Nada es más valioso que caer en la cuenta de la ingratitud literaria con la que he domado herencias y herejes, con la que he dado la vuelta al mundo en ochenta suspiros e inclusive con la que he mal criado los deseos de progreso y rebelión literaria. Rato es poco lo que llevo de no sentarme con el juicio de la horca y escribirle a mi pueblo lindo mi gente bella, aunque a decir verdad tengo también un para de reclamos interesantes: 1) La caja de mensajes es para que dejen mensajes... no para adornar al blog. 2) Hace rato que nadie deja un comentario en lo que escribo lo cual me lleva a pensar que ha nadie le interesa/importa/incumbe lo que escribo así que pues como que el blog no está dando frutos y pos mejor dejarlo derretir en las mieles de la descarada ignorancia que en el calor de la cobarde intelectualidad, pilas... porque cagada con este servidor no darle ánimos para seguir escribiendo.
Este post lo dedico a la nada. Lo dedico a esos ratos de pajazos mentales en los que creemos que el mundo puede ser mejor, esos ratos en los que le damos una oportunidad a la vida y nos engañamos a nosotros mismos creyéndonos el cuento de que Chávez va a cambiar, o de que el gobierno no le va a cobrar impuestos a Juanes por lo del concierto, como si no fuera un papayaso para las arcas de la desnutrida y mal pagada DIAN.
Como venía exponiendo y en este desorden de ideas, este post lo dedico a la nada, lo dedico a todas esas ocurrencias que desde el más acá me han acontecido; lo más novedoso del asunto es que he retomado mi labor de escribano (Antiguamente, se llamaba escribano al que por oficio público estaba autorizado para dar fe de las escrituras y demás actos que se desarrollaban ante él) a costa de silenciosos recuerdos, de ese reguero de noticias he logrado abstraer de lo más profundo de mi grisácea conciencia la paz que necesitaba para empezar la semana patriarcal con la re edición de mi primera novela.
Sí, en tiempos donde el dinero no importaba, donde las universidad era una novedad y donde la compañía sexual llegaba como por arte de magia y no había que trasnocharse en pensar en el proceso de cortejo a la dama, escribí con ahínco y desprevenida vanidad mi primera novela literaria, novela que como expuse en el post anterior no es nada normal pues con ella llegaron las mil y una noches de infelicidad, sucesos que les expondré en un post dedicado exclusivamente a su narrativa, lo valido en todo esto es que retomé el libro después de huírle durante casi nueve años y con toda la masculinidad y hombría del poeta me he enfrentado a los demonios y cascarones de la historia oscura que he parido. También he presenciado como ejercicio de la ingratitud sucesos un poco graciosos o extraños que no recuerdo en este momento pero que sé les escribiré otro día.
Quiero retomar esto del blog con toda pero para ello requiero de sus exigentes comentarios y aportes mis queridos lectores... de hecho hace como una semana publiqué un nuevo cuento, para esta ocasión uno demasiado breve, en el blog de cuentos de confianza, espero lo lean y lo comenten partida de ingratos.
Me metí en esa huevon+d+ del libro de las caras y con más asombro que retorno me he dejado persuadir por sus cositas y maricadit+s pero todo en un ambiente familiar y de camaradería, en un ambiente lejano y absuelto de análisis políticos o económicos, pues no me importa si el libro de las caras es un proyecto de dominación global virtual al mejor estilo de Pinky y Cerebro, lo único es que me ha servido para pasar el rato mirando pendejadas y haciendo otras más.
Julieta esta creciendo y con creces, ya empezó a hacer daños y a romper los artefactos de confianza y apego de mi madre, obviamente la gata no se deja atrapar por doña Miryam porque si no le va mal... pero en ese lindo mundo de la crianza y el crecimiento la gata ha aprendido a repartir sus afectos con todos los que pernoctamos en el hogar, pero eso sí no deja dormir cuando de jugar se trata, la maldita ya ha cogido las malas mañas de despertarlo a uno para que le alimente, de morderle a uno a las 5 AM para que le de el desayuno, de halarle la cobija de uno para que no se duerma y le de a comida. Muy linda la minina, pero que minina!!
Finalmente les comento que están iniciando tiempos oscuros, tiempos de desorden y caos en el hogar Vargas Salcedo, sólo las mañas y ternuras de la Julieta sirven de cortina de humo pero entre nos, las cosas están peludas. No mas.
hasta la próxima.
AV
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