30 de diciembre de 2008

Eso que se va


Algo anormal y corriente sucedió, en vísperas de cierra de 08 estaba leyendo este blog y de reacción química a derrame de adrenalina terminé en una imagen suave y plagiada de la niñez, en esa estación de calor y amarillo, en esas calles con hojas secas volando con corrientes de almas inocentes. Me vi reflejado en esa fuerza que se amarra a los pies y no son precisamente los cordones de los zapatos, susurrando en mi memoria esa capacidad disminuida de escribir que me desterró de los labios y los años pasados, esos besos nuevos que no dejan dormir ni que roban paz, por el contrario me aborda esa sensación de culminar los pasas iniciados en diciembre 07 y dar cabida a la llegada del 2009 como un huracán de tradiciones y sentimientos.

Con la razón en pasos lentos e inseguros, el amor lejos, el juego como vicio, el cigarrillo como centinela, el agua como símbolo de vida, los sueños como narradores de cuentos, los hombres como guardias de las travesuras de una nación, las mujeres como fuerzas que cercan los deseos, esos empujones que me acercan a dios, a los sentimientos que ya rayan en la obsesión, en esas energías de fin de año, esa pólvora que no se ha quemado aun pero que ya huele a selva y adiós, a esas palabras sacadas de delitos y notarios, de escritos de prensa y acusaciones políticas, ese año que se va en doce pasos musicales.

Un año lleno agujeros en algunos aspectos emocionales, un diciembre que cuenta de manera regresiva lo ocurrido desde enero hasta noviembre, esos exámenes de supervivencia que la vida puso en mi escritorio, esas decisiones que asesinaron motivaciones y argumentos, esas miradas de traidores y caballeros, de salvajes y clérigos, esas sensaciones a las que no sabemos darle nombre pero que terminan transpirando en la piel, en la carne que no se ha sazonado.

Nada me permite entender ni concentrar, el desespero de lo que se siente a expensas de un vino que se bebe, esa figura oscura que nos da la pluma, la tinta que dibuja nubes y los corazones que amarran razones; volví a Cundinamarca, volvía la casa Grande, también regresé a ese tributo que le hicimos a GAIA en su momento, me vi caminando de manera veloz alrededor de ese reloj de arena que nos dio el motor para trabajar en campañas impunes, la fuerza que me da latidos en mensajes de texto y correos electrónicos procedentes de Lima, Buenos Aires, Montevideo y Salvador Bahía, esa geografía de recuerdos que me da canciones al estilo desconectado y que terminaron en Cultura Popular.

Maullidos de Julieta y Michelin, sentimientos de amigos que se fueron sin decir adiós, de notas de prensa que nos dieron orgullo o temor, esa confusión propia de los humanos, esa terquedad que nos dio lecciones y emociones, nos dio empujones de energía que nos quita la razón, nos tropieza en dudas y nos acorrala en negociaciones, durmiendo sin proponérmelo el insomnio fue esa bandera que me dio motivos para vivir, pero también fueron los sueños los que me ahogaron en esa habitación de ríos rojos, en ese mayo que pareció julio, de agosto azul que pinta para eterno, o en el mejor de los casos, de esa canción que se gritó en la plaza de toros.

Se acerca el final de eso que se nos va.

AV

27 de diciembre de 2008

Estación de Diciembre





En una estación de tren sucia y pasajera, con los bolsillos vacíos y la mente llena de dolorosos recuerdos y rostros, de frases extirpadas de momentos bellos y mundanos, de familias compuestas y prestadas, de vestidos elegantes y corbatines. Siguiendo su instinto por encima de la hoja de ruta las ilusiones se cercan en el hambre del medio día.
Sólo recuerdos y canciones merodean por sus pasos, sus huellas viajan ahogándose en días y habitaciones, en esos lugares que quedaron lejos de mentirle a la historia para opacar ese presente que el agobiaba, su rostro era evidencia de dentaduras postizas y cabelleras deshilachadas.

