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Princess Moe
La llamada no
había sido la más oportuna, después de todo sabía que en su corazón había vida
suficiente para seguirla llenando de amor, se molestó profundamente con su
hermana, sentía como un acto de traición el que le hubiese pasado la llamada en
vez de negarla, como esperaba que lo hiciera.
Su hermana por
supuesto, si bien no estaba de acuerdo de la relación de María Isabel con
Mario, era de las que pensaba que las relaciones debían de cerrarse y la mejor
manera de hacerlo era hablando, no huyendo. No quiso dar explicación alguna y
prefirió hacer silencio a los reclamos que recibía.
María Isabel
salió molesta de la casa de su hermana, a una velocidad que le era inmarcesible
a la memoria. Pensaba en las palabras de
Mario, pensaba en su relación, como si hubiese sido una especie de Amor
Bilingüe o de malabar emocional.
Mientras
caminaba recordaba de todo un poco, sentía que la brisa de la tarde que
iniciaba era justa para su andar, sentía un poco de pena por la ciudad, quería
recorrer las calles dejando que su mente le llevase por la memoria de los besos
negados, el recuerdo de aquellos besos en la oscuridad del pasado.
Se le nublaba
la vista, le dolía recordar aquellos besos que Mario le brindaba, le dolía
pensar en que ese amor que alguna vez fue puro ahora estaba manchado, un amor
de besos negados que ahora nunca más regresarían, o por lo menos, eso deseaba
en su corazón.
Caminaba
pensando en su pasado, en las palabras de Mario y en la cita que tendrían al
día siguiente. Algo extraño podría ocurrir, quizás volver a sentir en sus
labios el frío de los besos, o sentir quizás los labios de Mario de una manera
que sabía, jamás les volvería a sentir.
Caminó toda la
tarde, en momentos se sentaba a reflexionar sobre la ciudad, en recordar un
poco de su vida en familia o de su infancia inocente, pero siempre terminaba
dando vuelta a la memoria y recordaba las palabras de Mario, de lo que se
habían dicho telefónicamente y de cómo se llegaba a sentir traicionada por
su hermana.
Eran sus penas
las que deambulaban por las calles, bajo un farol comenzó a suspirar en el
pasado, como si le robara besos a todo aquel que caminara por su lado, como si
le robara vida a cada ser que le acompañase en su andar.
Mientras yacía en un
callejón, reflexionaba, se castigaba, se culpaba, se afligía a mordiscos del pasado, como si se fuera infiel a sí
misma por aceptar la cita con su ex pareja, o su pareja, no sabía ahora
distinguir el trato.
María Isabel
caminaba, como una mujer bonita sin lienzo, como una flor marchita que solo
quiere reflexionar, como si le
perteneciera a la noche que recién comenzaba a susurrar bajo la luna muda.
Como si se
tratase de otra María.
***
De la Serie: Canciones de
Amor y Otros Demonios.
Adaptación Libre de la obra: María
(1992) [Café Tacvba]
Compositor: José Alfredo Rangel Arroyo (Joselo).
AV
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