Imagen
Tomada de:
Valentine Kitty - Norma´s Daily Paintings.
Un Color. Curiosa pregunta, como averiguar por una
talla de calzado o una bebida en un restaurante, algo por elegir. Pero hoy es
un color, una eterna reflexión donde la sinestesia suele hacer sus apariciones
constantes. Para mí los lunes siempre serán azules, y los martes siempre serán
anaranjados, como el uno es negro y el dos es rojo, me es imposible no pensarlo
y sentirlo de otra manera, pero lo de hoy es un encuentro diferente, no es como
decir que agosto es gris o marzo café, ni afirmar que se piensa en colores, de
ese perfil no es nuestra cita, no es el encuentro que nos convoca.
Un color, como cualquier otro, como cualquier
recuerdo que se deja estampar por la identidad de quien lo vive, como el dolor
del que lo padece o el placer de quien lo busca. Se trata de un color, de una
nostalgia en sepia, en pasado, en el mejor de los clichés que el cine nos pudo
regalar.
Un color, muchos colores se llevan mis recuerdos,
mis vivencias, pero también a mis interrogantes. Poder contarle a las
generaciones futuras que la sensibilidad o percepción extra sensorial (PES) se
vive y en mi caso, no siempre se disfruta. Decir que pude hacer de la
proyección astral una autopista en el tiempo de doble vía, o afirmar que se
pueden entablar conversaciones con seres que hace mucho dejaron de existir o en
el caso contrario, asumimos que pronto aparecerán. Aprender a creer en duendes,
brujas, en la predicación del cura o la maldición de las abuelas, creer en todo
en sus justas proporciones, en sus justos temores, inclusive, aprender a creer
en uno mismo, pero no todo es astral, son colores, muchos colores, una
explosión de nostalgia.
Pensar en un color que nos lleve a un momento de
nuestras vidas, pensar por ejemplo en una niñez que se ve de rojo, en una
adolescencia anaranjada, inclusive, una adultez joven verde. Es curioso porque
no se me permite dar entendimiento alguno a ello, solo ocurre, ocurre como
reconocer esta etapa de mi vida como un lienzo que comienza a vestirse de azul,
saliendo de dos años que se sienten grises, quizás sea un poco de exageración,
o sea un antojo de invocar a la vida en technicolor.
Un Color. Una canción que nos permitimos dibujar,
porque para mi el merengue es anaranjado, la salsa es roja, el rock es negro
pero las baladas son púrpuras. Pensar en una hoja en blanco donde todas mis
ideas, mi nostalgia, mi vida se llena de miles de colores que terminan en tinta
negra contando lo que llevo en el corazón. Porque el poeta no puede mentir, el
escritor no miente, lo aprendí con la vida a pesar que hace muchos años se lo
escuché a una famosa poetiza colombiana, no quise creerle, pero ahora, comienzo
a darle la razón.
Un Color, como los sabores de la vida. Así como
existen personas que con sonidos sienten aromas, y fulanos que con el tacto
imaginan colores, yo con las palabras hechas tiempo aprendí a dibujar la vida,
dejarme escapar en eso que llamamos alter ego, aprender a darle identidad a ese
silencioso amor por la vida.
Un color. Es curioso que no me gusta el arco iris,
disfruto de su belleza como lo es toda la naturaleza, pero no me gusta como
símbolo, como herramienta de decorado, como significante social, lo prefiero
natural, silencioso, distante, ajeno.
Un color. Así como para mi los nombres son
colores, la vida es el lienzo. Porque Andrés es azul, Inés es marrón, Paula es
amarillo, Jorge es vino tinto, José es rosado, Mauricio es café, Mariana es
negro, y así un sin número de nombres cuando los escucho, están allí, se ven,
con su color, su respectivo color.
Un color, una historia que siempre tengo para
contar, para recuperar, para dejar partir.
AV.
1 comentario:
Café.
Publicar un comentario