Cualquier pasajero bien sabe que un buen mapa y una botella de agua sirven de grata compañía, algunos le agregan una caja de cigarros rubios o quizás de dulces y chocolatinas, una bebida caliente comprada en el camino y un buen periódico o semanario para la lectura obligada del viaje dan un aire de tranquilidad en ciertas rutas de desespero y melancolía. Olvidar, esa horrible inspiración que nace en los que aprenden a valorar la profundidad del deseo, esos que en apellidos y tertulias, en mundos inventados y libros saben lo que realmente significa estar separado de lo real y lo inventado, estar en esa línea donde no sucede nada, esa línea donde se cruzan las palabras y se humedecen los improperios.

Querer estar en el vagón del tren pensando a donde llegar, querer caminar en compañía de un ser amado o simplemente brindar esa copa de vino en un fino restaurante con esos amigos laborales que llegan con el calendario son en algunos seres desplantes necesarios que llegan con pasión y cordura, ahora bien, sigue sus pasos y se sienta en un banco frente a la línea del ferrocarril, piensa y recuerda, olvida su existencia y se acuerda de otros, de personajes que no son de acá ni de allá, de esos seres que nos llenan de odio las entrañas, nos importan cinco pesos y nos sumergen en acuarelas oscuras, en ese rojo de sangre y vino, en esas gotas de virginidad que ni la ropa interior es capaz de ocultar, personajes transitorios como la muerte.

El aroma a fecundidad, el tabaco masticado, azúcar regada en un pocillo, agua hervida sobre el metal de la cocina, el barro en la suela de los zapatos, el sudor en las mangas interiores de una camisa, sueños sobre un cojín de terciopelo, copas vacías sobre el comedor, el segundero del reloj dañado o inclusive una peinilla llena de cabellos en sus interior, todo esto, con un equipaje vacío, o un paraguas húmedo y con aroma a tiempo pasado, seguridad en esa personalidad que se va, que quedó encerrada y aprendió a cambiar, todo ello revuelto en ese collage de recuerdos.

Sueños para esos viajeros que siguen despiertos, pues ojalá se mueran esos transeúntes que no saben más que caminar en nuestro alrededor sin sentido alguno, construyendo senderos a nuestra diestra como buitres que vigilan al conejo, como nubes que sobornan al calor, esas infieles que dicen nuestro nombre con la misma propiedad con la que pagamos por nuestros vicios en una fuente de soda.

Es hora de abordar solo ese tren.

AV

22 de diciembre de 2008

Yo También






En tiempos de pensar y recordar, de ocio y lectura ociosa, he recogido estas cosas que a uno le pasan y que tarde o temprano uno termina confesándolas o revelándolas en un Blog, para ese tipo de tristezas o alegrías, risas o lágrimas, olvidos o recuerdos es que presisamente nos amarramos en una silla y nos quedamos perpléjos ante la pantalla plana de la memoria, aún así es de gran evidencia y vitalidad murmurar ciertas letras que sí se nos escapan en el abecedario.



En este orden de ideas, "Yo También..."



- He Pataleado de niño para ir al médico a vacunarme (aún de viejo).

- Tengo Familiares que viven en los Estados Unidos y que se fueron por miedo a la situación del país.

- He Sentido Envidia por el éxito del prójimo pero después se me pasa rapidíto no mas...

- Le Creí a Uribe la Primera Vez que le dio por lanzarse a esa vaina de la Presidencia de la República.

- La He cagado pero en forma con más de una señorita decente de casa y buena familia.

- He sido víctima de la vilencia femenina, con cachetada y que tales.

- Hice trampa en más de un examen en la universidad, y pocas las veces me he arrepentido.

- He creído en las personas equivocadas.

- Ví más de una estrella fugáz en el cielo.

- He dejado de hacer lo que me gusta por cobarde.

- Fui al estadio a ver a mi equipo amado.

- Fui a la Bombonera y al Monumental de Núñez.

- Fui al canal de Panamá.

- Fui a la casa de mi abuela sólo por la comida que cocina.

- He estado tragado de esa mujercita que todos detestan y que nadie me recomienda.

- Me he estrellado con la mujer que no es.

- Le he mentido a mis padres.

- Me leí 100 Años de Soledad y La Divina Comedia.

- Hice llorar a más de uno con mis suaves palabras.

- Duermo de día.

