Imagen tomada de: https://www.artstation.com/majewski
Hay
canciones que nos sacuden, que nos despiertan de un letargo que nos es costoso
soltar. Hay días en que en medio del silencio mismo de la edad nos alistamos
para cumplir con el deber pero bien al fondo, donde precisa el silencio, queremos
seguir en cama, abrazados al calor de la almohada, al suspiro de una vida prestada.
Hay
días que se nos mueven con el incómodo deber del trabajo, que las pasiones
mueren por un instante y en una pereza invisible caminamos por obligación y no
por convicción.
Hay
amigos a los que alistamos el afecto de una buena conversación, de un nuevo
proyecto o de algún pendiente por concretar, afecto que lidiamos en el paso de
los años y en ocasiones alimentamos con nostalgia o precisamos con algo de
arrogancia.
De
alguna manera que no me es posible relatar, encuentro en el escrito pendiente
algo de calma y asombro, se me deriva un deseo de crecimiento interesante, una
pasión llamada ansiedad, quizás un cariño efímero por las letras nacientes, lo
emergente del proceso cotidiano. Pero de entrañable incoherencia, descubro
también el desapego, la indiferencia, un poco de terquedad, miedo siempre,
siempre.
Miedo
porque siempre lo nuevo, el cambio, la antesala a cada hoja en blanco es un brinco
de expectante soledad. Un proceso que sacude fuertemente para bien o para mal, pero
que a la fecha me está costando, porque me es preciso resaltar que ante el
deseo de retomar hábitos para ungir nuevos proyectos, estoy también ante el
espejo del desespero y la depresión, cerrando ciclos y procesos que a lo mejor
son solo eso, procesos, ciclos, canciones.
Un
impertinente modelo de vida, de preguntas diarias y de sonrisas que a pesar de
no entender nada, nos regalan estas líneas que sin ocultar su vocación de
poeta, brindan incoherentes renglones de vida, de comedia o drama, de azules
paisajes de la imaginación: Relatos de lo cotidiano, dirá.
Hay
amigos a los que preciso tanto afecto que ahora busco en sus manos, el corazón
que relata nuevos cuentos y se esconde en viejos mitos. Me despierto con la voluntad
de concretar la idea inicial pero con algo de arrogancia me saboteo el natural
ciclo de pensar, actuar, pensar, dormir.
Hay
canciones que llegan directo al corazón, escritos que regresan directo al pensamiento,
ideas que navegan con justa premura hacia la voluntad. Emociones que nos
truncan el paso como un par de grilletes que ante lo personal, nos degradan al
punto máximo de hacernos dudar de nuestras capacidades, como si el adolescente
tímido e ignorante viviese ahora en los hombros de este viejo cronista.
De alguna manera que no me es posible relatar, encuentro en el escrito pendiente algo de calma y asombro.
Algo.
Me
encuentro allí, detrás del miedo y el afán.
Directo
al corazón.
AV
1 comentario:
El desatraso en la lectura de tus poemas me revive la ingratitud que a veces practico con mis amigos. Que no nos vuelva a pasar, y más bien, citemos ese café pendiente 💛
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