29 de noviembre de 2007

Semillas de Durazno


Si alguna vez la belleza me invitara a tomar aliento, y me dejara escoger entre la multitud... seria tu nombre el que con un ritmo casi que zodiacal me daría la razón para seguir visitándole aun cuando la distancia no lo permite. Te rodea un aroma a menta, propio de la sabana, lleno de mordiscos pasionales, de caricias fugaces, de miradas que escudriñan por debajo de la ropa.
Con las tardes del valle hemos aromatizado las mesas del espacio aquel donde prófugos y transeúntes discuten de política, fútbol, música y alcohol. Hemos permitido que esas sillas vacías de dos meses atrás estén juntas mirándose en un abrir y cerrar de sueños, en la ególatra palabra que llaman amor, en la juguetona actitud del recién conocido o de la recién acusada.

Bajo el rumbo de muchos que desean encontrarse como pareja bebemos del agua de la soledad, la saludamos, le preguntamos por el pasado y le recordamos que ya no somos animales escapando de sí mismos sino que ahora somos sombras que se envuelven en la noche para en el día ser una gran silueta. Ellos, que observan, opinan, indagan, sumergen sus narices en territorio felino, coquetean con la curiosidad de un amable servidor, insinúan agravios y buenos comentarios propios de una felicidad compartida son los primeros que dándose golpes en la espalda felicitan la unión que dos mesas vacías permitieron.

Bajo la tierra crecen minerales puros como la inocencia vaginal, surgen frutos que saliendo sin precaución se dejan atrapar por un sol vallecaucano, el mismo que en el Tolima da vida al mango, el mismo sol que en el eje bebe café y en el sur visita a los desplazados, un sol tan amargo como el cielo del magdalena, tan puro como el cielo de la historia, el mismo sol que atrapa las semillas de cada fruto para endosarlos en árboles viriles como el deseo de otros, la violencia misma que la urbe urge en cuanto es olvidada. Bajo esa tierra tan nuestra y tan negra, nacen huevos que dan con un tono de complicidad caminos moribundos a seres tan pequeños como el descuido de un par de felinos acicalados, tan extraviados como el centro del nido.

Tan rosa como el lado “Hello Kity” que se guarda lejos de la moral, tan nuestro como el lado del insomnio que se profesa en la literatura local, cual niño majadero que lentamente se resbala en la memoria de una niña que se hace mujer. Tan vanidoso como el abismo de la lujuria y tan precavido como el hambre de la envidia, tan ciego como el dulce de la infancia, tan observador como el poso que ve caer al agua, tan lejano como el delgado corte entre el cielo y el mar, tan cercano como las lágrimas de una despedida, tan positiva como mi ausencia, tan amada como mi ansiedad, aquella gata que más allá del papel deja sus huellas en la arena que no quiso arañar.

Hoy me regalas unas esmeraldas que sin saberlo me curan en las cuatro paredes a puerta cerrada, bailando en mi soledad para extrañar la inocencia que de niño gozaba, esmeraldas que en la sonrisa de una relación me dibujan una solución a ciertos vacíos que lo inmoral y lo inhumano me acosaba con el mismo final, aquel cuento de nunca acabar, esmeraldas que me dan carcajadas más allá de una madrugada, esmeraldas que al estar en bruto y ser víctimas de la pureza previa a su respectivo proceso de ser pulidas brillan bajo la mirada de este gato anónimo. Semillas de durazno, nombre propio de piedras sacadas de las vísceras de una caverna, entregadas con la más fuerte pasión de la carne humana, donde la conciencia se sensibiliza en el detalle mismo que junta esas mesas que meses atrás estaban vacías burlándose a sí mismas.

Público o no, el gato quiere a la gata, aquella caja mágica que lo exilia de su color acido para embolatarlo en un rosa con aroma a menta, un menta que se escapa entre besos, entre abrazos, entre sábanas que gritan sobre el sudor que la ansiedad transpira.

Ellos siguen sentados en sus esquinas llenas de conversaciones y nuevos amigos, nosotros, bajo el efecto durazno, aquella semilla de durazno que con el placer de las esmeraldas nos comparte la libertad de una pareja que no extraña las mesas vacías, sólo las tolera.

Alguna vez una de mis grandes allegadas y amigas del corazón me dijo que el amor hacía maravillas, pa´ que pero tiene razón.

AV

Pd 1: El lunes llega Julieta a la casa, la gata con botas. Necesito plata para las vacunas, algún donante??

Pd 2: El Fin de semana (de viernes a domingo) me voy de finca por cuestiones de placer y negocios así que pues… pronto, muy pronto la bitácora de ese weekend lleno de hum, ni idea… pero seguro que algo habrá para reportar en el noticiero de lo cotidiano.