- Odio al América de Cali.

- Gusto del cine y no me importa ir solo a ver películas.

- Tengo Pornografía en el Computador.

- Llamé a colgar a la casa de la niña que me gustaba.

- Llegué tarde a mi casa sin permiso de mi mamá.

- Soñe con ver Ganar a mi Equipo una Final de la Copa Libertadores.

- He comido por obligación.

- He Tenido Sexo sin amor.

- He Tenido Sexo de Borrachos.

- Me disfrazé de Superman y Spiderman de Niño.

- Me comí más de un gol en partidos importantes.

- He sido suplente en un equipo deportivo. (Ponga aquí su deporte)

- Tuve el cd Negro de Metallica y el Unplugged de Nirvana.

- Me gasté la Plata que no debía gastarme.

- Me quedé esperando llamadas como un guevón.

- He llorado por un amigo.

- He dedicado canciones.

- Me fumé un porro en el Chorro de Quevedo.

- Me he vomitado en lugares inapropiados sin avergonzarme de ello.

- He sido despectivo con comentarios racistas, clasistas o discriminatorios de manera letal.

- Compré el Cd de Clásicos de la Provincia de Carlos Vives.

- Vi Escalona y Café con Aroma a Mujer.

- Odié a Carlos Antonio Vélez (aun).

- Perdí una Materia por Güevon.

- Falté al colegio fingiendo estar enfermo.

- Me He enamorado de alguna profesora.

- Planee un conquiste con lujo de detalles.

- Robé Cigarrillos, Chiclets, Condones en un Supermercado de cadena.

- He apostado Dinero en Actividades Deportivas y recreativas.

- Tengo gatos.

- Me he ido a los golpes por motivos estúpidamente innecesarios.

- Salí en televisión.
- Creo aun en la gente.

- Fui Robado en la cara de la manera más olimpica de todas.

- Fui a Comer Sancocho de Gallina a Ginebra, Pance y la Casa de los Suegros.

- Se Cocinar.



Entre otras veinte mil cosas que se pueden escribir aca y que uno sabe que también las hizo y que otros seguramente hicieron.



Este Viernes hay AJIACO en mi casa con mis amigos. A ponerse el delantal !!



En fin....




AV

14 de diciembre de 2008

Memorias del Silencio


Imagen Tomada de: http://www.alientimes.orgpmwikiimagesphotoscat1.jpg


Quiero conocerte, saber que me aferro a la almohada en tiempos de lluvia, saber que nuestro tiempo se escribe en incomprendidas letras y canciones, en tierras lejanas y olvidadas, en susurros que el viento trae desde el pacífico y lleva hasta la sabana cundinamarquesa, somos hijos de esos olvidos que nos hacen humanos en tiempos de bestias.

En pleno celo o en pleno acto de machismo, en esa historia de la humanidad contada en varios ciclos, en esos circos que nos presentan fieras y tragedias, en esas salas de cine donde se esconden los nervios y se impregnan los sudores de la cobardía, allí donde suelen caminar las sombras y volar las gaviotas, en ese estanco del tiempo donde embarrado aun, se conserva el deseo de escapar y gritar, de dejar el silencio en manos de un relojero, de caminar sin senderos, solo tirarnos en la playa y darle serenata a los zancudos.

Dormir, dormir, dormir.

Amigos infieles que pasan vidas enteras enterrando nuestros secretos en palabras de cristal, en esas burbujas que sólo el jabón cuando limpia sale por doquier, esa espuma que ni en la mas extensa realidad de los olvidados existan esas canciones para quedarnos allá. Muchas listas de nuestras vivencias y de nuestras remembranzas se estropean en el papel mojado de la primavera, en ese sarcasmo del trópico que nos regala cada noviembre, inclusive hoy en pleno diciembre sabemos que cuando llueve es porque esta historia no ha llegado a su final.

Con el vuelo de Ícaro, esos minutos perdidos en llamadas que suenan sutiles y venideras, de esos tragos que no nos olvidamos ni invocamos con la insensatez del error, esas melancolías parias que nacen en grupos diminutos, en esas bacterias que nos amarran al logro y la meta.

