31 de mayo de 2010

Canciones de Clausura



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Ceci n'est pas un hommage
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mattijn Gallery

Un tiempo que se vuelve único, un relleno de casualidades que se distraen en un par de canciones, un mundo de desesperados que buscan bailar en sí mismos, situaciones que no son producto de la casualidad ni mucho menos las coincidencias del amor. Los amigos han sido tema de conversación en esta temporada, una banda sonora de extraños acontecimientos que bien detallados se fueron posteando en un cancionero de la cotidianidad.

Cerrando un ciclo que ha comenzado con la fuerza del agua, viendo la bandera verde quedar a media asta, entender la singularidad de algunas canciones y dejarme mecer en un viejo discurso de amor, perpetuar mis convicciones en un salón de clases y salir victorioso con el mismo impulso con el que se perdió la guerra. Alrededor del mundo cada cosa la sometemos a discusión, pretendemos bailar, gritamos y sonreímos, ganamos experiencia, adquirimos vida al lado de los que nos quieren, cerramos capítulos enteros. Se acaba Mayo.

El pasado Viernes conocí en mi casa a una chica que responde al nombre de Daniela. Muy particular su manera de vestir y su sensatez frente a la vida. Acompañados por 27 personas más dejamos reunidas las voces bajo un mismo cielo estrellado y un reggaetón (reguetón) mal intencionado. Muchos conversando sobre sus puntos de vista, otros callados en una silla rimax observando su desidia, algún incauto enamorándose de alguna incauta, otros sosteniendo conversaciones airadas y los demás haciendo presencia como un grito de protesta a la semana que culmina. Muchos de los presentes son amigos de un amigo, bebiendo licor y en diversos colores, marcas y sabores fuimos entrando en confianza para hablar de política y darle al tejido social otro porcentaje de polarización y disensos.

Daniela es una joven con cicatrices invisibles, golpeada por la vida y con el ego enclaustrado di por entendido el rol de las casualidades en este mundo. Coqueta y sincera dejaba en su mutismo un brindis a las muchas copas de aguardiente que ya entradas en ella, comenzaban a hablar por sí solas. Un gran dolor es imposible de ahogar y más cuando de extraños se pretende acompañar, el caso de la Joven Daniela similar, era inevitable ver a alguien dejarse morir en vida. Pero nunca tuvimos compañía, tuvimos asombro de las historias de cada uno, en el caso de ella, su padre había fallecido dos semanas atrás.

El Sábado salí como nueva costumbre a tomar un café con el pirobo, terminamos de ver la película en el cine club y tomamos rumbo en compañía de la tortuga amada y el joven Oscar para el oeste, regresamos a San Antonio (ya sin Oscar) y retomamos la tarea de bebernos un café. Invisible como las canciones, insensible como la gravedad, ausente como la política, divergente como es costumbre en días de cansancio. Fueron excelentes verdades y conversaciones, dos sobres de azúcar, unas grandes canciones, gratas compañías, un final de tarde interesante.

Ese sábado fuimos a casa de Raquel, yo le decía Miriam, pero ahora prefirió quedarse con Raquel.

Celebrando el cumpleaños de quien no cumplía años en mi calendario, brindando por la buena salud y buenos deseos por quien hace mucho deje de compartir una noche de licor, reencontrando a los amigos en esas canciones tan interesantes como suelen ocurrir en un encuentro de cumpleaños. Terminó la fiesta, hora de partir.

Aunque la fiesta para muchos siguió en otro recinto, mi continuidad era vegetal. Haciendo presencia física y viendo como un amigo hacia uso de sus hormonas para pretender conquistar a una dama de esta era, el sueño y las grandes observaciones me dejaron absuelto sobre el cemento, sobre el asiento, sobre el tiempo, sobre todas las cosas.

Cerca de las cuatro de la mañana pocos quedaban en pie disfrutando y pocos sentados observando. Caras nuevas, esparcimiento en compañía de desconocidos, conocidos en actividades desconocidas, tiempo de sobra en palabras confundidas. Aun no se partía para casa.

Sonó sin previo aviso y con la misma fuerza con que abrazamos a los que se van, la mejor manera de cerrar este mes, una gran clausura que a su vez sería la apertura de otra era, de otro mes que quizás será igual o más exigente que este que terminaría sellado por un fuerte golpe de recuerdos y años ochentas. Precisamente el relatar toda una actividad que se sale de un fin de semana cotidiano es lo que da vida a este blog.

