22 de octubre de 2014

Luis Fernando Reyes: Conociendo a Don Gato y su pandilla.



Se me ha dado el privilegio de ser uno de los miembros del selecto grupo del Proyecto 31, para narrar una historia de lo cotidiano acerca alguien, que más que un amigo y un socio, he llegado a considerar un hermano de otros padres.

Es por eso que este breve relato dedicaré para contar como conocí a tan peculiar personaje.

Aunque podría decirse que en muchas ocasiones la vida nos puso en el camino, tanto en lo laboral, como en lo trivial, al punto de tener incluso un círculo de argos en común poco o nada habíamos compartido realmente hasta principios de este año.

Antes de eso nos conocimos cuando anduvo en su lucha por sacar adelante un proyecto cultural conocido como Nocturno y del cual pude, en aquella ocasión brindarle apoyo, sin embargo de aquel joven mechudo y con pinta de rockero mal pagado hoy sobrevive muy poco, quizás el gusto por la música.

Varios años más tarde volvimos a compartir en un grupo de jóvenes líderes sociales de la región y en el cual departimos en unos cuantos espacios, sin saber que años atrás ya habíamos compartido. Por último y como si lo hubiesen hecho adrede, nos encontramos trabajando juntos en una institución de educación superior en la cual empezamos, en cortos momentos a compartir un poco más, pero hasta ese momento realmente no lo conocía.

Para mí él solamente era un hombre circunspecto, serio, dedicado a sus clases, en las cuales por cierto se había ganado no solo el miedo, sino el respeto de sus estudiantes por su nivel de exigencia. Pero hasta ese momento un simple compañero más.

Con el pasar de los meses de compartir, hablar y debatir en unas tertulias de docentes, antes de empezar nuestra rutina, a la luz de una cerveza, empezamos encontrar puntos de convergencia y divergencia en nuestros diálogos, con el pasar de los días la incertidumbre sobre este personaje, se transformo un grado de admiración.

Sin embargo, hasta ese momento solamente éramos dos compañeros de trabajo que departían una cerveza antes de iniciar sus labores, unas especie de obreros rasos que tratan de solucionar un poco de su vidaen esa parafernalia normalidad de una chela antes de cada jornada de trabajo pasaron dos meses.

El momento de conocer a Don Gato y su pandilla en profundidad llegaría el día de mi onomástico, cuando, como buen colombiano me excuse de mis obligaciones extra laborales (Turnos de docencia) y programe una salida con los escasos amigos que me acompañan, a escuchar un poco de humor de pie (Bueno si nos vamos a los americanismos Stand up comedy) en un café, al cual el protagonista de nuestra historia no ingresa ni multado

Ese transcendental día de marzo (obviamente por ser mi onomástico) y después del pésimo servicio recibido en dicho Café, donde para que me dieran la cortesía por la fecha tan especial, casi me exigen llevar dos testigos de mi nacimiento para corroborar que no les fuera a estafar los 15 mil pesos del coctel.

Obviamente con el disgusto generado, decidí cambiarme al establecimiento donde Don Gato departía con un grupo muy singular, quienes acogieron a mi parche de celebración como si fuéramos amigos de muchas primaveras atrás.

Mis acompañantes: mi esposa, un amigo fiel, otro gato y su mujer; en la mesa de Don Gato estaban el Tony, por nombre y actitud; y Snoopy, por lo tierno y circunspecto; el hijo de Kandor de la familia de Zod, que si no fuera porque son historias fantásticas, al ver su estatura pensaría uno que es real; el silencioso hincha del depor Cali; y el maestro de las leyes proveniente del milagrosoestos personajes a medida que iban llegando se integraban a la conversación, como si llevaran la noche entera.

Esa noche, en medio de risas, política, juegos, Batman, Superman, Kandor, Kripton  y un pequeño componente etílico (Bueno algo significativo para ser sinceros) por fin conocí el verdadero Don Gato, un tipo alegre, culto, analítico, rodeado de amigos, pero sin temor a estar solo.

De amores y odios, un tipo definitivamente carismático, pero, para algún transeúnte desprevenido podría ser un poco arrogante y soberbio, Sin embargo cuando lo conoces te das cuenta que en el fondo es alguien dispuesto a dar lo todo por apoyar a sus amigos, así como alguien con el poder y la fuerza para hundir a sus enemigos.

De silencios alargados y meditaciones inesperadas, al punto de que en ocasiones no sabes que sentimientos o pensamientos le rodeen la mente, pero atento a su alrededor y dispuesto a dar la mano cuando alguien se lo pideComo todos,  un personaje con defectos, pero eso no es tema de este escrito


Don Gato y su pandilla, un grupo singular del cual hoy me siento orgulloso de pertenecer, en el cual cada miércoles y en muchas ocasiones también los martes, jueves y viernes, nos reunimos a disertar sobre el mundo, el universo DC y otras tantas banalidades de amigos. Por eso y por todo, gracias Don Gato por invitarme a perderme entre las letras en este proyecto 31, escribiendo sobre vos, en estas noticias de lo cotidiano.

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