8 de marzo de 2017
Sala de Espera
7 de marzo de 2017
Nuestra Aflicción
7 de enero de 2017
Días Nuestros (2016)
Un agosto que estuvo cargado de emociones y muchas noches para reflexionar, rememorar aquello que la vida daba por sentado.
Una reunión familiar que albergaría de cierto modo mi orfandad, una reunión donde me acobijaba del cariño de mi nueva familia, una felicidad que surgía en medio del llanto silencioso de la nostalgia. Del querer y el extrañar.
31 de enero de 2016
Sin Título (Hoja en Blanco)
24 de julio de 2015
Lenguaje
22 de julio de 2015
Una Deuda Cultural (Entre muchas)
18 de enero de 2015
Domingos de enero.
30 de noviembre de 2010
El Gato en el Espejo (Gato Negro)

Imagen Tomada de: Cat In The Mirror - ©2009-2010 ~ABcreatorOfGrotesque
A veces, cuando me siento a escribir es porque tengo algo en la garganta a punto de salir, es porque tengo una idea merodeando en mi mente sin detenerse, es porque mi corazón quiere estallar en llanto, sea de dicha o de tristeza. Es cuando el aliento me reforma en constantes suspiros y me sumerge en un juego de adivinanzas y aforismo.
Una buena canción suele acompañar este tipo de relatos, más reflexivos que literarios, este tipo de entradas en las que una buena dosis de sinceridad se ve opacada por una alta dosis de metáforas, por un símil de posibilidades regadas por toda la conciencia.
No estoy en una buena temporada, lastimosamente la vida da unos giros imperdonables, cambia de estación el reloj y mi conciencia se ve afectada con todas las proporciones del caso en un ruedo de melancolía y actos depresivos. Letras muertas que se dejan nacer aun sin ser discutidas con el comité de censura y reformas. Quisiera ser un poco más estable, un detalle de sensatez que me permita beber con calma del amargo vino barato, que me deje reflexionar de manera positiva y no como un acto impositivo de rivalidad conmigo mismo.
Ella me lo recuerda en todo momento, el secreto está en saber perdonar, en querer renacer y en un cuerpo nuevo exorcizar todos esos odios y esas culpas que me trinan día a día. No logro ubicarme, algo ha salido del carriel, algo me tiene flotando en andamios de infelicidad.
Necesito un buen motivo para detenerme en el camino haciendo un alto productivo. Necesito una idea feliz que me retorna ese estado natural de dicha y buena vida. Necesito volver a sonreír, encontrarme, volver a lo básico, seguir en la perseverancia y retomar el liderazgo perdido con los años, necesito re-fortalecer mis andanzas, necesito muchas cosas, pero al igual que hace cinco años, mi vida se envuelve en un torbellino de temores, de una cobardía absoluta propia de mendigos, me encierro en una jaula inmensa en proporciones, pero pequeña de soluciones, me dejo cegar con la luz del sol por miedo de salir de la caverna.
Extraño intensamente muchas cosas, otras me asustan, estoy en ese lado en el que la sinceridad es más molesta que los consejos de un buen adulador.
Lo confieso, me he llenado de odio, me es imposible perdonar. Tengo una cicatriz que con el transcurso de los días se humedece con sangre fresca, un ardor insoportable que me envenena la conciencia y me mata neuronas por doquier. Aun no sé si el odio es el propio ejercicio eclesiástico de la autoflagelación, de la culpa que no perdona, o, si es propio de esas acciones que me han afrentado algunos sujetos que sin importarles los medios, me han herido para cumplir sus fines.
Sí, he perdido la fe, la esperanza de creer en que todos pueden ser buenos, en que nadie hace daño a los amigos, en que la hipocresía sólo es propia de políticos y empresarios. Pero lo he vivido en carne magra, no puedo dejar rodar esos recuerdos, esa memoria tan cotidiana que me da condenas en tazas de café. Sí, lo odio, a él y otros más, pero no puedo devolver el tiempo, no puedo retener los recuerdos. No puedo dejar de darle importancia a aquello que ha sido dominado por el tiempo.
