Imagen tomada de: https://www.artmajeur.com/hanggaravicky2/es/artworks/15977770/galaxy-cat
GALAXY CAT (2022) Arte digital por: Vicky Hanggara.
Nuevamente la música es musa de
inspiración, puente o canal de motivación para llevar en letras lo que por
dentro se contempla. Somos caminantes que con nuestra propia sombra vamos de
lado a lado especulando un futuro mejor, nos llenamos de expectativas ante las múltiples
posibilidades de encontrar la felicidad que a la final terminamos siendo solo un transeúnte
envuelto en la casualidad.
Observamos desde el silencio a cada sujeto que transita por la vía: unos se desplazan con tanto afán como si huyesen de la lluvia, otros se estancan en sus propias ideas y avanzan a paso lento, como si tuviesen una pena ardiendo en sus huellas.
Desde el silencio nos
cuestionamos nuestro lugar en ese pasillo, con nuestra sombra vamos alegando al
tiempo la suerte que nos corresponde, el deseo mismo de ser y estar en otro lugar,
de la desidia misma de recuerdos y sentimientos.
Una canción puede a bien darnos la
luz que en la oscuridad las ideas nos suelen acongojar. Una canción por
supuesto, puede ser el impulso para hacernos volar en aquel barranco de la
vida, para bien o para mal, nos dejamos caer.
Canciones que nos determinan la
forma de pensar o actuar (de caer).
Hay temporadas en que estamos de
mejor ánimo para proceder el camino llano de la vida, por supuesto que nuestro
pasado nos determina pero no lo suficiente como para permitir que terceros nos
juzguen, precisamente, desde ese silencio en el que nos observan.
Podemos tener historias complejas, siempre lo he dicho, todos estamos rotos por dentro. Todos, usted que me lee, yo que le escribo, ellos que nos observan.
Cargamos pensamientos y recuerdos que en algún momento nos rompieron el alma,
nos derrumbaron, nos hicieron sentir alejados de cualquier víspera, pero esto
no es motivo ni intención para seguir por la vida alegando tristeza y abandono.
Somos seres complejos y cargamos
pensamientos que son más castigo que memoria, somos sujetos llenos de expectativas,
de deseos, de miradas que buscan en el tiempo un segundo de paz.
Miserable es aquel que juzga a quién en su propia suerte se queda colgado en su silencio, como si juzgar fuera la solución a la tristeza o taciturna melodía. Como si la vida fuera un tintineo de pasos que en sus huellas arden recuerdos y paradojas.
No, la respuesta siempre
es no.
Todos podemos continuar en ese
péndulo de vida y satisfacción, con sacrificio tal vez, con sangre quizás,
lágrimas siempre habrá, sudor de vez en vez, pero es un camino que todos
recorremos y en el que vamos conociendo todo tipo de personajes que, de nuestro
lado podrán ser pertinentes o nocivos, a la final el camino es uno solo y entre
mejor nos sepamos acompañar, mejor nos sabremos abrigar.
Dejemos en el libre albedrío la
posibilidad de relacionarnos, de hacernos culpables de nuestros desiertos y
nuestros jardines, de permitirnos conocer personas de todo calibre, que en sus
sentimientos y sus intenciones nos permitan crecer o morir, que podamos vivir y
re vivir toda canción, que en miradas de complicidad o rivalidad
podamos entender nuestro lugar en el péndulo de la satisfacción, en el tintineo
de campanas como si fueran huellas de fuego.
Que desde la sabiduría del silencio
podamos construir cuantas palabras sean necesarias, redactar las mejores cartas
y componer las grandes canciones de la humanidad. Que en la idealización del otro
podamos figurar miradas de muchos colores, inclusive, delinear el silencio en melodías
sensibles al tacto humano.
Que desde la impaciencia aprendamos
que el camino es llano aunque se siente en ascendente premura, que aunque el
tiempo sea un solo tintineo de huellas, el horizonte sea siempre el mismo sol
(aun cuando la lluvia nos quite el sueño).
Que podamos ser y estar: sembrar decisiones y cosechar intenciones.
1 comentario:
😍😘
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