Dícese de poeta, escritor y artista. De docente y amigo, de nubes y jardines, de importaculismos y programas de entretenimiento, de canciones y de historias históricas, de hombres armados y amigos renegados, de cercas y de cerdos, de feriados y errores.

Iba para alguna parte, se detuvo a pensar, esos segundos de mas que nos dan identidad y pasión, de esos latidos de corazones que engañan al abecedario y matarían palabras en fábulas urbanas, en vísceras exageradas propias de la cotidianidad, en noticias y obituarios, en reseñas y en breves, en ciertos ciclos y en letargos de sueño.

Oportunidades a secas, lecturas frívolas, recuerdos mañaneros, sonrisas adquiridas en vientos del pacífico, historietas sin héroes, entretenimiento para adultos en manos de niños curiosos, agrupaciones de temáticas generales, olvidos casuales, clásicos sin auditorio, días que se quedan en la memoria.

Como la cáscara del limón que nadie come, solo la acidez de su fruto le da sentido a la piel.

AV

7 de diciembre de 2008

Por Así Decirlo


La Imagen es tomada de: https://www.allposters.co.uk/-sp/Cat-in-the-Stairs-Posters_i2548291_.htm


Aquí sentado comiendo carne frita y arroz, escuchando Rey Ruíz y viendo por la ventana la pólvora quemarse mientras las velas se besan en su danza de descomposición unas a otras, mi deseo por fumarme un cigarrillo se cierra en mis labios y no cruza esa frontera del pensamiento a la omisión, pues tengo prohibido fumar en la sala.

Caída la noche los gatos juegan en el jardín con los faroles que mi madre he ubicado para la ocasión, vecinos y descuidados caminan con cara de asombro o reprobación mientras observan el alumbrado que decora cada casa, cada diseño brilla por su elegancia o falta de estética, para bien o para mal solo un listón de velas se deja vacilar con el silencio de los pasajeros vecinos. Aquí sentado solo y aburrido, comiendo carne y pensando en una cerveza busco mi aguapanela de confianza y me acerco al televisor, es domingo, no hay nada novedoso que ver.

Me siento en mi PC y abro mi página de inicio, doy vueltas por Google, miro algunas cosas en youtube, me río un rato con este video y termino regresando al Messenger; Nadie habla nadie escribe, todo pasa y nadie insinúa salidas o falsos positivos, todo es callado en un ambiente virtual propio de la soledad.

Mañana es día feriado, mañana no se trabaja, se duerme hasta las doce.
Encuentro en el servicio de mensajería de Microsoft a una de mis amigas del sur, conversamos un rato intercambiando comportamientos y costumbres de cada una de nuestras culturas, concluíamos en la adicción por el licor de los días feriados, del desocupe que las noches como estas generan en seres como nosotros, ella en Buenos Aires yo en Santiago de Cali, ella sola y sin licor, yo solo y sin licor, ella es media noche, yo soy ocho de la noche.

El ambiente folclórico de Vicente Fernández irrumpe en la zona, se escuchan canciones y melodiosas voces entonar vivencias latinoamericanas, las estrellas no están y la pólvora arranca vuelo a buscarlas, digo en mis adentros mientras veo a mi padre tomar su whisky y a mi madre jugar con sus faroles la necesidad de salir a correr y beberme la vida en una noche, simplemente regreso a mis inicios y buscando a Julieta encuentro a mis vecinitos jugando con chispitas mariposas, este incidente como otros muchos me dieron entonces esa voluntad de detener mis actividades y concentrarme en mis necesidades.

Oficialmente doy la bienvenida a diciembre y sus costumbres latinoamericanas, una cotidianidad que nos abunda en el abuso de confianza y en la confianza de los vicios. Muero por natilla y empanadas, no se imaginan el antojo tan felino que me acorrala, esperemos podamos disfrutarlo con el pasar de los días y las ocasiones.

Llego diciembre y Don gato se queda su casa, bienvenido sea pues este mes y todas sus costumbres latinoamericanas, una cotidianidad que nos inunda de expresiones y expresionismos, de bebidas y motivos, de calles y pensamientos.


Diciembre al fin y al cabo… Feliz día de las velitas.


AV