Tanto a Daniela, como a mi amigo como a mí este mes terminó con más preguntas que metas. Terminó con más canciones que reacciones, terminó con un sencillo homenaje a la cotidianidad.

Terminó con una buena canción.

AV

24 de mayo de 2010

Canciones de Amistad


Justificar a ambos lados

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I wish I could Relax like Pino.
Galería de Mattijn

Claramente he aprendido con estos días de placer y perversidad identificar los caminos que el mundo dibuja en paredes imaginarias. Las personas llegan a nuestras vidas en momentos específicos, quizás sean amigos del pasado, conocidos o “distinguidos” de otros momentos que regresaron de forma casual para una causa particular; del mismo modo otros deben marcharse o evitarse después de un largo tiempo-espacio que la vida considera se ha vencido en su totalidad.

No comprendo a la perfección ese tipo de situaciones en las que la vida preside nuestras coincidencias. Canciones de amor, rock del corazón. Vivencias frente al miedo y pasiones de jóvenes desesperados. Libertad que se mezcla con honestidad e incertidumbre. Cada día que llega trae su propia canción y nos deja leer a su modo las acciones que se ofrecen de verdadero corazón. Primero se inventó la rutina y con ella llegaron las costumbres, los principios morales y las razones para verse con esos personajes que uno quiere de manera unilateral.


Con el paso de los soles la casualidad hizo presencia y me arrebató a esos seres que bien me aconsejaban o cuestionaban cuando se lo pedía, así fuese que de manera directa no lo hiciera. Con la partida de estos aparecieron en mi camino otros que ya estaban en la prensa del día anterior.

Justamente los que se desaparecían de mi tienda eran aquellos que bien me asesoraron en temas del corazón y del consorte de la cotidianidad, ahora el turno lo asumía la academia y el desarrollo profesional, y buenos amigos que me trajo la vida para conversar y salir de dudas, porque en la política y en la cotidianidad las dudas comenzaban a hacer estragos con mi tiempo y mis proyecciones.

Sin querer ofender el trago servido en la mesa esos personajes se desaparecieron de mi rutina, al igual que los anteriores, los busqué, les llamé e inclusive les extendí invitaciones interesantes pero la rutina de éstos y las valoraciones de lo importante siempre obstruían dicha capacidad de reencuentro, reencuentro que se de manera cíclica ha alejado de mi vida a cada individuo que ha cumplido su función específica.
Otros se conservan en la nómina base, porque en este orden de ideas y bajo el mismo discurso su función en la vida será estar a mi lado aportando cada uno ese algo que aún se desconoce, de mi parte, también esos aportes los he cumplido con todos aquellos que de cerca me han conocido.

Pero al igual que en mi caso, me he alejado – sea de manera voluntaria o no – de esos seres permitiéndonos volvernos a encontrar en condiciones diversas y distintas a las originales con que nos conocimos.
Muchas palabras han sido interpretadas en espejos y en canciones, en emisoras y cuentos, en pinturas y fotografías.

Seres que se han marchado de mi vida con el propósito de darme lecciones desde la distancia o quizás desde el mismo anonimato, otros, que con los errores más grosos he tenido que desterrar bajo el principio de supervivencia, bajo los preceptos del auto-cuidado y con la conciencia del daño que estaban causando en mí, porque hasta las canciones más desesperantes han sido silenciadas en grandes reflexiones y realizaciones personales.


Cada día llega con su propia canción y cada amigo llega con su propia función. Cada escenario se dibuja con su propio esquema y es precisamente dicho esquema el que nos traza la línea invisible de la vida donde distinguimos lo cotidiano y rutinario con lo casual y divino.

Muchas canciones me han llevado al altar de la amistad, inclusive el silencio mismo se ha propagado por la llanura para buscar a aquel caminante que dejó de soñar, o para buscar aquella carta que no se escribió. No se trata de extrañar a los que se fueron sino aprender de lo que nos dejaron, aprender a distinguir que a veces la única función de algunos es la de conectar puntos o iniciar recorridos, la de señalizarnos el trayecto o darnos la mano bajo algún trecho inclinado.


