado por su angosto pasillo hasta llegar al aroma a frutiño de la cocina, me he detenido en el inmenso ventanal de la sala principal, la reja azul aun cubre con calma las puertas de madera color crema.


El piso de cemento con baldosines dibujados en rombos amarillos y negros se deja cubrir por el polvo, el silencio pasea de lado a lado, como una cortina que se deja desvestir con suspiros y fuertes esperanzas.


El tiempo ha cedido voluntades a la crianza y la historia. Afuera, en el patio trasero una pileta de cemento sostiene una pequeña llave oxidada, gotea de vez en vez, como el agua que da significado a la vida, cerca, la pared blanca con manchas de color café se deja encender por la luz de un sol que cae desde el lado frontal de la casa. Una calle secreta guarda rastrojos de familiares y amigos, la imaginación de aquel niño que jugaba en la baranda de cemento del según piso aun se dibujo en el inmenso palo de mango. Sus frutos caen, algunos con mordiscos de murciélagos o gatos juguetones, una casa que de noche se viste de total oscuridad que deja a los fantasmas caminar con pasos seguros y rutinarios.


Un triciclo oxidado color rojo y sin la rueda trasera izquierda, una barra de cemento ensuciada por la grasa y el carbón, el baño color azul aun conserva el aroma a familia, agua por todos lados deja charcos en la entrada, frente a esta una muralla vieja deja una pequeña puerta azul oxidada como patrocinio a la soledad y la historia que se está dejando morir.

Querer retornar ahora es una aventura que se debe dibujar con propósito alguno. El estado de la casa sigue sin cambiar, las voces del pasado no se visten de inocencia, por el contrario ahora se inicia ese perplejo acto de fe de comenzar a creer en el mensaje de los muertos y no en las intenciones de los vivos.


Sigo recorriendo ese inmenso espacio de soledad, una mesa de madera forrada en cuero continúa su abandono bajo unos asientos lapidados por la historia, la brisa esquiva las columnas de madera y deja impregnado ese aroma a pasado en un libro abierto, cartas sin destinatario son hojeadas en una oscuridad que ni el mismo río Magdalena logra percibir, el puerto cundinamarqués aun conserva en el turismo el cansancio de los nativos, la casa por su parte deja grandes peldaños de madera en unas gradas que no han dado señal de vida desde el ultimo agosto.


Todo gira en cuanto a los sueños inscriben, familiares fallecidos o amigos del hogar se pasean como listado de nombres en pequeñas cruces, el miedo no es ritual, es secreto de un llanto melancólico rastrea las hojas secas sobre el patio de enfrente, el retablo que detiene el paso de los niños cae y una gran luz se escurre por debajo de la puerta de madera, su color crema desaparece bajo la ráfaga de luz, mi mirada se ciega y esas canciones de infancia ahora suenan con fuerza, el aroma a gaseosas SOL y el calor de antaño narran lo que ocurre fuera de la casa.


Tiempos sin conservar memoria han dado de qué hablar entre murmullos familiares, querer retornar y organizar el hogar no es mi propósito principal, el cemento y la madera caerán algún día, el agua se llevará consigo los mensajes y dolores del pasado, inclusive la misma oscuridad de las noches ha logrado borrar la casa de la calle 20. Son los nombres de la nueva generación y las actitudes del hoy los que se deben preservar antes que conquistar conquistas pasadas, inclusive pretender arreglarlo todo sería el bastón para un reloj de arena que siempre exigirá se le dé la vuelta.


Hace un año vi una familia de gatos cuidar la casa que aún conserva mangos en su patio trasero. Hoy se deberá sembrar una nueva familia y recoger nuevos frutos. Las señales de vida continúan enviando mensajes pocos comprensibles, las señales del tiempo han dejado marcas en la piel.


Es hora de volver a escribir esta misión.