No sé si sea catarsis u otra dignidad propia de poetas y sofistas, pero debo decirlo, debo escribirlo, tan negro como la noche, tan lejano como el viento, tan tenebroso como la dignidad de un ciervo herido.
Puedo permitirme mentir un poco, puedo permitirme ser cruel, puedo permitirme engañara y dejarme engañar, puedo permitirme muchas cosas, pero nadie me quitará lo que puedo escribir, en cambio, yo puedo deletrear lo que puedas leer.
Puedo mirarme al espejo y seguir haciendo preguntas, puedo caminar y revisar estantes en calles mundanas, puedo retomar los sueños, puedo ser un estúpido, puedo ser lo que soy.
Puedo encontrarme al otro lado del espejo, puedo dejar mi garganta estallar, puedo dejarme cegar, puedo amar, puedo odiar, puedo escribir sin ser ni dejar de ser.
Puedo ser a veces un Gato Negro.
AV
16 de agosto de 2010
Regalame una Canción

Una mentira que salga desde lo más profundo del corazón pero que se frena en la piel, no sale ni con sudor ni con lágrimas, ni en la saliva ni el aroma del corazón, no sale porque sabe que no es del todo mentira, porque sabe que la verdad que se ha dicho no es la verdad de los hechos, es por el contrario un antifaz que se le ha colocado a un sinnúmero de fanatismos, a hechos que no son de conocimiento público, hechos que como cualquier canción, no son fáciles de interpretar e interpelar.
Regálame una canción para recordarte siempre, para saber que cada día es uno nuevo, donde pueda detenerme a pensarte, donde un par de ojos verdes sea el sinónimo de un par de ojos marrones, donde el calor de una conversación sea el momento de todo lo que se quiere hacer. Sigo a toda hora pensando en miles de canciones, en miles de momentos de mi vida que quizás puedan ocurrirle a cualquier fulano, que se puedan heredar en un separaciones de términos buenos, de buenos perdedores, de buenos sabios, de celos insoportables, de ritmos cardiacos, de besos positivos, de viajes impositivos.
No se puede mezclar al igual que la música, diversas letras y emociones, sugerir ritmos en fusiones desastrosas, en detalles musicales que acaben con el dolor de algún lado de la marea, de cualquiera de las letras, de cualquier capricho que su merced me puede cumplir, de cualquier llamada que me puede responder, o de cualquier beso que se puede corresponder. Sólo es una canción, algo que le de identidad a esa búsqueda que siempre trata de inventarse en verbos y no en sustantivos, en adjetivos y no en conectores, en sentimientos y no en situaciones.
Regálame una canción para entenderme, para entenderte, para tratarte bien y prometerte calma, algo que quizás jamás he brindado en una relación, quizás algo que quieras que te brinde, algo que sea merecedor de morir, algo que sea propio de mí, que salga de mi interior, que sea más puro que aquel dolor que no he podido enseñar a soportar. Regálame una canción para borrar la culpa del asfalto, para dibujar con tiza tu nuevo nombre, para vivirme en un atril de discursos contra-actualistas, en cervezas mejicanas, en platos españoles o en pastillas sevillanas.
Regalame una canción para irme a Sevilla, para viajar a otras latitudes, para cambiar la manera de observarme y entenderme, para recomponer las piezas sueltas y darle al robado corazón una nueva ruta, sólo un nombre. Quizás identidad, quizás lo que menos se necesiten sea canciones, mejor acciones, quizás la memoria es la peor de las canciones que hemos dejado que sea seductora de momentos, quizás nuestras preocupaciones sean más por misterios que por realidades, por mentiras disfrazadas de verdad y de realidades camufladas con el antifaz de la mentira.
Regalame una canción para vos un poco.