Pd 3: Mis recomendados de esta semana:

- Canción: Crímenes Perfectos (Fito Páez: Tributo a Calamaro)
- Película: La Comunidad (Dirigida por el afamado director Español Alex de la Iglesia)
- Programa de TV: Fútbol Manía RCN (Un clásico de clásicos este sábado, nada más ni nada menos que América Vs Nacional 6:30 PM)
- Libro: El día que Nietzsche lloró (de Irvin Yalom)
- Blog: cuentosparaantesdedormir.blogspot.com (para los que buscan de la buena e inédita lectura)


Suerte y que sigan su rumbo!!

28 de noviembre de 2007

Manos a la Nada

Bajo un claro de luna, salvaje y corrupto, silencio desterrado que a penas conoce el rumbo, vida de pasajero costumbrista, antropólogo de casualidades, exorcista de corazones y analista financiero de hogares divididos. Bajo un claro de luna, bella y profunda, silencioso viaje sin retorno, de seres de luz que desde el agua entregan vida al aire sin penetrar el alma humana, sin distinguir entre niñez y pubertad, sin desvariar en el elocuente rumbo de la edad, en el costumbrista punto de retorno a la vejez.

Las cosas se convierten necesarias cuando en ellas dejamos un nombre y una identidad, cuando aprendemos a distinguirlas del montón, cuando incluimos sentimientos para luego reclamarlos en el recuerdo. Motivamos a propios y ajenos para que nos busquen o llamen, nos encuentren y comprendan, leemos lo que suponemos es verdad, orientamos el conocimiento en sentido contrario a la fe, imaginamos mundos paralelos o pasados. Cada cosa en su lugar y con su propio nombre, en su tiempo y su espacio, en su incómoda realidad.

No hay peor noche que la que dura más de lo permitido, donde el insomnio es plato diario y perfume de días feriados. Una mala noche en definitiva dura toda la mañana siguiente y te persigue con las huellas del cansancio, te derrumba con un invisible golpe mortal, dejándote en la cama resentido de la vida, resignado por los nombres que duermes en el orgullo del costumbrismo, por donde escapan las culpas y se vuelven favores.

En los silencios, en la profundidad del hogar que se divide, en la ausencia de nombres y comparaciones, en la flexibilidad del tiempo y el espacio, en la rutina de la edad y la incomodidad de los cambios. Con todo ello se nace en etapas sin marcar con las manos abiertas a expectativas propias de deseos y sueños prometidos, manos que se abren mostrando la palma al cielo, pidiendo deseos, dando deseos, haciéndose desear, muriendo por el deseo, dejando un vacío entre los dedos y las culpas que los deseos provocan.
Manos con las que se señalan caminos, manos que caminan por juzgados, que encuentran tesoros y abren puertas que sellan etapas. Manos que dan vida a objetos propios del descuido, manos que en la soledad inventan compañía, manos que de la nada sacan monedas y sombreros de un sombrero.

En el ruido, con la identidad de cada sonido y la sensibilidad de cada objeto social que lo reproduce, se vive de manera acelerada, se acaricia la avaricia con la misma paciencia con la que la lujuria viste a la moda, donde el pensamiento humano se humaniza cada vez más, con el debido respeto de los intelectuales y tras la ausencia de una cena romántica es que el costumbrismo nos reprime de nuevo, nos orienta con el hambre en pleno auge, nos imita y concede esa filosofía de querer ganar con el disfraz del buen ciudadano, el mismo que con sus manos devuelve favores y aprende a compartir el conocimiento, mito o leyenda, seguimos perseguidos por esa nada que nos nubla, que nos sella, nos vuelve invisibles ante el carácter.


Suerte y que sigan su rumbo.

26 de noviembre de 2007

Belleza Subliminal



Respira profundo, déjalo salir, muerde la inocencia de la tarde. Húmeda como la nostalgia, como las gotas de sangre que escapan de una herida casual, innecesaria voluntad de crecer, pésima actitud de madurar, déjalo salir, que se haga ajeno, que no te reproche los vacíos de la cama, que no te desvele con su silbido nocturno.
Húmedo como la sal cuando sale del mar, como la brisa de agosto que cae con hambre, como el calor del hogar después de partir, déjalo salir, expresarse, mutarse, arriesgarse.

Ante el espejo no preguntes, no cuestiones, mira de reojo e identifica tus líneas, busca el mensaje en el tocador, mira en el techo el reflejo de la conciencia, del blanco que te vigila cuando duermes, del límite del ego. En ocasiones disimulas la beldad bajo un velo de estiércol, formado de palabras y opiniones, maquillado con imágenes externas, de juguetes prestados, de juicios y criminales.
Naces cuando la hora de expulsarte te toma por sorpresa, te educaron con el pudor de la paternidad, te alimentaron con noticias y regaños, te dejaron en celo, te ilusionaron con viajes para el cuerpo, con blusas y jeanes tejidos a mano, como la piel, como el ego, que los tejiste a mano mientras masturbabas la presencia de otros.

