18 de junio de 2008

La Fuga del Ocio


Con la elocuencia del aburrimiento y pensando siempre en el porvenir de la ternura, en ese ahogado silbido de la suerte, pienso en eso que muere con la amabilidad de los días, esa insoportable levedad que nos duerme en sus noches.

Ha sido bastante el tiempo libre que se detiene en mi alcoba, al inicio se aprovechó en literatura y lectura, en música y rock, con el pasar de las noches las cosas fueron empeorando no en cantidad o tiempo sino en calidad y gusto personal, si bien decir adios es algo que se escucha constantemente en la calle o en la oficina, es algo que nunca me imaginé que me iba a costar trabajo, esas fallas del lenguaje que nos dejan pensando en personajes sacados de lo mas real de nuestras fantasias, donde se reúnen nuestras miserias y nuestros pesares.

Mi vida perdoname dicen algunos, no me escondo en la tolerancia a lo extraño ni en la melancolía de los cambios, no soy oruga para cambiar con facilidad, soy un gato y uno muy bueno. Esa actitud anfibia que nos remuerde dia y tarde, que en las noches se enfría y se endurece, como si la luna fuese el agua de ese cemento que dejamos fresco en la piel.


El Ocio ha dejado huella en mi presente, el internet Banda Ancha y un Celular con Minutos, un calendario lleno de fechas resumidas a vacaciones, mi gata embarzada y dos jarras de aguapanela bien fría con un paquete de 20 cigarrillos es todo lo que veo, gracias a Dios los tengo a diario en mi incómoda y serena mesa de trabajo, trabajo que no tengo. Tengo letras anónimas que han surgido de la casualidad, pero no las he escrito ni transcrito, solo me he dedicado a dormir, comer dos veces en la mañana, dormir, comer dos veces en la tarde, salir a tomar café y luego llegar a comer en la noche para empezar a fumar sin parar y tomar aguapanela sin límites. A ello súmele el suplicio de una buena lectura (o por lo menos entretenida) que me aborda en el balcón de mi casa, así y todo la música pareciese que con el paso de las noches se dirigiese en un Renault 4 rumbo al pasado, donde se guardan las mentiras y los pesares, en esa esquina de la memoria donde han salido como ladrón en fuga ciertas canciones que no se de que forma lograron ubicarse en mi disco duro y en mi memoria interna.


Leonardo Favio, Leo Dan, Roberto Carlo, Pandora, Tormenta, Sandro de América, Palito Ortega, Lucero, Juan Gabriel, Raphael, Rocio Jurado, Lorenzo Antonio, Oscar Golden, Sergio Facheli, Ricos y Pobres, Miguel Bosé, Fresas con Crema, Timbiriche y muchos más... Este selecto grupo de interpretes se ha ubicado como mi mejor amigo en las noches y mi enemigo en la sociedad, amores con sabiduría y canciones con melancolía, todo un repertorio que ya empieza a afectar mis relaciones sociales. En ninguno de los casos he divisado una alterna lista de reproducción para afrontar el decir ajeno, más bien he gozado con la cara de los desprevenidos sordos de los terceros cuando suena un "Zapatitos Pom Pom" o "La Foto del Carnet" siendo temas relacionados con la edad de nuestros padres o abuelos ya para algunos.

No reaccionan con armonia y una sonrisa que revele familiaridad y complicidad con el tema musical, no, son rostros cargados de intolerancia y verguenza ajena, me miran y me señalan con un interrogante que para disgusto del pueblo siempre le tego lista la respuesta, en ocasiones miro al cielo y recuerdo esos años en los que mi banda sonora se estrellaba con otro tipo de interlocutores.

Pienso en revés que quizás por voluntad del magnífico repartidor de Cigueñas he nacido en la época equivocada, o simplemente que mi alma se ha endurecido con la sabiduria de otros tiempos y que para colmo de males no he distinguido o apreciado si quiera gota alguna de esa sabiduría, todo lo contrario sigo fresco como lágrima en mejilla, sigo lleno de vida como tortuga en niñéz, sigo caminando con la complicidad de los árboles y la ansiedad de las vacas, pero no, soy un gato y como tal quiero vivir.

Amigos de siempre que distinguen mi "selecta" manera de ser aleatorio con el ritmo músical saben que en cualquier novedad regreso a mi listado de Heavy Metal, no en vano también suelo recurrir a esas canciones de Motel o a esas baladas de balneario, todo sin importancia de orden siempre resulta regresar a mis ciclos emocionales, y en esas emociones disparadas es que ahora el ocio acaba siendo el culpable principal de mi delite musical, como si estuviese lista la música para sentarme a conversar con mis papás de temas sociales y culturales.

Gato de ocio nocturno y sueños vespertinos, ligero como palomas que vigilan a las estatuas del centro, fresco como moscatel de pasas y amable como el amanecer, sigo sonriendo con esos músicos que en el ayer dieron historias a los padres del hoy, ruego porque mis temas del hoy no les declaren la guerra a los Padres del mañana, si bien me sirvo de buenas costumbres le temo en condiciones extremas al ocio, pues es precisamente por culpa del ocio que nuestras colecciones de ocio son conocidas en pensamientos sin respuestas. Mientras termino de escribirles este recado de vacíos Miguel Mateos termina de sonar en mi reproductor personal dando pie a una larga lista de canciones sacadas de un cd llamado "30 Clásicos del corazón"


Si bien los tiempos dejan huella, hay huellas que caminan después de tiempo.


AV

3 comentarios:

Nilusx dijo...

Largas noches, rogando para que la lista de reproduccion llegue a una canción deseada, consumiendo cigarro tras cigarro...
no todos los ocios son malos, esperemos dejen huellas que se puedan seguir...

ZaLoi dijo...

creo que no es el tiempo, ni la edad ni los años simple y llanamente es el kilometraje... vives tu rutina.

Iván R. Sánchez dijo...

Pero ¿que más querias?; si a algunos nos pasa el tiempo dejando doble huella y parecemos invadidos del sentir personal de la vida llevada y conducida a través de la disertación de emociones e ideas. Pensar amigo, eso es el problema y lo mejor es que viene y no se va por la gracia del ocio. Pero igual, de cantantes y melodías de otros tiempos nos llenamos siempre y me veo a mi mismo escuchando mas de una tonada para vivir y desvivirme en varios tiempos que ni me corresponden ni les correspondo.