16 de septiembre de 2008

Silencio de Conciencia

Y me ves, tu qué estás desde tan lejos asfixiándote en pensamientos y servidumbre emocional, tú que te fatigas en el hedor del olvido, que te encierras en las hojas del otoño que no conocemos, en las estaciones de la primavera que no conocemos, que te sumerges en el sudor de la cama, en el trancón de espermatozoides ansiosos por chocar entre sí.


Me duele pensar que existes bajo extremas condiciones de pobreza, que te rindes ante el primer asalto de la muerte, que no eres capaz de decir NO, que no eres capaz de caminar en silencio, que te remuerdes la conciencia bajo el candente sol de la mañana, bajo el hambre del ayuno, donde no vives ni sirves, donde eres esclava de la mirada, del beso seco de la humillación, de la letra escarlata que te distingue como Puta, de esa condición de humano que te hace sentir importante en el lamentable rincón de los pensamientos, donde resides, donde duermes, donde fornicas con neuronas sacadas de la absurda necesidad de vivir, de la imaginada vocación de terapeuta que todos llevamos en la palma de la muñeca.


Duele imaginarse tu duelo en un escenario a dos tintas, en un mundo de dos dimensiones lleno de caricaturas y letras estampadas en globos blancos, en historietas de vampiros y lesbianas, en rellenos de muertos y chacales, en miradas de veraniegos y vertederos, en sentimientos de patriotismo en velorios y primeras comuniones, en la toga del monje, en la alpargata del caminante y la sed del guerrillero, en la cobardía de la mujer y la fuerza de la madre. No te distingues entre los mortales como una ramera mas, no te rayas en las paredes como una señal de protesta o una imagen política de revolución y reivindicación, del progresismo de los noventa, de la invadida república libertad, del pajazo mental que se incuba en el vientre escolar, miles y miles de años para entender el significado de la cruz y millones de años para entender el significado de Cristo.


Proezas que deambulan por entre Blogs y sueños, por palabras y cifras, mensajes y emociones, canciones y silbidos, noches de fuego en tinieblas urbanas, miles de corazones que se estancan en el agua de las esquinas, junto al concreto y el cemento, junto al carbón y la niebla, junto al hambre y el enfermo, donde el mendigo esconde el periódico, donde el ladrón guarda la coartada, donde la libertad se disfraza de juez y se evade en canales de televisión, en esos esquivos rincones de la posmodernidad donde no comprendemos lo que hacemos ni hacemos lo comprensible, donde rayamos memorias y abusamos de olvidadizos, donde dormimos en hamacas y cancelamos fiestas en botellas de cristal.


Esas rameras que llaman inspiración deambulan por aquí cerca.

AV.

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