AV

1 de junio de 2009

Ecos de Junio



Imagen Tomada de:
http://fineartamerica.com/images-medium/cats-and-crossword-carol-wilson.jpg
Cats And Crossword Painting by Carol Wilson (presented by Carol Wilson Cat Art)

Estaba sentado conversando con mi mejor amiga, juicioso en el MSN hablando de escritos y oscuras ilusiones, de desiertos que golpean la mirada, de letras que se frenan en el devenir de noches pasajeras, de amigos inconclusos. Un fuerte estruendo sacudió las ventanas de mi casa, el eco dejaba en el aire un olor a pólvora propio de cobardes en tiempos de sangre, lejos de esa realidad que la soledad libra con la depresión, esta era una tregua entre la música y la literatura, el eco se limitaba a dejar sonidos en el silencio.

Un sentimiento de venganza se escapó en mi mirada buscando razones en el fondo de la ventana, luces amarillas y postes eléctricos atestiguan el silencio y la quietud de una oscura noche marcada por encima de los 30 grados centígrados, aprendí en ese segundo que la no se trata de encontrar la canción ni el sonido perfecto, se trata es de aprender a escuchar esas melodías de la tristeza.

Como un grito de dolor que el cielo no cesa caen aromas de pólvora, como la muerte cuando dibuja su sonrisa en invierno, las oscuras nubes de la noche cesan ante el poderío de una indiferencia que no nos ha dejado ser, que nos persigue en el tiempo, se ha vuelto el segundero de nuestra torpeza, aun en el llanto ya las lágrimas pierden sentido.

Esta ciudad carece de amistad, su soledad se arrulla en las cordilleras, se encierra en los peatones que la circulan con venganza, con desagrado y prepotencia. La arrogancia de las migraciones nos ha dejado cicatrices en el rostro, no nos ha permitido ser, nos han robado el llanto, la risa no la envenenaron con publicidad y mercadeo, dizque cultura ciudadana, que farza!, eso no existe.
Lo que hay que apostar para que exista es la cultura del ciudadano, el amor del hijo hacia su padre, la protección del fuerte hacia el débil, la cosecha lista para ir al mercado a las cuatro de la mañana, no dejarla morir en túneles que huyen de la vía al mar.

Esta ciudad llora como una madre que ve morir a su hijo, como una balada que en voz de inocencia demanda la guerra, como esos fallidos intentos de mediatizar y politizar iniciativas de paz. La única iniciativa de paz que nos cubre es la de descansar en paz junto a los próceres de la historia.

Estaba sentado escuchando a The Beatles, casi un deseo de llanto me empujó contra el recuerdo. Hace diez años mataron a Jaime Garzón, hace diez años fue la masacre de Bojayá, hace diez años fue el secuestro de La María, hace diez años que llevo mi manilla negra en la mano izquierda. ¿Cuántos años va a durar este luto? ¿Cuántas canciones debo componer o entonar? ¿Será el ridículo el culpable de nuestros males?

Sentado un lunes primero de junio quise dejar ser, pero aunque se sufra con el presente de nuestros sueños es la musa del recuerdo y de la memoria la que nos sigue dando ilusiones y desaciertos.

Quiero sentarme en el piano y dibujar cada sonrisa perdida que le hemos regalado al thanatos, cada canción que le hemos dedicado a funerales y conciertos por la paz, cada fotografía de desaparecidos por la tragedia.
Quiero rendirme a los pies de la indignación, intento no perder esa fortaleza de continuar y seguir luchando en silencio, creer en mi gente y mis alas, elevarme en las decisiones que nos obligan a tropezar con problemas solucionables, pero cuando la muerte azota de nuevo es demostración de lo incompetentes e impotentes que podemos ser en este hemisferio del mundo, estas latitudes urbanas que nos castigan al mejor estilo de los campos colombianos del frente nacional.

Llueve miedo en nuestras nubes, llueve eco de dolor en el aire, la sombra se esconde en la pared, seguimos sentados tratando de saber que sucede, seguimos cantando en tristeza.

El cuento quiere ser acabado.
- Let it Be -


AV