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The cat and the voice, por JazzRogers.
El hombre, con su violín, pone la voz al gato.
No estoy en Buenos Aires, no escucho un romance de Goyeneche o un llanto de Piazzolla. Adriana Varela suena por los aires, boleros se disfrazan en ventanas con cielos oscuros. Las estrellas brillan tras nubes grises, la noche cae con el pesimismo de un día vivido en el escritorio, la fe se pierde en las raíces. No es necesario hablar de Gardel, a los muertos es mejor dejarlos respirar; no estoy en Medellín ni soy poeta del río de La Plata.
Cansado o angustiado, la pesadumbre se husmea en mis recuerdos y de manera visceral me otorga dones de filantropía, la custodia de mis escritos sigue en debate pre jurídico, mis errores ahora deshonran la pasión de los recién levantados, a los caídos os invito a cantar en boleros y milongas, el tango es para meditar, para callar, para llorar con la frente en alto, para darle banda sonora a la desesperación y verde suspiro a la sombra que da contra la pared.
Un viejo libro reseña las falencias y enseñanzas de un gran sabio, en tierras lejanas se relatan sus hazañas en poemas y fábulas, dicen que fue grande después de muerto, aun cuando estaba en vida sólo era miserable de pies descalzos, a veces ser forastero es mejor negocio que vivir como turista o andariego. Quizás los sinónimos aquí no importen, el dinero es lo que vale, la valentía se escabulla en egos e idolatrías de noches pasadas, en esta noche, en la de ahora es que los visitantes frecuentan problemas al mejor estilo de una obra de Antonio Caballero.
El pesimismo nutre el tallo de la tolerancia, Murphy fue un optimista, de eso no cabe duda. Un viejo violín recorre tierras europeas en libros de novela histórica, un gran piano deja en el molino rojo gotas de un sudor benevolente, el camino de ladrillos amarillos divisa un paisaje azul con verdes jardines, el valor no lo tiene el león, lo tiene el gran mago.
Las cartas se juegan del otro lado del espejo, las notas musicales vacilan en el aire con relojes inservibles, viejos automóviles dan oda al espectáculo con canciones antiguas, canciones de fiesta, globos de colores contra la pared. La era de los tatuajes continúa.
El mundo fue y será una porquería, ya lo sé. Canciones que deletrean el optimismo de la juventud enmascarada, mis letras solo enmascaran los desaciertos de jóvenes que envejecen con la cédula de ciudadanía, el pasaporte de la imaginación requiere de renovación, ya los sueños no nos reconocen entonces la fotografía con la que iniciamos los viajes, el pasaporte ahora demanda sellos de salida.
Quiero entrar en revelaciones de sabiduría, en soluciones pertinentes para cesar estas noches de júbilo, ese traicionero sentimiento de vivir a plenitud con el trabajo de años anteriores. La desgracia del hoy es la fortuna del mañana, esa base de datos obsoletos que encajamos en la cena, en el comedor familiar. La reina de corazones nos quiere cortar la cabeza, el forastero llora sobre la colina, el león recupera el valor pero no la razón, los sueños demandan fantasías, el cuerpo se resiente ante la ineptitud de la historia, nuestro nombre se queda en el más triste de los melodiosos tangos del teatro Colón.
La avenida Santa fe nos despide con el ánimo de un bolero en río de piedra, la ladera se juega en fábulas y mitos de cuidanderos de bosques y montañas, nosotros en la ciudad solo podemos consolar nuestros mitos con programas de televisión. Las hojas del árbol comienzan a caer.
En estos conteos regresivos el dolor se incrementa, esa impotencia por deletrear canciones de paz, ni los villancicos son permitidos en tiempos de guerra. Son cuatro estacionas las que hay que cantar de ahora en adelante.
Adiós Nonino.
AV
1 comentario:
¡Que viaje!... tus letras me ayudaron a comprender la travesía por la que andas, o al menos estuviste anoche. Te confieso que mientras leía algunas líneas comencé a escuchar, como si se tratara de un palpito la palabra "evolución"...una y otra vez, como si pulsionara a través de toda esa maraña de sentimientos y te acercara al borde de un abismo, obligándote a sacar tus recursos felinos.
También me generó cierta complicidad masoquista e involuntaria. Escupir y masticar el mierdero una y otra vez resulta ser muy placentero, y necesario en algunos casos.
;)
Un abrazo a la 1 am.
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