24 de septiembre de 2022

Noticias (Recorridos)

 


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Somos creadores de historias con el día que nos llega: Por ejemplo desayunamos algo de fruta, algo de harina y quizás un poco de proteína blanca, o quizás no desayunamos sino que salimos de prisa a llegar a nuestro compromiso (con algo de tardanza tal vez), ahí quizás yace una historia cotidiana que nunca fue anotada en el devenir escolar.

Vemos en el paisaje de la ciudad una cotidiana muestra de distancias y cuentos viejos, aquel edificio gris que ahora es rechazado por los jóvenes adultos, o aquella calle que en su haber ha visto sufrir más corazones que lo que ha transitado por sus alrededores. Aquel parque donde ya no se avistan niños sino jóvenes ansiosos en conversaciones taciturnas.

Nos recorremos permanentemente por toda la vida hasta encontrarnos en alguna canción. Cuando nos enamoramos por vez primera y la asociamos al momento musical de la época, cuando nos enfrentamos a nuestro primer reto mortal (la vida en sí) y tuvimos como respaldo aquella canción desubicada.

Ese recorrido de la vida se sumerge por supuesto en la puerta de los sueños, esos pedazos de muerte que tanto aliento dieron a Edgard Allan Poe; recorrido mismo que se disfraza de experiencia y termina es por envolvernos en ingenuas preguntas sin respuesta, preguntas que se nos reflejan en los ojos, como niños esperando el arcoíris.

Hay silencios cómodos que nos guían a la sabiduría, lo simple de la vida.

Al placer mundano de lo cotidiano: Un dulce de guayaba, una paleta de frutas, un café quemado o por lo menos, una silla en el transporte público.

Placeres que se derivan en reflexiones no tan cómodas: Una enfermedad, la soledad del alma, la silla vacía.

Hay ruido que nos da tranquilidad, como un placebo de la vida: Sencillo, sucio, extenso.

Al placer permanente de los secretos, donde la voz la alzamos con la tranquilidad de saber que nadie nos escucha, nos juzga.

La variable insana de una idea que para otros es una simple tontería pero que para nosotros, en el ruido de lo inservible, puede ser la tabla que nos salve del naufragio: La soledad.

Hay paisajes cotidianos que ya existen desde antes de nuestro nacimiento, que nos fueron heredando en fábulas, en cuentos y anécdotas familiares. 

Los mitos que creamos en el apellido, propio y ajeno: Los amigos.

Somos paisaje para algunos allegados, disfrutan de nuestra presencia y nos dan aliento a la estética que nos hace humanos, nos aportan ideas para ser mejores, otros nos brindad ideas para desaparecernos en el ruido.

Somos seres de constante transformación, podemos ser punto de llegada para algunos y enseñarles lo poco que sabemos: ¿Sabías que “Beat it” de Michael Jackson fue creada con la guitarra de Eddie Van Halen?

Somos puerto de partida para quienes saldrán de nuestra vida en la búsqueda quizás de una vida mejor, servimos de inspiración para no volver a ser lo que se fue.

Dejamos la enseñanza pero nos dieron la lección: ¿Sabían que el remix creado por Bayside Boys junto a la coreografía de la bailarina Mia Frye fueron los verdaderos promotores de “La Macarena” de la agrupación musical Los del Río?

Podemos rodear al mundo con nuestras ideas, dejar en el camino miles de intenciones y a ellas darles nombres y rituales. Podemos ejercer presión sobre cada deseo para que llegue a hacerse realidad y aún así, seguir cayendo en cada espera que nos impone la vida. No es llegar rápido a donde vamos apresurados, es llegar a tiempo aún si la vía está en construcción.

No podemos ofrecer lo que no somos, el poeta no puede mentir en su obra, el pintor no puede negar su intención, el músico jamás entonará la confusión de sus emociones. Todos sonreímos al público pero aun el más infame de los actores, cae ante su propio silencio y deja en el escenario un poco de aquello que lo aqueja.

Precursores de la cotidianidad, escritores de la libertad.


AV



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