Desde el Pasado me encuentro mirando rostros que se esparcen en la memoria, se repliegan en un ir y venir de emociones propias de la soledad y el aburrimiento. He dibujado rostros de misericordia en monedas de gran valor, replegado esos deseos de fuga en botellas de alcohol y en paños de agua fría, siempre y bajo los estímulos de la esperanza termino observando los vacíos de las calles, esas profundidades que se asemejan a las cicatrices de la piel.
Hablar de estos meses que han dado inicio me recorre la espina dorsal y me da ese reflejo agudo de lo que es el pasado, ese enero dibujando esperanzas y ese febrero lleno de promesas. Marzo es ese clima violento de prosperidad y abril se sucumbe ante los cadáveres del año anterior, ese mes de decepciones que se etiquetaron en cuadernos y sonrisas. Bajando las escaleras que nos conectan con la realidad nos vimos encontrados en un juego federal, en un mensaje lleno de política y una noche llena de propuestas.
El aburrimiento me somete a las ideas abstractas de la adolescencia, me sumerge en la soledad de la habitación y con el tiempo perdido como testigo me abriga en un pensamiento existencialista y lleno de pecado. Desde hace dos días he iniciado en Youtube una linda amistad con el pasado. Me he regresado a la esperanza perdida de los ochenta y viendo vídeos musicales he revivido esa historia basada en sentimientos y nostálgicas especulaciones, he logrado conectar mi soledad llena de pecado y ansiosa de vida y la he dibujado con esas notas musicales que en los ochenta se entonaban en búsqueda de la paz, el amor y el libre desarrollo de la personalidad.
Ese protagonismo de bajo presupuesto que nos hace vulnerables a la historia, que nos tiene en su juego perverso de la nostalgia y la memoria, que nos ahoga en el importaculismo de la generación que cumple cuarenta hoy, que nos heredó miles de historias que apenas en pleno siglo XXI logramos entender. La generación que nos regaló los grandes artistas de la música, la generación de Mecano, la generación depresiva, esos santos que anhelamos hoy en día.
Tal es el aburrimiento que me he detonado una aspirina de sedentarismo en la espina dorsal, me he postrado en un fin de semana en el que el dinero brilla por su ausencia y las ideas se fueron de vacaciones, un aburrimiento lleno de motivos y ausente de sentidos, de esperanzas, de miradas cotidianas que se ven estancadas por un clima absurdo y propio del cine Alemán.
Mientras la lluvia sigue recorriendo las calles solas de mi ciudad, mientras mi piel se esconde en el calor de unas sábanas sin hogar, mientras mi mirada se estanca en el pasado y brinda una amistad con youtube, mientras mi soledad se comparte con mi mascota, mientras le soy fiel al hambre y le escribo a los ingratos, mientras siga en esta oda llena de ciclos y festines es que me rindo al aburrimiento y le entrego los mejores años de mi vida.
Años para seguir cultivando fines de semanas como este.
AV
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