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Creo que llevo alrededor de un mes o
un poco más sin publicar en este, nuestro blog, ¿la razón? Bueno, he tenido que
entregar mi disciplina y compromiso a labores propiamente académicas y
profesionales dando rezago a mi qué hacer intelectual, no es que me halle en
otro modo distinto al del conocimiento y harta herejía, por el contrario, luego
de venir publicando con disciplina y entrega casi que a diario tuve que dar
pausa para ocupar mi escritura a asuntos más que distintos, de academia.
De un mes para acá además de ejercer
mis labores de docente, comencé a desempañar funciones administrativas y de
investigación, por un lado en mi nuevo empleo como miembro del equipo
coordinador de un proyecto grande con el gobierno y por el otro, porque en la
institución de educación superior donde laboro fui nombrado como director de
investigación, bonito cargo administrativo, muy bonito eso sí.
No puedo quejarme, porque para quejarme tuve todo el año pasado y ante
pasado, tuve aprendizajes y claro, mucho tiempo libre de reflexión y
autocomplacencia, de displicencia y quizás, de inocencia también. En estos
tiempos es donde me hallo como profesional nuevamente, donde logro dar
seguridad a mis palabras y sentarme en el escritorio, con planes de trabajo
trazados, con agenda activa y preocupaciones semanales que traen consigo sus
mejores excusas, que nos va dilatando en las menores reuniones, hasta agotarnos
en la rutina, ¡pero qué rutina tan sabrosa!
Inicié labores desde hace mes y
medio con la Gobernación del Chocó y la Universidad Tecnológica del Chocó, gran
proyecto de empoderamiento regional, de esas iniciativas que alimentan el alma
porque uno sabe que se está construyendo a futuro. Debí haber iniciado una
serie de escritos y reflexiones sobre el asunto, una que otra crónica sobre la
región y mis vivencias en la honorable ciudad de Quibdó, sin embargo ha sido el
cansancio, el malestar del tiempo y por qué no, las dificultades (en ocasiones)
las que me han impedido sentarme a darle rienda suelta a la inspiración.
Inspiración es lo que hay, porque el
río Atrato es hermoso y me permitió rememorar mi infancia en la ribera del
majestuoso Magdalena, también porque la belleza de la mujer chocoana es muy
particular y nos aleja de una realidad que se contamina en las pantallas de
televisión o en los micrófonos de la prensa, porque el Chocó es un eterno
reflejo de la Colombia real, la que sufre, la que goza con la banalidad del
tiempo libre, la que trabaja y se sacrifica por sus hijos, una región que es
fiel a esa Colombia en que vivimos que sigue siendo anacrónica con el mundo. Un
ambiente a New Orleans en el pacífico colombiano.
La docencia es mi pasión y en este
inicio de año se han dado cambios muy bonitos para mi proyecto de vida, entre
ellos el de regresar a mi alma mater luego de 5 años de ausencia, también el de
comenzar a vincularme desde la investigación con otras instituciones educativas
importantes de la ciudad, permitirme pues, darle un perfil cada vez más
competitivo y de calidad a lo que llaman hoja de vida. De este proceso, al ser
nombrado Director de Investigación en mi actual (desde hace ya 3 años) lugar de
trabajo docente, me ha permitido dar autonomía (parcial claro) para emprender
proyectos de investigación y ejecución técnica, realizar convenios y alianzas
con actores claves de la región, otro modo poco ortodoxo de darle esa dichosa
competitividad a la hoja de vida.
Es curioso, porque no soy de los que vive de la imagen que
se dice proyectar, soy más bien fiel a mis pasiones y mis amores, la docencia
por ejemplo, producto de esto me encuentro ahora con el portafolio de actividades
cada vez más amplio al punto de tener sobre el escritorio dos iniciativas más
para comenzar a gerenciar proyectos en la región, como dicen los que saben,
este es mi año.
Tarea pendiente es retomar nuestra
escritura constante, no dejar perder esta bonita trascendencia que le damos al
Blog, ni alejarnos de nuestras madreadas razones de crítica y aprendizaje,
permitirnos ejercer el tiempo libre de manera amistosa, darnos en la familia la
unidad que quizás la rutina desprende, imponer los puntos de inflexión sin caer
en los desdenes de la pereza, dejar en lo pendiente una constante de hábitos
que debemos de respetar.
Es hermoso, porque es un vacío el
que se ha dejado de publicar, pero ha sido un tiempo que además de lo laboral
ha sido en lo personal una construcción bonita de buenas cosas. Encontrarme al
final de cada semana en los brazos de mi enamorada, darnos un domingo de
descanso y hacer tareas en conjunto como modo de transferir nuestro amor del
uno hacia el otro, escucharnos y contarnos nuestras historias, vivir en la
mirada del otro y comprender en su totalidad que los sueños de uno son los
compromisos del otro, porque aprendemos a comprometernos con el amor, con ese
deseo inmarcesible de ver triunfar a la persona que queremos, a ese amor
bonito.
Tarea pendiente, reencontrarnos en
las letras, para dejar atrás los pendientes de la memoria.
AV
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