Echaste a la basura las oportunidades de amar al prójimo, te vendiste en caminos pavimentados, en rutas que viajan sin ti, pero que atreviste a cruzar. Naciste para ser amada, deseada, besada, olfateada pero nadie ha sido capaz de lamerte, te dejan en celo, con el calor de la sexualidad temprana, te recordaron el celo que en el hogar fue el regaño de cada desayuno. Licor, licor, licor.

Burbujas de pasión inconsolables, bajo una ducha fría y solitaria desvelas tu cuerpo de manera esotérica. Vives como mascota prestada, en cautiverio eterno, con el alma al aire buscando tierra, acosada por nubarrones, dejada al margen de esa belleza que en la cotidiana muerte de tu base y pestañina ilusionas a caminantes y sonajeros. Un beso lo soluciona todo pero no promete sexo, no promete paz, no promueve vida, solo la reproduce con tu misma sangre y tu misma belleza, llena de subliminales criminales, llena de amores lejanos, amores que no has conocido en vida.

Necesitas suerte para retomar el rumbo.

Lo que el Viento se dejó


No soy de los que gusta de copiar canciones o fragmentos de estas para publicarlos en el Blog, puesto que los observo como una responsabilidad con el variado gusto musical de quienes gustan de la buena lectura. Sólo por esta ocasión (y espero no se vuelva una costumbre fea) les dejaré la letra de una canción de la agrupación Mago de Oz. De sus primeros discos "Lo que el Viento se dejó" es quizás una rica melodía de transfondo de una horrible y morronga condición social que se demanda en las letras de estos músicos españoles.


No habiendo nada más que hacer y con la inspiración en estado de insomnio pues aquí les remito la letra de la canción para que la hagan de ustedes.


Lo Que El Viento Se Dejó.
Mago de Oz
Album: Mago de Oz.


Ayer hablé con un tipo muy formalpadre de familia y un marido ejemplar,su nombre es prometer y su apellido mentir,él dicta las normas y cómo has de vivir.

Déjeme decirle con mucha educaciónque mi patria es mi guitarra y mi nación sólo yo,hoy quiero enseñarle mi mundo y preste atencióna todo lo que vea y guarde bien su honor.

Conocerá usted a Maria, en la esquina noche y día,fue violada por su padre, la del suelo es su madre,ese cometió una gran fallo,tiene el mono y no hay caballoy el niño que está llorando,con seis años mendigando.

La única bandera que me pone de pieson la bragas de una mujer.El único himno que me hace estremecerson dos birras y esperar a amanecer.

El borracho de la esquina es licenciado en medicina,a ese viejo que empujaste, la pensión tú le robastesi durmiera entre cartones, entre putas y ladrones,si pasara usted hambre y frío, entendería lo que digo.

Déjeme escupirle, pero con educación,y cuando llegue a la Moncloa haga una comparación,todo lo que ha visto, esa es mi religiónpor cierto, un donativo: la cartera y su reloj.

Lo que el viento se dejó fueron tipos como tú.

Ni con todo tu poder nos podrás quitar la noche.

Ni con todo tu dinero nos podrás robar la calle.

Ni con toda tu ambición nos podrás dejar sin sueños.

Tienes el Himno Nacional.

Nosotros el rock´n´roll.Conociste a María y al borracho de la esquina...

Ay, Felipe de mi vida...

si durmiera entre cartones, entre putas y ladrones...



No habiendo nada más que decir... en la próxima nos hablamos.

AV

23 de noviembre de 2007

November Rain

¿A qué sabe la limonada? A limón.
¿A qué sabe la lulada? A lulo.
¿A qué sabe la demora? A soledad.

Jueves…

Ya es Viernes … (1:34 AM) y aun la lluvia de jueves sigue cayendo, con mayor intensidad, con mayor frescura, con ráfagas de insomnio, propia del invierno, propia del pasado, gotas que caen golpeando con odio el suelo, como si su trayecto fuese una maldición y viesen en el suelo un culpable de su desgracia.
Son gotas con remordimiento, detestan llover en madrugada, les da frío. Detestan caer y no ser observadas, gotas que espantan gatos, gatos que espantan silencios, silencios que incomodan verdades, verdades que dan dolor de cabeza, cabezas que no sirven para nada, nada.

¿Es el génesis una calumnia? No, sólo el principio de todo.
¿Son las goteras revoluciones húmedas? Para nada, simplemente es agua que cae.
¿Es la opinión pública un bien público? Carajo ya estoy hablando mierda.

