3 de enero de 2011

Del año y otros fragmentos



Mañana es el último día en esta ciudad, luego, se comenzará a preparar todo para el viaje de regreso y en cierto sentido asumir la responsabilidad de pequeños pendientes que se tienen desde antes de haber partido de casa.

El tiempo para descansar quizás ha terminado, para otros por cuestiones diversas digamos apenas inicia, de igual modo, es el mes de enero y con él ya se da inicio formalmente a todas las actividades que cualquier ciudadano del mundo debe responder prontamente terminadas las fiestas de fin de año y celebraciones santas de navidad.

Mi caso es particular, y es que debo llegar a casa a terminar el inicio de un plan de trabajo para este año con el propósito de ser mejor persona y alcanzar esas metas que se han procrastinado de alguna manera. En lo personal, se llega renovado a casa y con la esperanza de un mejor mañana, sin importar que todavía arda en la piel esas decisiones y emociones de días pasados.

Musicalmente es un año que no dejó nada asombroso, más bien un año de repeticiones y emociones que todas de alguna manera giraron en espiral en algunas canciones o sonsonetes similares. Extrañando por supuesto con más ahínco que nunca a esos amigos que se me fueron lejos, o pidiendo nostalgia en esos corazones de los que me alejé hace mucho tiempo, o de los que estamos lejos aun cuando nos conocimos de mera casualidad.

Un año que se quedó atrás perdiendo el sentido de la vida y dejándose adobar en el llano recuerdo de un ritual más, un año que se perdió como un acto de fe, reuniendo en familia esas alabanzas al sentido de la vida y rogando por un mejor porvenir.

El andamiaje de las emociones terminó con la última lágrima que no se podía escapar en la página de los pendientes del año. De igual modo me quedó tranquila la conciencia con respecto a todo lo que se hizo y sin divagar tanto en las sombras, reafirmé mis sentimientos y afectos hacía algunos de mis seres cercanos, mis defectos mejoraron en estilo y no han dejado de ser lo que me dignifican como ser.

Ser humanamente imperfecto quizás sea la mejor colonia que uno pueda conservar en el estante de aseo personal, la arrogancia, la mala memoria, la impaciencia y las miles de palabras obscenas que le dedicamos al prójimo cuando de histeria sufrimos, son una sumatoria de bendiciones para ejercer nuestro libre albedrío y nuestro derecho a querer y no querer.

Este viaje familiar llega a su fin, pero el disfrute de unas vacaciones en familia es quizás un punto de vista que se asume en distintas posturas al interior del hogar. No es ser mal agradecido o ingrato con la vida, por supuesto la decisión de viajar fue mía y la asumo como una sabia decisión, dios sabrá hasta cuando estarán mis abuelos con vida y disfrutaré de sus peripecias, pero de allí, a disfrutar en su totalidad el plan familiar ya es lo que se nubla en el literario amor por lo propio.

Llegar a casa y observar el año 11 con buena cara, ahora con los afanes de la memoria será ir de paso en paso a un decálogo de recomendaciones para saborear en lo posible, las semanas una a una que van llegando en este año de conejos. Los retos no van a desaparecer y las aventuras serán cada vez más abstractas, el egoísmo no desaparecerá de la noche a la mañana ni las mañas dejarán de ser mañas, todo en su debido lugar y en su horario correspondiente.

Se deberán mejorar ciertas cosas como la rutina y la dieta, los horarios de descanso y las prioridades en la agenda, pero de todo lo anterior siempre se conservará la cordura y compleja manera de ser para conmigo y para con los demás. Seguiré queriendo a quienes quiero, seguiré sintiendo malos sentimientos y profesando malos pensamientos hacia quienes no me agradan o no me merecen y, terminaré el camino de la redención en un bonito homenaje y ritual de perón consigo mismo, aspirando a llegar a encontrar el perdón en el otro que no lo ha pedido.

Buenas nuevas y muchas noches.

AV

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