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Como
consecuencia a una petición que Armando José me trasladó en estos días, por la
cual mencionaba su deseo de ser descrito por algunos de sus amigos, desarrollé en
estas líneas mi opinión sobre el joven que conocí hace unos diez años.
Corría el
comienzo del año de 2004 y en mi establecimiento Caffetto, ubicado en ciudad
Jardín se hacía necesario la incorporación de algunos jóvenes universitarios
para realizar labores de ventas como meseros o barman, de esta manera y por
recomendación de la estudiante de psicología Martha Claudia Arias, llegó a
finales de ese enero el estudiante de ciencias políticas y constructor de
visionarios proyectos.
Ya por aquella
época Armando acariciaba la idea de convertir a su proyecto encuentro local de
poesía Nocturno en una cita anual a la que concurrirían jóvenes y noveles
escritores.
Este encuentro procuraba invitar a los principiantes en el arte de
escribir a perseverar en sus esfuerzos y ese año tenía la particularidad de
unir esta actividad con otras facetas culturales. Igualmente él quería a la par
desarrollar una investigación sobre la proyección de las industrias culturales,
convirtiendo ese estudio en una base de su proyecto de tesis de grado.
Armando es un
hijo único, con una personalidad caracterizada en esa época por la severidad,
al igual que todos los chicos que no tienen hermanos, a veces un poco distante
o en otras ocasiones autoritaria. Aun así no era sorprendente notar como
lograba vender sus propósitos e ideas con valentía, aun proponiéndolos en
auditorios conservadores y excluyentes.
Toda esta
actitud me llevó a apoyarle en la realización de ese segundo proyecto en asocio
a dos clientes y amigos que lo co-patrocinaron; esa fue una noche en la que
demostró que tenía la madera para conducir y administrar cualquier proyecto
cultural, en la medida que su madurez y la experiencia, que se acumula con los
años, le permitieran buscar actividades con mayor envergadura.
Compartimos el
amor por el rock clásico, mas no el del tequila y si el de los Martini secos, así
que compartimos tertulias, risas y discusiones sobre política, tema que sin
duda nos ha apasionado a los dos.
Hoy en día
marchamos un poco alejados, aunque a través de redes sociales cada uno se
entera de los esfuerzos del otro y así he conocido de sus adelantos académicos
y de algunas de sus historias personales.
Imagino que la
llegada a sus treinta y un años lo debe tener pensativo y observante ante las
acciones y eventos futuros, que vendrán con esta década nueva que comienza a
transitar y a vivir y en la que de seguro oiré hablar mucho de él.
Finalmente
Armando recibe un Feliz Cumpleaños y que esta treinta y una vuelta al sol
te colme de realizaciones exitosas y de nuevas inspiraciones.
CC.
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