Viernes…

Ya es viernes y la lluvia de jueves cae con amargura, no hay héroes entre nosotros, solo imprudentes. El agua cae en el patio, riega las plantas, sigo sentado en mi soledad, taciturno, reflexivo, olvidado, amargado. Veo sombras sin dueño danzar contra las plantas, no me interesa conocer su procedencia, sólo escucho inapropiadas versiones de la locura y la soledad confundiendo mi fe por la naturaleza y sus elementales. Quiero escapar, quiero gritar, me quiero esconder, me decreto culpable y pasajero, me declaro autómata por necesidad.
Estoy cansado de que no me dejen dormir.

Me encanta ver el agua caer, me encanta ver la lluvia desde mi balcón, entre más fuerte mejor, porque siento el vértigo de las calles rendidas ante el poder de Gaia, pero sólo lo disfruto con un cigarrillo en la mano. Hoy no hay cigarrillos, no hay aguapanela, no hay vino, no hay nada, solo gotas que caen, que dibujan lágrimas en el vacío, que despedazan esquinas en la multitud, duermen al sol, susurran a la luna, niegan a las estrellas y estrellan nubes sin identidad, es la fuerza del agua, la vida de nuestro cuerpo ajena a nuestra esencia, es agua que cae, es un día que apenas comienza, sin sol, sin estrellas, con agua, sin inspiración, sin mi, sólo noviembre y el agua.

Para cerrar:

Adán: “dios, ¿por qué hiciste a Eva tan linda?
Dios: “Para que la ames”.
Adán: “¿Y por qué la hiciste tan tonta?
Dios: “Para que te ame”.
Mis recomendados:

- Canción: My Inmortal (Evanescence)
- Película: Perfume de Mujer (Con Al Pacino haciendo de ciego)
- Programa de TV: Scrubs (Por Sony lunes a viernes 10:30 PM)
- Libro: Opio en las Nubes (de Rafael Chaparro Madiedo )

Suerte y que sigan su rumbo !!

21 de noviembre de 2007

Popurri



Mi primer villancico llegó hoy día, sorprendiendo mi vocación de The Grinch mientras cruzaba los pasillos del almacén de cadena EXITO, eso de andar desprevenido cual gato que pasea por la cotidianidad en ocasiones es perjudicial para los prejuicios de la salud, tanto a la entrada como a la salida aquel villancico navideño se tomó las instalaciones del almacén, mis felinos oídos se dejaron estremecer buscando la salida a un paso apresurado, ´tutaina´, definitivamente no pudieron escoger otro canto navideño mejor para iniciar la temporada decembrina, ojo aun no estamos en diciembre, he ahí lo triste del incidente, que en este 21 de noviembre se dio inicio a esa temporada que por allá en la década ochentera iniciaba el 16 del último mes del año y no a mediados del mes de los muertos.

¿Cree usted en el más allá?, ¿Ha sido testigo de las ocurrencias del más acá? Preguntas como esta y otras más han divagado en el desperdiciado talento del ser humano de conocer lo poco y nada que conoce. No se cual es el detonante entre la ciencia y la fe y la melancólica existencia del ser humano como especie superior en la cadena alimenticia, pero por obra y gracia de un sujeto u objeto no identificado no he podido dormir en estas noches. Resulta que a raíz de ello he comenzado nuevamente a mirar en la fe católica una solución a mi desespero. Si en un pasado el insomnio no me dejaba juntar pestañas, ahora resulta que mi niña me recetó unas gotas para dormir, pues haciendo caso a su gesto amable me las tomé con la esperanza de lograr descansar, pero aquel sujeto sin identificar sigue haciendo de las suyas, me mueve cosas, hace ruidos y sus carcajadas no son nada agradables, así que pues… amanecerá y veremos. ¿Alguien sabe como atrapar o espantar a un duende?

Mi selección Colombia por fin ganó y nada más ni nada menos que contra la monstruosa selección albiceleste. Una joya de Bustos y un arranque de velocidad entre Moreno y Rentería acabaron con el invicto no sólo de Argentina sino del pato Abondazieri, venció pero no convenció, aun juega mal, no concreta las jugadas de profundidad, no se esmera en cubrir espacios y aun es débil en los laterales. El juego aéreo sigue siendo una amenaza para los centrales de la tricolor y por supuesto, nos sigue faltando un armador o un ideólogo que permita a la delantera nacional consumar jugadas de gol, seguimos dependiendo de Agustín Julio. Esperemos que en junio, cuando se juegue la quinta fecha de la eliminatoria suramericana logremos mejorar aquellas cosas que no son dignas de una selección que aspira asistir al mundial en territorio sudafricano.

