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de: https://carolynjoycooper.wordpress.com/tag/jamaica-observer/
Arranca
el nuevo año y con este las reflexiones del año que pasó, las memorias de los
momentos vividos, las personas queridas y claro, los seres que ahora no nos
acompañan. Es una fecha particularmente especial porque gran parte de la
humanidad enfoca sus energías en recordar lo que pasó o pudo pasar y otros pocos, en lo que quieren que suceda en
este año que ya ha dado inicio.
Gran
particularidad de estas fechas es además, encontrar en redes sociales demasiado
información sobre la vida de cada quien, de manera excesiva muchas personas
publican reflexiones, mensajes, videos, fotografías y hasta datos inconclusos
de su permanencia en este fin de año. Cas interesante el de esas mujeres que se
encierran en sus habitaciones para tomarse fotografías a sí mismas (selfies) en
sensuales posiciones y sonrisas, con guiño en la mirada y mucha luz, para luego
publicarlas en la red social de confianza, el preciso lugar donde más
permanecen los hijos y amigos de los hijos, ante eso… ¿para qué la necesidad de
encerrarse a tomar las fotografías?
Si algo
ha servido este nuevo día es también para conocer y re – conocer personas en mi
listado de contactos de la dichosa red social, es sorprendente la cantidad de
personajes que hacen parte de mis contactos y que no conozco o recuerdo con facilidad,
ha sido un ejercicio interesante el estar atento a cada fulano para saber a quién
dar de baja y a quien saludar para retomar el contacto; lo que me preocupa es
que en su mayoría son mujeres y mi temor es a que piensen que estoy en plan de
coquetería y pues no, no soy así.
Continuemos
con las fotografías, muchos celebraron la despedida del año catorce de una
manera algo excesiva, otros fueron más
sobrios y en familia dispusieron una cena y brindis. Otros, viajaron hasta el
otro lado del planeta, o del país, inclusive, muchos más vinieron a Colombia a
compartir al lado de sus seres queridos y familiares, en síntesis, muchos
disfrutaron de este ágape decembrino en buena compañía, brindo pues, por los
pocos como José Miel, que tuvieron que recibir el año quince en franca soledad
o, al lado de un insensato compañero de rutina.
Muchos
engalanaron sus mejores vestuarios, supongo a primera vista, muchos estrenando.
Otros fueron más despreocupados y acudieron a su rutinaria vestimenta sin
proponerse exagerar, las fiestas de fin de año son para eso, para disfrutar sin
exagerar. A los que se fueron para no volver, a los que ya no traen consigo el
mejor de sus trajes sino, el recurso de la memoria, salud y espero desde allá,
desde el otro lado nos contemplen cada una de las estupideces y negligentes
acciones que como buenos humanos apostamos cometer.
Los
mejores platos de comida en otra red social se pueden apreciar no en la noche
del 31 de diciembre sino, entre el 01 y 02 de enero. En estos días muchos
acuden a lo que sobró de sus fiestas de fin de año para recalentar el plato
entero y comenzar a convidar con amigos y extraños, con vecinos y allegados.
Tal cual fue el caso de una fulana que fue convidada por su vecina a sentarse
en la mesa y disfrutar ambas familias de un suculento caldo de costilla.
Hoy
prefiero hablar como espectador, como el insensato observador que desde su
comodidad se entera de cada suceso que ustedes compañeros, hacen públicos en redes
sociales. Ya la intimidad y la propiedad dejan de ser del todo privadas desde
el momento mismo en que sus intenciones y emociones se hacen públicas en cada
red social, sea pues, por medio de una fotografía, un video o una ingeniosa
tarjeta de celebración. Así, desde mi comodidad comprendo también cada rol y
cada labor que tenemos en nuestro entorno; el caso más admirable es el de las
neo madres que nos acompañan en cada web social de internet.
Cada
madre, desde la más joven hasta la más madura,
hace de su bebé un objeto de deseo, convierten la inocencia y belleza
(no todos) en un mecanismo de interacción social, desde mensajes de apoyo y
felicitación, hasta agradables palabras o desagradables reacciones. Los niños
tienen la particularidad de transformar a todos la manera de ver al mundo, pero
las madres… las neo madres hacen que el mundo transforme su manera de ver a los
bebés en cada red social.
Los
mensajes… cada expresión en su mayoría acudiendo a una deidad y dando gratitud
a su condición de persona. Desde la antropología uno comprenderá cada símbolo y
código social, aportando nuevos conocimientos y cimientos a una interesante
deliberación académica sobre el rol del ser humano y sus instituciones de
valor, pero todo se va al carajo cuando en esas mismas reflexiones los códigos
materiales y de intercambio sobrepasan en valor, a las deidades que nombran.
Somos unos genios donde la ciencia no entra.
Finalmente,
hoy 02 de enero sigo atento a cada personaje que sigue en mis redes sociales,
porque desde la distancia, lejos de los amigos y el amor, es muy teso uno
pretender salir y llevar a cabo cada idea loca que de costumbre se hace en
dichosa temporada. Mejor me dedico a la contemplación, a esperar los momentos
de arranque, porque así como muchos, yo también he comido lo suficiente como
para guardar en la nevera, he escrito mis mejores intenciones en mensajes que
trascienden más allá de lo normal, rayando en lo absurdo o quizás, en lo
exagerado. También tengo comida en la nevera, una deliciosa “paleta de marrano”
como le llaman los cubanos, y sin duda, también me tomé fotografías al lado de
mi familia no sin antes agradecer a El Buki por los retos ofrecidos y los
favores recibidos.
A la
espera de ver a mi Anna, de abrazar mi ingenuo y caro amigo Luifer y los
jóvenes David Guillermo y Diego Alejandro. A cada cual su historia de vida,
asimismo, a la espera de los planes de vida, porque si de algo ha servido este
cierre de temporada ha sido el de replantear y sugerir cambios, el de acusar
términos y organizar mecanismos de acción, ya los propósitos de 2015 son meras
expresiones de fin de año, pues desde esta casa se habla más de los hábitos a
cumplir y, los logros a seguir.
Primero,
lo primero.
AV
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