23 de agosto de 2023

Sueños (El Mostrador)



 
Imagen tomada de: https://dontstressmeowt-catcafe.com/

“Oklahoma’s first cat café”. don’t stress meowt - Cat Café.

 

Nos excusamos en lo inclemente que es el tiempo y sus ataduras, dejamos allí un pensamiento débil de que todo se nos desborda en deberes y atenciones, al punto mismo de empezar nosotros a ser parte misma de las dicotomías del tiempo, de estar en un lugar, pero con la mente ejercer actividades en otro.

No podemos permitirnos ser una versión distinta a lo que hemos prometido bajo el árbol de navidad, a lo que dibujamos en la clase de infantes o simplemente, a aquello que conversamos alguna vez en una cafetería de la universidad.

Recientemente me he preocupado por atender regímenes varios de mi actual empleo y de otros trazos que se me dan en el camino, de una parte desde siempre he dado cumplimiento a esa apasionada manera de ser que me encierra en metas y obsesiones. De otra parte, me he tropezado con las mismas rocas del camino, sujetándome con algo de impaciencia en el parapeto de una nueva experiencia de vida.

Y es que es allí preciso, en donde nuevos personajes y ritmos han emergido como una señal de cambio de era, como lo comenté años atrás, de esos cambios de época a los que nos sometemos sin ser invocados.

Bien lo explicaba una reputada doctora (PhD) de la Universidad H, que la innovación es respuesta a los cambios de contexto, un contexto en el que el mundo se rediseña a su propia lógica, a su ritmo y claramente, a sus circunstancias culturales y tecnológicas que como un cronómetro exacto, sucede cada seis años.

¿Dónde estábamos hace seis años?

En el año 17 estaba preocupado mirando a la ciudad desde una ventana, estrenando una jodida enfermedad, extrañando a mi padre y con el dolor del alma, cuestionándome los caminos que habían surcado mis expectativas de momento.

¿Dónde estamos hoy?

En este año 23, estoy preocupado pero por temas que sobrepasan mi capacidad laboral, extrañando a mi padre cada mañana y sus horas. Comenzando a tejer esa extraña enfermedad con un poco más de calma, cuestionando los caminos recorridos, pero agradecido de todo lo aprendido.

¿Y hace doce?

Hace doce, en el año 11, buscaba respuestas, oportunidades, algo de paz. Y claro, cada cosa se fue dando en su lugar y con sus personajes propios. Pero no es sujetar la vida en fragmentos de seis año, aunque a decir verdad, son escalas a veces, exactas de cambio, de perspectiva de vida pero también de ritmos y allegados.

No podemos permitir que la vida se nos escape en una agenda, sino mejor, escaparnos en un túnel de vida lleno de sueños, y en ello, comentaba días atrás, he aprendido a renunciar a algunas de esas viñetas que con muchos anhelos, estaban colgadas en un mostrador tipo vitrina, para darme la ansiedad de querer cumplirlos.

Hoy no lo hago, hoy no tengo vitrina ni maletines que cargar con sueños sino que, me he dado ahora a la labor de trabajarlos directamente, darles fecha y someterlos al escrutinio de un indicador, poder cumplir al niño que alguna vez fui, esa promesa de ser lo que por el momento, no soy.

Hay caminos que siempre se quedan en el mostrador, sueños que se secan como una hoja en otoño y terminan por ser monumentos, un artefacto de la memoria y no, una vitamina para continuar. 

Hay sueños que son planes de acción.

AV

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente Gracias