¿Vieron a Messi? Es un monstruo.

Pronto llegará un angelito a la casa, tras la ausencia del amado y recordado señor Bigotes, víctima del crimen organizado, el vacío en la casa es algo insoportable, no se imaginan cuanta falta me hacen sus maullidos, sus uñas jugando con los muebles de la sala, su cola molestándome en la cama, su ronroneo cuando le acariciaba y sobre todo, cambiarle la cajita de arena. Pues bien, llegará una señorita en su reemplazo producto del amor entre GAIA (su madre) y un desconocido de la calle. Gaia es la gata de mi mejor amiga la cual dio a luz a tres mininos, de esos tres el angelito que pisará la casa de los Vargas será Julieta, una niña negrita, con ojos azules y patas blancas, será la gata con botas.

Terminando este popurrí de cotidianas o no tan cotidianas noticias me despido y pues haciendo una labor humanitaria les invito a conocer el Blog matainsomnio.blogspot.com que lleva menos de una semana de vida, su propietario es un buen compañero de rifas, juegos y espectáculos en estas tardes caleñas así que espero lo visiten y opinen.

Suerte y que sigan su rumbo.

20 de noviembre de 2007

Memorias


La Memoria no paga impuestos por el olvido, no se deja afectar por la agonizante esencia de un perfume lleno de alcohol, no se agita ni se aflige con la locura de la niñez, no se vende en esquinas nocturnas, no se alquila en video tiendas o en mini market´s. sensible como la cura del sida, humilde como el alquiler de un pent-house, vagabundo como una joyería europea, sigiloso como el río Támesis, costumbrista como la aguapanela, refrescante como un poema, invisible como el petróleo, vividor de nuevos soñadores y portador de enseñanzas para madres solteras. La memoria no juega a ser profeta, sólo se deja asombrar por el paso de los recuerdos.

Acompañémonos en la ruta de la ingratitud, donde las dudas mueren al paso de una carcajada. Cuestionemos a aquellos que escriben libros de inspiración y motivación, aquellos que burlándose de la psicología arreglan problemas que el aguardiente no puede superar, aquellos que con la prudencia del filósofo prometen soluciones a problemas que no existen, sujetos que mercadeando la paz del hogar prometen de este un mundo mejor, ese virus que las editoriales le han gestado a la raza humana. Virus sin cura, virus con adictos, cual droga de mercado negro, cual promesa de marinero enamorado, cual remedio para la mala memoria.

Es en las noches de noviembre donde llevo ventaja en mi lucha con la inspiración, es en las noches de noviembre donde mi fe se desborda en letras agresivas y acidas. Frases que enamoran a envidiosos, pensamientos que ponen a reflexionar a pecadores y confesores, premios a la soledad compartida, al azar y a la cortesía. Si las putas dejaran en la cama el amor que los clientes buscan el PIB sería un tema de conversación en cada cita que el consumidor renta; Inútil, como el viajero que ha deseado llegar a la luna para demostrarle a su madre el orgullo de hijo que pretende convencer, Inútil el cocinero que sin receta se inventa fusiones dignas de un abecedario japonés, sabio el que hurgando en su desorden encuentra la crisis que lo llevó a darle la vuelta al mundo.
Hay que ser sensatos, las noches son igual de excitantes que las mañanas, solo le tememos a esa luz que nos señala en público esos vicios que dejamos a la intimidad, esas perversiones propias de noticieros y curanderos.

Si usted es un lector frecuente de este Blog, le regalo el mordisco que me dio el insomnio hace ya dos años, si es usted de esos que se cuestiona el paradero de mis letras sencillamente le devuelvo el tiempo encontrado en sus bolsillos mientras le pregunto a mis letras por su paradero. Cuánto no daríamos por un testigo en esas esquinas donde miramos la tristeza jugando cartas, donde escuchamos al rencor burlarse de sí mismo, cuánto no daríamos por ser testigos de un coito ininterrumpido entre la ciencia y la fe, al final todo va a parar al mismo costal de la ignorancia, el mismo costal donde cosechamos esperanzas por cada fraude o por cada mentira que reciclamos en clase.

Respeto su fe querido lector, pero le recuerdo, dios es como la llanta de repuesto del carro, sólo nos acordamos de él cuando nos varamos. El pecado es un cómplice de la mala memoria, es un rito a la fe perdida por olvidados favores encerrados en el egocéntrico rincón de una habitación; juzgamos al amor por no hacer parte de nuestra vida y, cuando lo encontramos lo escondemos como el tesoro más preciado de nuestra soledad, a sabiendas que ese siempre ha sido nuestro santo Grial. Todo se renueva con el carnet de la memoria, en la biblioteca de la desesperada melancolía, en el tercermundista edificio de la hipocresía, porque sabemos que no nos falla la memoria, solo la regañamos cada vez que quiere hacer de las suyas.

