8 de mayo de 2010

Canciones de Apertura



Imagen Tomada de: Martine Roch - http://martineroch.net

Entrando en una cueva de largo trayecto suele mirarse a ambos lados con el propósito de identificar aquellas paredes de roca que dan sentido al trayecto. No hay luz al final del túnel sino, una inmensa expectativa por querer desalojar las ideas de muchos, la identidad de algunos pocos y el cansancio de un par de huellas que se asemejan a la juventud.

Ha sido un interesante inicio de mes, si bien abril resultó ser un completo desastre para los propósitos de algunos, también fue un oráculo para la calma y el desespero. Abrir los ojos de lo que los amigos deben observar, beber un par de cervezas con el calor de la noche, alejarse del murmullo y cimentar recuerdos en una mesa de fibra de vidrio, todo lo anterior en menos de cuatro semanas llenas de emociones y decepciones.

Hay amigos que adoro con el alma, mujeres que me enseñan cada día a comprender y apreciar la belleza de la vida. Desde el amor de la madre que ha dejado su sudor en mi cuna, hasta las esperanzas de una compañera que quizás ve televisión escuchando mis palabras en su memoria. Frases de personajes que el camino ha decidió devolverme, amigos que se volvieron referencia bibliográfica y que ahora son los protagonistas de una transformación excepcional.

Siento que desde algún tiempo atrás (aun no doy con la exactitud del calendario) la transformación ha comenzado a acelerar el ritmo del reloj biológico. Estoy joven, viviendo una edad difícil donde crecer y aprender a entender los “quizás” de algunos es lo que se necesita para crear lo que aun no está escrito. Con la suerte de ser bendecido por la vida y ver en los ojos de cada uno de mis interlocutores la verdad con que me hablan, aun cuando fingen decirme algo distinto a su iris, se me permite leer aquel lenguaje de los dioses, interpretar expresiones y miradas, leer brazos abiertos y comprender caminos emprendidos por seres sedentarios.

La nómina de amigos ha variado no por voluntad mía, mas bien, por gracias de la vida. Aquellos que se marcharon ahora han regresado a compartirme de su sabiduría, de esas guerras que ganaron y esas derrotas que engendraron. Permitirme aprender de sus palabras, dejarme visitar en oleo sus ojos, interceptar sentimientos con frases cortas y llenas de humildad. Otros han decidido comportarse de manera frágil, débil, cobarde, quizás, porque están confundidos con su misma hoja de ruta, no los juzgo, sólo me aparto de su herida incurable y me evito el venenoso vocablo de un mundo mejor. Cada quien es capaz de destrozar lo que ve, otros tienen la habilidad de construir mundos asombrosos en una simple servilleta.

Una particular amiga regresó a mi obituario de arrogantes sonrisas, me devolvió el gris sabor de un sábado lluvioso, la calma de un lunes de madrugada. Pero fueron justas las palabras que se necesitaron para retomar el amor que unos años atrás dio vida a muchos sueños y proyectos. Mis dos angelitos continúan trabajando y luchando por sus indecisiones, logrando abarcar sus temores en frascos de mermelada y trabajando por su hoja de ruta. La tortuga se aferra cada día más a este plano y evita hablar de otros escenarios, sólo quiere cumplir sus sueños. Yo quiero cumplir sus sueños.

Nuevos personajes han aparecido en el telón de fondo, asuntos laborales, frases de cafetería, sonrisas de papel, guerras declaradas en escritorios y reuniones. Amores declarados en antejardines y pasillos, familiares que regresaron al país para volverse a retirar. Amores que se trepan en la línea que divide el horizonte, hijos que comienzan a cobrar mesada en noches de insomnio, ser uno mismo y quererse a muerte en las conocidas guerras de la vida, ser el heraldo y la rosa de los vientos en un mismo esfuerzo. Aprender a decir adiós sin querer aflojar fonema alguno, la fonética no es para los ineptos, es para los mediocres.

Una nueva casa empieza a edificarse, así, es que se entiende el sentido de la vida en familia. La casa grande no está en piedra ni en madera, la casa grande está en un par de ojos marrones y un corazón vino tinto. En una botella de vino y una cajetilla de Marlboro, la casa grande, está terminando de mudarse a unos nuevos cimientos que ahora llevan otro escudo de armas que le preceden.

Se escribe una nueva canción para querer y vivir. Se borran nuevas horas en un viejo reloj, se levantan sonrisas en fotografías a blanco y negro, se suspira un nuevo aliento en el reloj biológico.

La Transformación ha comenzado.

AV

3 comentarios:

Unknown dijo...

Bonito Post, ultimante este noticiero se está convirtiendo en un cancionero... pero con muy buen ritmo y bonitas líricas. Quizá podrían inspirarme para unas bachaticas...

Iván R. Sánchez dijo...

Very nice.

EL PROFE dijo...

GATO:conciencia en el aqui y en el ahora, solo asi podra ser una verdadera transformación... la transformación ya ha comenzado