Imagen tomada de: https://www.ukposters.co.uk/canvas-print-f992127589
Con la ferviente lluvia de los tiempos de abril me acomodo en el caprichoso momento de querer madrugar a trabajar. Madrugué porque debía de atender una importante reunión, de esas que se convierten en compromisos de mediana complejidad.
Me serví un café y con el sabor dulce del deber cumplido procedí a preparar el material de resto de labores, todo como debe de ser en el menester desempeño de un joven de cuarenta y un octubres de vigencia.
Con el ferviente calor de los años
me dejo atrapar por la maraña de pensamientos que adornan mi tiempo, esas
ocurrencias que una a una se van decantando en forma de tarea, informe, correo
o explicación, todo junto como un trueque de formalismos y espejismos de la vida
adulta.
Quizás incluso, en el devenir de los buenos tiempos, una balada acompaña en el parlante de una oficina a quien con juicio busca dar la mejor versión sí mismo, por demás la mañana puede esperar, aunque la lluvia no se detenga del otro lado de la ventana.
Siempre tenemos una intención y un buen mensaje que compartir a quien en la distancia extrañamos, damos plegarias por su bienestar. Intenciones que repetimos siempre, porque no es otro el propósito que esperar lo mejor de los demás.
Sentado sobre un escritorio atendiendo los pormenores de cada asunto, un silencio abordó con prematura frialdad la mente de este, su buen amigo y escritor. El vacío de las ideas, el frío de un insensato momento que abraza la espalda, la mirada que se cruza con la pared de enfrente para hacer simbiosis de lo innecesario.
Un vacío tan grande que en la
quietud de una nube caprichosa, se ha perdido cualquier idea o tarea que se
estaba ejecutando. Un inesperado estado catatónico que resumido en pánico nos ha
engendrado el miedo mismo, al mañana pendiente.
Ahora que se retoma actividad cotidiana pero con algo de cautela, queda en el escritorio la frase extinta: Hay que dejarse atrapar por la maraña de pensamientos que adornan al tiempo libre.
Aun cuando sea tiempo perdido.
AV