No imaginamos cuando es la canción perfecta la que nos despide o nos da la bienvenida, no imaginamos cuando el tiempo aumenta y las tareas se cumplen, no imaginamos nunca la capacidad de cambio e influencia que podemos tener en los otros y que esos otros puedan tener para con nosotros.

No imaginamos nunca el paso de la casualidad en cada canción.

AV

20 de mayo de 2010

Canciones de Desespero


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Devian Art.

Magical cat and magical book by Candra

Conversando con ::Theraq:: reuní cantidad suficiente de motivos para invitarle a la mesa a conversar al mejor estilo de un café del centro de la ciudad. De manera ajena nos dejamos crecer las expectativas en palabras a futuro, aconsejando y asumiendo los dolores del otro, las expectativas y los rencores, aquellas dudas que se sumergen en un embudo de dicotomías, donde los caballeros se sientan a pensar y terminan por confesar en licores inexistentes, esas viñetas con las que nos coloreamos en la vida.

Decía de modo anárquico que los desesperados no tienen ciudades como hogar, más bien, viven de canciones que al mejor estilo de los olvidados han dado fe a un hogar musical. Aprender a huirle a la cotidianidad como mecanismo de defensa, dejar a la rutina un horario de descanso y asumir días soleados en callejones capitalinos. Demostrarle al caminante la importancia de los sueños, demostrarle al caminante la importancia de la fortuna, aquel agujero donde sumergimos la furia y de una sola palmada le decimos adiós a la melancolía.

Evidentemente la melancolía llega para quedarse, para abrazar a los desesperanzados e invitarles un amargo trago de Tónica. Quizás un sencillo corte de Ginebra sea suficiente para enseñarle a hablar a aquellos que en brazos de su amada han aprendido a ocultar el amor propio, quizás dejar inflar globos en habitaciones cerradas y permitirse conocer aquellos agujeros que la ventana esconde, dejarse transformar en un bolero o un tango, dejarse identificar por un prisionero que entusiasmado silba nuestras canciones, nuestros consuelos congelados.

Hablamos de cerca, sin conocer el iris del otro, sólo una clic de mensajería, pero en el fondo sentimos ese prepotente himno de solidaridad que los amargados buscan en el prójimo, dimos vueltas a miles de temas de amor y desamor, encerramos en conjuntos perfectos esas excusas con las que damos sentido al día a día, ni las baladas románticas ni los poemas de Victor Hugo son suficiente, sentirnos como canciones incompletas, con un aire de inconformidad que se pega en la piel como la humedad del pacífico colombiano, como el sol del Distrito Capital, o quizás, como las lágrimas de la soledad que siempre terminan en la garganta de una canción sin componer.

Los desesperados buscan una canción que les de la paz que los enamorados no suelen compartir, los inconformes por su parte, rondan entre múltiples géneros musicales hasta hallar su santo grial en alguna emisora local. Los olvidados suelen caminar sin preocuparse por el retorno, son seres de luz que aprendieron a vivir con el reflejo del otro, ni extinguen su propio esfuerzo ni comparten su éxito, sólo se sumergen en su luz y caminan observando las paredes de cada esquina.

La música es universal y con ella el dolor que la produce, es posible que sean más las canciones compuestas por culpa de un dolor que aquellas que nacieron de un inspirado ruiseñor, de todos modos es el entonarlas y apropiárselas lo que nos deja fuera de base. Los desesperanzados nacieron para calmar el hambre de los agotados, los hombres de buen corazón no son los que escriben las mejores canciones, pero sí los que dedican los mejores recuerdos en una estrofa particular.

Son seres sin partitura, conversaciones sin estribillos, planes sin secuelas, música sin escuela. Quizás es cuando la música electrónica aparece con el drama del bolero, sin pronunciar palabras ni enseñarnos abrazos se va escabullendo en nuestra conciencia y nos deforma las palabras, nos deja silenciar la estupidez y nos transporta a otro escenario de interlocución, el amable espejo de los días. Aun no encuentro aquel género musical que mejor me describa, pero muy bien se de aquellos que en el halo del desespero han mutilado miles de canciones y han rendido pleitesía a emisoras locales y prisiones universales.

No se trata de una Elegía o de algún Canon, no hay partitura ni acordes, sólo ondas sonoras. Las mejores canciones están en los corazones de los desesperados.

