1 de enero de 2011

Sentimiento Stereo



Imagen Tomada de: http://animalmascota.com/

Algo que corroboré anoche, en posterior abrazo de año nuevo con familiares y lejos de amigos y cercanos, fue precisamente que hacemos parte de la única generación que disfrutó con lujo de detalles a Soda Stereo. Aquellos que nos encontramos en el rango de 35-25 somos una generación de inconformes que gozamos con la magia y esplendor del momento, el despertar de un movimiento importante para la reivindicación cultural de América latina (?).

Ser joven en especial en las décadas de los 80s y 90s fue un lujo y un crimen que muchos pagaron y otros pocos disfrutaron. Crecer con el movimiento de principios de ochentas con la nueva ola conocida como Rock en tu idioma y que se llevó posteriormente el título de Rock nacional sirvió para marcar en voces y coros, ese inconformismo de la época para con los problemas de corte social y político. Sólo en los 90s hubo un par de agrupaciones destinadas a reivindicar la causa de aquellos que no tenían voz, para el resto, el movimiento se tergiversó en el bien o mal llamado Rock en Español y no fue más que la causa de reproducir canciones sin cortesía política o sentido local.

Si bien para unos fue un movimiento de representación y quizás, rebeldía, para nosotros, los que heredamos los rezagos de los ochentas y nos criamos en la desconocida década de los 90s, vimos en otro matiz ese movimiento llamado Rock en español. Lo disfrutamos como debió ser a ojos de otros despistados, como un momento histórico de buena música y muchas canciones de despecho o rebeldía, pero una rebeldía ajena a la de los 80s, esta era quizás un poco más suave, menos contestataria ( a excepción repito, de un par de agrupaciones y varias canciones ) y con mayor contenido Pop.

Lamentablemente los hechos ocurridos con el señor Cerati dieron un vuelco a la memoria, y más potente que la adrenalina recibida en 2007 por la noticia de una gira de reencuentro de aquella banda que lideró la causa de los que no tienen causa, fue el deceso de un rey que ahora en estado de coma inducido, sirve como alerta para una generación sigue vigente con sueños stéreo, que quiere viajar a la ciudad de la furia, esa generación donde nos preferimos fuera de foco, donde nada es personal, solo rock en español.

No olvidaré jamás aquella noche de año nuevo en Envigado con los que eran entonces mis amigos de “Toma la Palabra”, una noche en la que al sonar las campanas de media noche y celebrando la llegada del año 2001 (hace diez años ya!!), dejamos servida la comida y todos de pie abrazándonos dejamos que “Zoom” nos diera esas notas musicales para bailar el año nuevo.

Me sorprendió en el calor de la conversación post año viejo, evidenciar que mi Tío, un cuchacho de cincuenta años casi, desconocía en su totalidad a Gustavo y su trío música de años atrás. Como buen hermano, le conté un poco de la historia de aquella agrupación musical, de las consecuencias para el rock, le expliqué lo que significó pues para la generación de entonces gritar a todo pulmón esos versos que sólo Gustavo pudo brindarnos. La gran mayoría no fueron de su autoría, pero sí tuvieron su energía y su impecable voz como un sonsonete que marcaría el designio solitario de toda una generación.

Puedo decir que pertenezco a la generación Stereo, a aquellos que admiramos y crecimos, nos enamoramos y seducimos, nos escapamos y fuimos cómplices con canciones y sonetos propios de un trío de Buenos Aires. Le hablé un poco de otros grandes que aparecieron en el camino, como Andrés y Fito, un poco de Caifanes, otro poco de aquellos prisioneros y un tanto de la que sería la invasión española, pero de todo ese combo evidentemente le hice entender que a Gustavo, a ese rey sin corona le deberíamos gran parte de lo que nuestra generación pudo cantar en cuanto estadio estuvo presente.

Los vimos volver, los vimos dar esas gracias totales a nuestra adolescencia, a nuestras noches de rock en español. A esos que con un vino barato o una chica especial dimos besos y abrazos, donde dejamos que el temblor se tomara nuestras piernas, donde dejamos en los juegos de seducción signos y viajes, citas a ciegas, balanza de locura en una generación que desocupada por los afanes de los 80s y los descuidos de los 90s dimos al movimiento del rock en español una espera eterna.

Las nuevas generaciones conocen a Gustavo como solista, otros incautos desconocen en su totalidad a este genio del rock en nuestro idioma. Pero sin importarnos ese vacío negro que hay entre los señores de 35 y los jóvenes de 18, sabemos en el fondo, que a este tipo de hitos especiales, sólo nos llega una vez y en un momento determinado.

Ahora mi tarea es compartir un poco con mi tío y aquellos que no tengan conocimiento del camino recorrido por Cerati, esas canciones que a veces en vergüenza damos esperando a que pase el temblor.

Una generación que no quiere despertar, ni verle dormir eternamente, una generación que conserva ese sentimiento stereo, ese lenguaje universal que sólo el rock en español nos pudo regalar. A Gustavo, Gracias Totales.

Nada más que dar.

AV

1 comentario:

HannaLuna dijo...

Tenia tiempo sin leerte...

Esperaremos entonces a que pase el temblor.

Un abrazo don gato.