Derechos de Autor - La Imagen ha sido tomada de: MONART DRAWING SCHOOL May 5 - June 30 Youth Gallery
Desde la ventana es que se siente ese aire extraño que nos da la señal de ese algo que ha regresado para quedarse, ese algo que en nuestro diario vivir no es más que una simple y pasajera sensación de querer vivir de largo, señales que se nos enmudecen en el seco de los labios, en esa saliva que no tragamos ni que tampoco expulsamos.
Desde nuestra no mencionada condición de anónimo es que nos sumergimos en los nervios y jugamos a serle infiel a la vida, donde no preguntamos el nombre ni ofrendamos a los sabios para saber que lo que pensamos se aleja de toda realidad, se sumerge en notas suicidas que no nos ofrecen si quiera un segundo de paz interior. Donde deseamos comernos en un suave ejercicio de sadomasoquismo, donde nos aferramos a la esperanza y con una letra doble nos orientamos a una lectura de hechos insignificantes y vagos, perdemos para poder jugar a ser victimas y bajo esa condición poder entregarnos a la imaginación.
Desde la ventana suspiramos ese vacío que llamamos calle, ese lugar que habitamos desde la distancia, donde nos encontramos en miradas, donde nos encerramos en el marco de la casa, esa esquina que reflejamos y rezamos para que se quiebre en un canto melodramático.
Como un inválido anhelamos salir, caminar, recoger los pasos o simplemente sentarnos en otra ventana para hablar de más, dejar salir esa verborrea que nos identifica como jóvenes. Nos igualamos con la costumbre de adivinar el nombre de esos sujetos que caminan con afán, nos amarramos al pensamiento y lo dejamos salir como un gas que no aguantamos en la intimidad. Cocinamos recuerdos y los sasonamos con elegancia, le damos ese giro oculto que la misma casa tiene cuando no la habitamos, cuando no le pertenecemos.
Seguiremos siendo observadores que quieren ser observados.
AV
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