Aun cuando los puedan odiar por egoístas.

AV


19 de mayo de 2010

Canciones de Inconformidad




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Tabby Cat
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Tengo tantos pendientes que cuando miro tu corazón me doy cuenta de que falta mucho por escribir, me resumo a ciertas canciones y unas cuantas letras que se dedicaron en historias pasadas, en tardes de cafeína extrema y discusiones absurdas. En saturnos que se enamoraron en un mismo bar, en un año que se devolvió porque se le olvidó que el mes de febrero estaba incompleto. A Mayo no le arrimo la felicidad, le disculpo su falta de cortesía y le endoso unas cuantas farolas alrededor del parque, como quien busca una estrella y se encuentra con puntos blancos en el cielo, jamás esperaba ver puntos, solo quería ver estrellas de cinco puntas.

En este juego de amores y caprichos he aprendido a amar con reservas, precisamente hace poco conversaba con unas amigas de la universidad y ellas retratándome sus problemas y dudas acerca de la vida se enfrascaban en la fidelidad y el licor como sello de calidad en buenas pesquisas, por mi parte no era suficiente observar con estos ojos marrones sus dudas que ahogadas en mentiras asumían una postura frente a la vida muy sexual, no se percataban de esa belleza que el amor brinda cuando aprendes a respirar por el otro.
Esa extrema confianza que depositamos en la mesa de noche justo antes de hacer el amor y escribir noticias en un blogger cotidiano. Nada es perfecto ante los ojos de la inconformidad, y de inconformes conozco demasiado, he visto caer imperios y desfallecer esfuerzos por un simple comentario de inconformidad, he visto mujeres morir ante los ojos importa-culistas de sus amantes, he visto a muchas madres olvidar el valor de hogar, he visto los estragos que la inconformidad puede alcanzar cuando lo humano se despeja en sedientas pesquisas de madera.

Si bien la confianza es algo que se gana, de mi parte siempre ha surgido la necesidad de regalarla porque tengo la tediosa costumbre de creer en la gente, también soy amable con el que no merece ser escuchado y siento la urgente banalidad de compartir mi tiempo con el que la gente dice que es egoísta. Odio los egoístas, pero para poder asumir ese odio se debe precisamente conocer a la perfección el egoísmo, entender el modus operandi de dicho egoísmo y saber a ciencia cierta por qué se es como se es y no el para qué se es egoísta. Por culpa del egoísmo decidí desterrar hipócritas de mi vida, pero también, a causa del egoísmo es que aprendí a interpretar el concepto de amistad y de confianza que cada uno guarda bajo llave, ser egoísta no es impedir que otros obtengan una parte de lo que nos pertenece, ser egoísta es aprender a quitarle a los otros una parte de lo que les pertenece sin siquiera brindar algo a cambio, sea ya en acto de agradecimiento o en acto de correspondencia.

Muchas canciones han datado a lo largo de la historia hechos importantes en la vida de los humanos, se dan cita en bares y en lágrimas pesadas, se rememora en la nostalgia a los que se fueron en el primer avión, a los que duermen en otoño mientras estamos en verano, a los que les gusta el Flow en el mismo metro cuadrado de los que aman el Rock, a los que estudian para ser alguien en la vida y los que ya son alguien y nadie quiere aceptarlos. La música no pude ser encerrada en un cancionero, las letras no se deben permear de la infidelidad de sus autores, si algo aprendí en Bogotá aquella noche cuando estuve de Gala en el Convenio Andrés Bello CAB fue precisamente que el poeta no puede mentir. Lo intenté, pero me has ido imposible mentir cada vez que escribo.

Es más fácil mentir cuando se habla, cuando se dibuja, cuando se trota, es posible darle a la mentira un lugar protagónico en la fotografía, pero jamás se es fácil mentir en un acto literario, en un cancionero otoñal, en un blog normal. Quizás se camuflan verdades, pero siempre he dejado en la confianza mis letras para aquellos que quieren entender ese universo musical que guardamos con aire de inconformidad.

Cada canción en su lugar, cada letra en su verdad.

AV

8 de mayo de 2010

Canciones de Apertura



Imagen Tomada de: Martine Roch - http://martineroch.net

Entrando en una cueva de largo trayecto suele mirarse a ambos lados con el propósito de identificar aquellas paredes de roca que dan sentido al trayecto. No hay luz al final del túnel sino, una inmensa expectativa por querer desalojar las ideas de muchos, la identidad de algunos pocos y el cansancio de un par de huellas que se asemejan a la juventud.