Seria Prudente si la memoria pagase impuestos, no más para ver la cara de gobernantes que no recuerdan campañas, o candidatos que olvidaron ser ciudadanos. Por ahora, juguemos a no saber nada, así es más cómodo, menos delirante y sobretodo, no genera cargo de conciencia.

19 de noviembre de 2007

Gata de Papel


Quieralo o no, por muy desesperante que sea, por muy intransigente o egoísta que parezaca, por muy irresponsable que se vea, por muy cobarde que quieras o por muy lejana que sea la posibilidad la realidad es otra.
No sé bien si es por casualidad o si es por voluntad que has decidio mirar atrás, que has dejado en esas huellas con olor a fresa el pudor con el que le quitaste el apellido al viento, no sé si es con esa curiosidad de felina o esa timidez de minina que has dejado en esas huellas nocturnas la mirada fija en el camino, con acento caleño, con susurros pausados, repitiendo frases de desespero, dejando en las lágrimas un idioma digno de escuchar.
Mi viaje apenas comienza, el tuyo apenas está por planearse. No miremos las cosas según su estructura o su color, no pensemos en presentes llenos de futuros cuando es el materialismo del pasado el que nos escribe con su filo lo cobarde que somos. No escondamos la comida cuando de hambre se trata, mejor juguemos con la soledad para aprender de sus errores.
Como una nota sin dueño te encuentro sentada a lo lejos de la ciudad, te visto con el orgullo y te doy de comer con la pasiencia de la noche, como aquella nota te suscribo a mi realidad y te cuestiono, te encuentro muda y pasajera, cual gata que ha sido sorprendida por la lluvia. Intento trasgredir tus fronteras con lamentos de larga distancia, intento descifrar tu femenina ausencia, distinguirte entre los murmullos de la cotidianidad, escribirte en frecuentes noches, hablarte con miradas y quizás aprender a escucharte y no a seguirte.
Uno a veces quisiera tantas cosas que en ese orden de ideas es que es mejor consentirlas a lo lejos y aprender a olvidarlas. Como una Gata sensible, triste y quizás dosil te miro, trato de interpretar tu silencio en huellas que caminan en sentido circular, te dejo en la misma mesa donde te encontré y me sales con una nota de rechazo. Sensible como el papel al agua, Fuerte como el papel a la historia, viva como una nota suicida y fuerte como una cuenta de cobro, mi gata querida, mi musa nocturna, mi alma felina... sigue maullando que yo seguiré mirando.
De ti misma depende la calidad de cada silencio.

16 de noviembre de 2007

Tributos

Estoy aquí sentado, al ritmo de Pink Floyd, con teclados entonando notas psicodélicas, profundas, llenas de piel, llenas de vida, con una cripta que las adorna. Estoy aquí sentado con anteojos y sudadera, lleno de vida en una noche solitaria, sin ánimos de poetizar, sin ánimos de filosofar, simplemente aquí, viendo vacío, como una cama sola y sin ser tendida, llena de vidas pasadas, de hojas sueltas, de personajes mudos y escurridizos.

Vivimos en armonía con nuestras conquistas, vemos en ella galletas para comer, jugamos dejando en el azar esas palabras claves que desinflan globos o inspiran canciones, dibujamos en las ventanas empañadas aquellos corazones o quizás un solitario juego de triqui, en el no importa si ganas o pierdes pues eres el único jugador, solo basta cerrar los ojos y seguir el viaje, no sobra una copa de vino si la quieres agregar al itinerario.

Siente tus pies descalzos, vigílalos por un momento, juega con la mirada y desafía la inercia de tus dedos. Evalúa la ignorada esencia de tus huellas, imagínalas recién salidas del baño, deja que la marca de agua sobre el suelo te diga lo que te depara en tu día, agiliza el silencio y escucha tu mente, déjala vibrar, déjala soñar, pero no ignores tus huellas. Contabiliza los dedos y ruega porque no sean más de lo que necesitas. No te preocupes, es solo una suposición… en realidad sigues solo (a), pero si lo prefieres cuando salgas del baño intenta de nuevo jugar triqui contra el espejo, no es mala idea, al fin y al cabo eres un personaje mudo de tu existencia.