AV
26 de octubre de 2009
En Clave Estigia

Imagen Tomada de: http://www.onekind.co.uk/art/largemain/500/MK0005.jpg
http://mattbrown.etsy.com
Matt Brown - Cat's Eyes - 10" Art Print
Como un escalofrío frío y tácito, tambalean los pasos y el silencio se hace grande, la luna busca sus argumentos lejos de la noche mientras se duermen las acciones en grandes distancias. Junto a la cama se escucha el respiro de la nostalgia, se acaparan cariños en canciones que ya no suenan en la radio, en geografías de la soledad, en la perdida memoria del tiempo. Con el afán de los domingos se bebe a sorbos un café que nadie quiere, frío como el amanecer del lunes los espacios se van desgastando junto al espejo, la duda se cuela en las aulas y el cansancio en los horarios de laburo.
Nuestras fuerzas de octubre van culminando con el tradicional afán de un noviembre que reza por fuera.
No es pecado querer ni mucho menos crimen escapar, subastarse en horas y páginas rayadas, no hacer nada, no hablar tampoco es causal de despido ni de castigo, no se puede ahogar con limonada lo que con limón no sana, no se puede alimentar de presiones minutos pasajeros con agujeros de sal en nuevos ropajes, no dar identidad ni pasar bajo palabra otras amenazas, conmigo no.
No se esconde el verso del suicida poeta que figura en el espacio perdido, no se explica la belleza de Munch en sus pinturas ni en sus locuras, conmigo no se escribe en prosa ni se baila con ritmo.
No se presiona al heredero con sueños del padre ni al enamorado con afanes del orgullo, no se le escribe con plegarias ni letanías a quien bien sabe leer el sentido del amor en la vida de los otros, no se redactan naciones en aventuras de guerreros ni en valentía de guerrilleros, no se transforma al hombre con sueños o con sonrisas disfrazadas de sangre. No se perdona ni el más mínimo sentimiento de orgullo cuando el café sigue frío sobre la mesa sin amante o pretendiente que lo beba, no se cuestiona al mojado después de que cruza la frontera.
Mirar en la ventana y dejar que la brisa siga su curso, alimentar la locura con olvidadas canciones, dejarse besar por el licor y fumar un cigarrillo en noche vieja, vagar por la magia del arte y sufrir con el descuido de la ciencia, ser veloz a la dulzura de tus agujas y escuchar miles de consejos sin argumentos, dejarnos subastar en el mercado improvisados deseos, desechar papeles de amor en ridículas sensaciones de soltería y tiempo perdido de camas sin vengadores. Dejar al lunes el trabajo del martes, el martes a merced del miércoles, el jueves con la insistencia del viernes, al viernes declararlo día de feria, el sábado pagar el luto y el domingo yacer sobre el césped de un lunes abandonado.
Cobarde o no, miles de preguntas se encierran bajo camisas de alquiler, mezclando con mesura el cianuro con vino, arte con política o sueños con adicciones, dejar en el plano material los suvenires de tus afanes, escaparme de tu malicia y hundirme en trincheras de indecisión. Quizás los permisos se le piden a la vida aun estando exento de ella, las incomprensiones a veces no se solucionan conversando, mucho menos bailando y aun lejos de la realidad persiguiendo.
Quizás duele, quizás sea un malestar que de octubre a noviembre toma colores oscuros, quizás sean días que desde septiembre se pierden con alta factura de deuda, la importancia se está dando con la misma insensatez con que se paga una deuda, el tiempo se pierde con el mismo rigor de una eucaristía, las huellas del pasado pisotean los besos del presente, triste como el despecho y el orgullo es también la duda, se cuestiona con la misma fuerza con que se abraza a un ser querido, sus rencores no provienen del dolor sino del ardor de un nuevo entender.
No se trata ahora de escuchar ni de perder valores en juegos de enamorados, recorrer calles hallando explicación a las emociones o indagar en las heridas de un guión, se puede querer en la incondicionalidad de la palabra, en la legalidad del sentimiento y en el olvido de la juventud, encontrar nueve vidas en miles de orillas, olvidar dolores de toda la vida, silbar canciones sobre la playa o naturalizar el color del amor en cuadros de texto.
Vuelves a tomar el remo de la Laguna Estigia para darle ruta a los perdidos sin notar que ahora la barca te pertenecerá con eterna practicidad, servirá el tiempo como remedio o como veneno.
Servirá la duda como cuarto menguante de la locura.
AV