Ha sido un interesante inicio de mes, si bien abril resultó ser un completo desastre para los propósitos de algunos, también fue un oráculo para la calma y el desespero. Abrir los ojos de lo que los amigos deben observar, beber un par de cervezas con el calor de la noche, alejarse del murmullo y cimentar recuerdos en una mesa de fibra de vidrio, todo lo anterior en menos de cuatro semanas llenas de emociones y decepciones.

Hay amigos que adoro con el alma, mujeres que me enseñan cada día a comprender y apreciar la belleza de la vida. Desde el amor de la madre que ha dejado su sudor en mi cuna, hasta las esperanzas de una compañera que quizás ve televisión escuchando mis palabras en su memoria. Frases de personajes que el camino ha decidió devolverme, amigos que se volvieron referencia bibliográfica y que ahora son los protagonistas de una transformación excepcional.

Siento que desde algún tiempo atrás (aun no doy con la exactitud del calendario) la transformación ha comenzado a acelerar el ritmo del reloj biológico. Estoy joven, viviendo una edad difícil donde crecer y aprender a entender los “quizás” de algunos es lo que se necesita para crear lo que aun no está escrito. Con la suerte de ser bendecido por la vida y ver en los ojos de cada uno de mis interlocutores la verdad con que me hablan, aun cuando fingen decirme algo distinto a su iris, se me permite leer aquel lenguaje de los dioses, interpretar expresiones y miradas, leer brazos abiertos y comprender caminos emprendidos por seres sedentarios.

La nómina de amigos ha variado no por voluntad mía, mas bien, por gracias de la vida. Aquellos que se marcharon ahora han regresado a compartirme de su sabiduría, de esas guerras que ganaron y esas derrotas que engendraron. Permitirme aprender de sus palabras, dejarme visitar en oleo sus ojos, interceptar sentimientos con frases cortas y llenas de humildad. Otros han decidido comportarse de manera frágil, débil, cobarde, quizás, porque están confundidos con su misma hoja de ruta, no los juzgo, sólo me aparto de su herida incurable y me evito el venenoso vocablo de un mundo mejor. Cada quien es capaz de destrozar lo que ve, otros tienen la habilidad de construir mundos asombrosos en una simple servilleta.

Una particular amiga regresó a mi obituario de arrogantes sonrisas, me devolvió el gris sabor de un sábado lluvioso, la calma de un lunes de madrugada. Pero fueron justas las palabras que se necesitaron para retomar el amor que unos años atrás dio vida a muchos sueños y proyectos. Mis dos angelitos continúan trabajando y luchando por sus indecisiones, logrando abarcar sus temores en frascos de mermelada y trabajando por su hoja de ruta. La tortuga se aferra cada día más a este plano y evita hablar de otros escenarios, sólo quiere cumplir sus sueños. Yo quiero cumplir sus sueños.

Nuevos personajes han aparecido en el telón de fondo, asuntos laborales, frases de cafetería, sonrisas de papel, guerras declaradas en escritorios y reuniones. Amores declarados en antejardines y pasillos, familiares que regresaron al país para volverse a retirar. Amores que se trepan en la línea que divide el horizonte, hijos que comienzan a cobrar mesada en noches de insomnio, ser uno mismo y quererse a muerte en las conocidas guerras de la vida, ser el heraldo y la rosa de los vientos en un mismo esfuerzo. Aprender a decir adiós sin querer aflojar fonema alguno, la fonética no es para los ineptos, es para los mediocres.

Una nueva casa empieza a edificarse, así, es que se entiende el sentido de la vida en familia. La casa grande no está en piedra ni en madera, la casa grande está en un par de ojos marrones y un corazón vino tinto. En una botella de vino y una cajetilla de Marlboro, la casa grande, está terminando de mudarse a unos nuevos cimientos que ahora llevan otro escudo de armas que le preceden.

Se escribe una nueva canción para querer y vivir. Se borran nuevas horas en un viejo reloj, se levantan sonrisas en fotografías a blanco y negro, se suspira un nuevo aliento en el reloj biológico.

La Transformación ha comenzado.

AV