¿Lluvia?, ¿Para qué? Bastante tenemos con la noche y la literatura, los noticieros y la cordura, el hambre y las estrellas. No importa si llueve, solo mira el agua caer y piensa en esas noches de calor y sed, divaga en las frías soledades de una Bogotá Fálica, o de una Medellín insaciable, de una Cali desesperada, de una almohada sin dueño. Tratemos de reciclar la realidad, seamos profetas y a la vez comentaristas de la cotidianidad, hagamos de las servilletas un ramillete de cartas vacías, dejemos en la música los mandamientos y en la literatura los pecados. El sudor evapora tus errores, el agua los aleja, el viento los pasea por entre las calles y la noche te los devuelve en ese solitario juego de triqui que en tu mente se radica cual mandamiento de dios.

Bienvenida o bienvenido a mi literatura, aquel estilo exiliado que dejé en las páginas de Miguel Vizcaya o Maria Plata. Les dejo la puerta abierta a la púrpura sinfonía de un gato sin botas, de un juego de póker sin jugadores.

Cada paso que damos no importa su dirección, es un tributo a nuestra audacia, a esa astuta aspiración de asombrar a los demás, esa vaga y en ocasiones innecesaria forma de buscar aceptación, como aquellos sujetos que en una mesa de costumbre siembran semillas de desolación, donde la lástima es su bebida y la desesperación su receta para cocinar. Son personas que alguna vez agradaron, que nos robaron sonrisas o copas cual mascota estrenando dueño. Personas que por medio del intercambio de palabras construyen información propia de mundos o vidas paralelas, personas que sin identidad exponen tarjetas o libretas de apuntes, a esos, a los no mencionados es que les pido que sus tributos nunca más vuelvan a ser en especie, pues nunca tendrán pirámides o mausoleos en su nombre, si al caso un condón sin estrenar como trofeo a la cobardía.

Seamos sinceros, el dolor es un estado del cuerpo, el sufrimiento un estado de la mente, la decepción un estado de gracia. Tal vez me equivoque pero vale la pena, eso es lo que me hace humano, lo que me permite vibrar a favor o en contra de tus puntos de vista querido lector. Ten presente que de esas fuertes y confesables bisagras que nos unen al pasado cual puerta de baño público, donde todo lo construyen a partir de desperdicios ajenos, es que se alimentan esos sujetos que en su mesa de costumbre beben al ritmo de la desesperación dejando en el norte una flecha que señala al sur.

No quiero ser injusto, yo también he sido víctima de la soledad, inclusive aprendí a valorarla y respetarla al punto que sólo la llamo cuando es para madurar, no para podrirme en la música de siempre, pero bueno soy un gato callejero, lo menos que puedo exagerar es mi capacidad de asombro, lo demás… al ritmo de la vida, de esas huellas que doblan a la esquina.
NO busco rendir tributos ni que me rindan alguno, pero si algo llegase a morder mi vanidad y me incite a ver en los tributos una vitamina para el ego por favor avísame, para ponerme mi mejor traje.

Hace mucho dejó de sonar Pink Floyd, de hecho en estos momentos suena otro mundo musical, otra oda, suena Paul McCartney. Pero alabado sea Pink Floyd, Suerte y que sigan su rumbo.

Voy por más aguapanela!

A Propósito de Monumentos y Vivencias


Vivir no es lo que uno lleva en años o en cifras de tiempo y espacio, vivir es todo aquello que tenemos para contar, porque son esos momentos los que nos definen lo que hemos vivido, porque la vida es para contarla… es vivir para contarla. Con esta profunda y a su vez evidente forma de ver las cosas, Gabriel García Márquez define a su modo literario de ver al mundo lo que él considera el sentido de la vida, expuesto en su primer volumen de sus memorias nos aleja de esa idiosincrasia macondiana, nos expulsa de la ribera de río magdalena o de los rezos a los que se expone cada puerto de sus miles de páginas alabadas por la crítica y en ocasiones lambonería periodística y académica. No en vano estoy aquí reseñando una filosofía a lo Gabo, pero en su sentido de ver la vida más allá de un reloj de arena es que me limito a esos monumentos en los que uno por medio del cuento echa a volar esas vivencias propias de un aventurero.

Miles de voces se unen en las etapas de nuestra existencia, nos remiten a canciones o en entusiastas caminos, en la maduración sin cita de nuestra fecha de natalicio, en la juguetona personalidad que nos gusta forjar, en esa mirada de niño cuando la piel comienza a madurar más allá de lo que una inocente maldad pueda permitirnos continuar, somos parte de esa sombra que al ritmo de la luz se esconde o se evidencia en el caminar, somos esas olas de mar que sin sentido alguno da a los poetas o enamorados un símil de sus pasiones, ese concreto de nuestras llamadas o ese asfalto de nuestras esperanzas.
Aprendemos a dar nombre a las cosas, a insultar y perdonar, a sacrificar seudónimos a cambio de nombres reales, de pasiones lujuriosas o de suspiros llenos de diminutivos innecesarios, vagamos cual hoja de biblia en habitación de adolescente, dejamos en el rumbo del algebra de baldor el deseo de encerrarnos, figuramos en el equipo pero no somos parte de él, sencillamente bailamos con el hambre de los desesperados.

