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Hay amores que nos enseñan a
caminar en senderos de duda y temor, que nos toman de la mano y aun con el
sudor en el rostro, van dando pasos de seguridad hasta ayudarnos a salir de
aquella madriguera de dudas. Amor que si bien no son pareja o casi algo, son
amigos, seres que nos conocen cada duda, que nos leen en la distancia y a la
sapiencia de lo que no se escucha, nos advierten del estado de ánimo.
Pueda que en un acto de nostalgia en
tiempos de cambio tengamos por preferencia aislarnos, amedrentar la paz del
hogar y en la calle salir a buscar el bullicio que disperse esas dudas o
presiones contraídas en lo cotidiano. Esa misma nostalgia que nos puede invitar
a visitar lugares cómodos del ayer, que hicieron daño, claro, pero cómodos, al
fin y al cabo.
Esta en lo particular ha sido una
semana de esas, donde el entusiasmo ha visto caer su filosofía a cuenta de
acciones infames que otros cometen, una semana en la que todo lo que podía
salir mal, encontraba el modo de suceder. Una semana en la que el ánimo del
joven poeta fue sacudido al punto tal de encontrar otra forma, otro dueño, otra
vida.
Semana en que en la soledad de los
pensamientos se estuvo siempre rodeado de almas de buen corazón, un grato
regalo de la vida que solo se aprecia en la sonrisa del consuelo.
Escuchar un bolero y tomar un
ligero vaso de whisky en casa de un amigo, ver un juego de fútbol y gritar gol
en el desespero de la competencia, caminar con las manos en los bolsillos y
hacer cuentas para pagar pendientes, ver una película con la expectativa de que
sea para el gusto popular, volver a gritar gol en otro juego, volver a sonreír
en conversaciones cotidianas, tan cotidianas como el absurdo de quien quiere
dañar.
Una semana en la que también hubo
gratas noticias, desde el reconocimiento al liderazgo y elección para procesos
de pertinente menester, hasta el saludo cordial de quienes ya no nos acompañan
en este plano.
Hay amores bien decía, que en
forma de amigos o compañeros de viaje nos dan la mano sin saber que por dentro
nos ataja una oscura sensación, nos apoyan con su compañía, esos que a la
distancia nos saludan y confían su fe, nos dejan en notas sencillas pero cargadas
de amor, la palabra justa para el poeta triste.
Hoy tenemos un viernes a la mano,
a disposición del sol y de la música, tenemos la fortuna pues de poder contar
lo que nos persigue, podemos incluso, salir a construir nuevas historias, sin
abandonar a la nostalgia del lugar común.
Esta en lo particular ha sido una semana de esas.
AV.
1 comentario:
Hermosas tus palabras .
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