Berlin Street
Art: Bicolor Cat on the Art Mile. By: Bülowstraße
Lucía cargaba
en cada mano el peso de un almuerzo que se había comprometido en conseguir, más
por la necesidad de huir del tedioso encuentro entre su hermana María Isabel y
el infame de Mario, pero dicha escapada solo le traería lluvia y melancolía.
No sospechaba
jamás de las sorpresas de la vida, suficiente con dejar en la jarra de la
memoria el espacio suficiente para que fuese llenada de nuevo, no imaginaba
perder el equilibrio en medio de la ancha calle a sus cuestas, no pensó, jamás,
darle vida de nuevo a un asunto olvidado, pero qué se le iba a hacer, si precisamente
la melancolía era eso, un descuido que estaba presto a llenar la jarra de la
memoria cuando menos se lo esperase.
Cruzó la esquina
y lo encontró impar, como quien juzga a los vivos desde el pedestal de una
iglesia.
El tiempo había transcurrido y su apariencia no era la misma, pero
quizás su recuerdo le diera la vieja presencia con la que lo había dejado ir de
su corazón.
Sabia que es
la vida y caprichoso que es el destino, lo creía asunto olvidado y claramente
no lo fue. Intentó escabullirse entre vitrinas y puestos de comida pero la
atracción cósmica hizo lo suyo y sus miradas se cruzaron como dos nubes en
invierno. Lucía sentía derrumbarse, irse en sí.
- ¡Lucía! -
- ¡Hola, qué sorpresa!
Un caballero de
buen vestir, en exceso perfumado y calzado de marca se acercó ansioso mientras
Lucía buscaba tras sus propios pasos escapar de tal encuentro.
- ¿Cómo te va, mi amor? – Preguntó el caballero.
- ¿Cómo te va? – respondió una Lucía descontrolada y con aroma a
Pollo Asado.
- Tiempo que ha pasado, ¿no te parece? –
- Si, bastante. Estás delgado –
- Sí, el deporte, lo retomé además claro, de una buena dieta de
excesos y costumbres – replicó el galante caballero.
- ¿Eres feliz, mi bien? Sin engañar –
- No lo niego, me ha sentado bien retomar viejos hábitos, pero
el trabajo me lleva de allá para acá y eso también me ocupa lo suficiente, como
para saber si soy feliz. Pero bueno, … ¿y tu? ¿eres feliz? –
- Claro, trabajando duro, pero bueno, me encanta saludarte.
Espero pases buen día, voy tarde y debo de llevar esta comida.
- Ah sí, bueno, si, entiendo, en todo caso, llámame y salimos a
conversar con un buen café – replicó entregándole una tarjeta de presentación.
La miró con desdén, su tono de voz quizás hasta le hizo recordar el por qué se
había marchado.
En cuanto
surgió la oportunidad siguió adelante en su camino sin fijar rumbo alguno, soltó
una sonrisa nerviosa y escapó con la elegancia que intentó vender. Se sentía
magullada, destrozada, sin pensarlo al detalle sintió de repente en su universo
que el amor que había madurado con el tiempo, que la soledad había sido un aliado
para su ausencia y no para olvidar.
Inmediatamente
supo que fue un error, sintió empatía con María Isabel y retomó el rumbo a
casa, se había desviado dos calles al este, como si se fugara de la policía o
alguna autoridad municipal.
El amor a su puerta
nunca volvió, pero el capricho del universo se lo cruzó en una calle mientras
cargaba una bolsa de pollo asado y un envase de limonada.
Como una niña
que salió a recorrer la vida sin esperar nada a cambio.
***
De la Serie: Canciones de
Amor y Otros Demonios.
Adaptación Libre de la obra: ¿Cómo
Te Va Mi Amor? (1985)
[Pandora]
Compositor: Hernaldo Zúñiga
AV
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