La esperanza se viste a la moda, nos coquetea con el consumo amargo de la tradición audiovisual, nos arremete con confianza en un mar de miedos y sorbos, vestimos de etiqueta a la cotidianidad para explicar su sentido. Vigilamos nuestro nochero con hambre, observamos el techo de nuestra habitación en la oscuridad de la madrugada, bajo un insomnio cómplice y mundano, vemos en la pared ese vacío que algún afiche o algún episodio pasado nos ha marcado el pecho, inclusive el olor a sexo es ahora un mito y no un recuerdo, es esa nuestra guarida la que convertimos en madriguera, por supuesto, con la dignidad en el marco de la puerta y el ego encerrado bajo llave en un cajón.

Somos agentes de cambio, en ocasiones negociamos el cambio de agentes, vivimos de prisa sin querer encontrar paz, pero santificamos fiestas en nombre del deseo, divertimos a extraños y nos volvemos amigos de la indiferencia, eso es lo que nos vuelve humanos, el sentir, el experimentar, el juzgar y el lamentar para luego esculpir con orgullo y gloria nuevos monumentos que dejen en evidencia esas hazañas de las que hoy nos sentimos inútiles, o por qué no, héroes.

13 de noviembre de 2007

Al Otro lado del Ombligo

¿Qué te pasa?
Miles de veces se incurre en aciertos literarios por mi cabeza, me encierro tras puertas abiertas o quizás me volteo a ciegas en una esquina. Me duermo en los momentos en que debo estar más atento a los cambios del día a día, amarga sombra de decepción me seduce los labios, me besa, me abraza, me muerde.
Hace mucho tiempo que no escribía, que no pensaba en palabras indicadas para sentimientos adecuados, que no expulsaba de mí esas letras azules que deberían irse a parar al blog. Tantas responsabilidades y tantos descuidos que se han mimetizado en mis días de noviembre que el pensar en ellos es sinonimo de lluvia.
¿Qué te pasa?

Con la banda sonora de esos días mudos abro páginas de consuelo en mi corazón, busco en mi novia un motivo para existir y de verdad que siempre lo encuentro, eso es lo lindo del amor. Busco entre la pereza de mis sábanas y las frías tejas del techo un punto de escape y me cruzo con recuerdos de vidas laborales, de noches afanadas, de malparidos bien educados. No nos molestemos con esta viceral escritura de gatos, mejor dejémosle en el embudo de la vida el filtro de las miles de veces en que me miro al espejo y me pregunto: ¿Qué me pasa?
En ese punto de quiebre donde el alma se quema por el orgullo de la carne, es que me miro fijamente, detallo cada parte de su infinita esencia y con Depeche Mode de fondo escucho el malestar de mi rutina expresarse en ese punto viceral de la vida, aquel punto que si bien fue nuestro abre bocas de lo que sería ese riesgo llamado vivir, hoy ignoramos cual travesura de colegio. Aquel ombligo que nunca le dio clases de etiqueta a Eva o quizás de voluntad a Adán.

Concentrarnos en este punto del universo, de ese ególatra mecanismo de defensa, de ese orgullo que llevamos "Drive Thru", de esa malicia urbana, de esa carne de palabras, donde nos refugiamos de nosotros mismos cuando sabemos que algo anda mal pero que no nos arriesgamos a averiguar, ese ombligo que desde su extremo interno nos mira de reojo y nos pregunta: ¿Qué te pasa?

No es la conciencia, no es el ángel de la guarda, no es la voz de la inocencia, no es el lado oscuro de la fuerza, es el otro lado del ombligo el que a oscuras nos pregunta el día a día de nuestras acciones, sin dejar rastro de su existencia, se sumerge en aguas saladas y nos besa con un estilo literario bien mundano y urbano. Es ese lado del ombligo donde se concentran nuestros orgullos, nuestros deseos, nuestras voces y nuestros miedos, todos juntos al ritmo de un jugo gástrico, con la sinceridad del dolor pero con la hipocresía a simple vista. Ese punto del universo donde de manera paralela nos concentramos y nos cuestionamos, donde siempre nos preguntan por nuestro estado de vida y nos hablan en voz baja de la muerte.
El día que estemos realmente preparados para cortar ese cordón umbilical que nos ata a la vida y nos asemeja al vientre, será el día en que de manera madura dejaremos de preguntar: ¿Qué te pasa? y pasaremos a preguntar: ¿Qué Quieres?

El simple zumbido de la cotidianidad.


AV