17 de marzo de 2025

Nada que perder. (Lunes)




Imagen tomada de: https://www.pictorem.com/616405/cat%20angry%20oil%20painting%20angry%20cat.html


Amanece la semana con lluvia, como un presagio de que todo sigue en su curso, como una semana que responde a las mismas necesidades de la anterior aun cuando el domingo fue un simple ciclo de reflexión.

Un lunes que nos promete una semana de reuniones y eventos ya programados en agenda, no hay espacio para citas o encuentros extra laborales, todo se fija como un horario de aprendices que paso a paso queremos evadir, pero que a la final somos simplemente un producto de buena conducta.

La semana pasada con la misma lluvia y otros ecos, fue de aquellas en que las emociones y un par pensamientos se salieron de control, situaciones que me acongojaron en el menester de un aprendiz. Una semana que tallando mi sombra contra las paredes de lo cotidiano me exigieron callar cuando en el fondo quería gritar.

Somos seres en exceso sensibles, aprehendemos de cuanto nos ocurre, del viento que nos susurra pasados vividos, de la luz del sol que nos señala en pasos encubiertos, del aroma a tierra húmeda que nos advierte de esos pensamientos mezquinos, del amor que queremos dar y se nos pierde al fondo de una taza de café.

Días que con sus quejas y reclamos no sientan en el banquillo de lo ineludible, nos persigue como un cuento de terror para que reinventemos su final a sabiendas pues, de que la esencia de la historia es la misma.

Alguien tiene que caer.

Fue una semana, como me lo explicaba mi amiga Isabella Bedoya, donde marzo con su energía nos tomó a todos por sorpresa, porque es evidente, nadie espera nada de marzo. Días dispuestos a re conocernos en los complejos trayectos de las emociones.

Tener que navegar entre la decepción y la frustración, ubicarnos en tramos de rabia, donde el malestar quiere insultar y gritar, pero la sapiencia nos lleva a callar y sonreír. Excelentísimas deidades que nos nombran cada error o cada descuido como si fuese la receta de un menú pretencioso, con invitados lúgubres llenos de parsimonia.

Conversaba pues, que la semana se cerró con decepciones que quizás ya estaban advertidas: “Allí no es”.

Recalca mi gran amiga Gloria Eugenia.

Y es que allí nunca fue, podría responderle con esa amabilidad que siempre deparo para con ella, un ser de luz en tiempos de cavernas.

La frustración del deber cumplido y el mérito revertido, de esas soledades que se abrazan en mente y cuerpo aun rodeado de amigos, sin importar si la cerveza está fría o el café dulce. Sin tener mérito abrazar la crisis y aprender de ella o dejar, en los aprendizajes un par de canciones de rock n roll.

Una semana que inicia con lluvia como secuela de la que se fue, de esa que nos dejó muchas emociones de las que juro, sigo aprendiendo sin saber la cátedra a la que me han inscrito.

Días sospechosamente pasajeros, días de amigos y allegados preguntando por nuestro bienestar, personajes que a modo coloquial o de profunda amabilidad se preocupan por nuestra situación actual, a quienes todo podemos convidar, confesar o contrariar.

Días, como hoy, que no tenemos nada que perder.

AV

1 comentario:

edciga dijo...

Excelente. 👍