20 de mayo de 2010

Canciones de Desespero


Imagen Tomada de:

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Devian Art.

Magical cat and magical book by Candra

Conversando con ::Theraq:: reuní cantidad suficiente de motivos para invitarle a la mesa a conversar al mejor estilo de un café del centro de la ciudad. De manera ajena nos dejamos crecer las expectativas en palabras a futuro, aconsejando y asumiendo los dolores del otro, las expectativas y los rencores, aquellas dudas que se sumergen en un embudo de dicotomías, donde los caballeros se sientan a pensar y terminan por confesar en licores inexistentes, esas viñetas con las que nos coloreamos en la vida.

Decía de modo anárquico que los desesperados no tienen ciudades como hogar, más bien, viven de canciones que al mejor estilo de los olvidados han dado fe a un hogar musical. Aprender a huirle a la cotidianidad como mecanismo de defensa, dejar a la rutina un horario de descanso y asumir días soleados en callejones capitalinos. Demostrarle al caminante la importancia de los sueños, demostrarle al caminante la importancia de la fortuna, aquel agujero donde sumergimos la furia y de una sola palmada le decimos adiós a la melancolía.

Evidentemente la melancolía llega para quedarse, para abrazar a los desesperanzados e invitarles un amargo trago de Tónica. Quizás un sencillo corte de Ginebra sea suficiente para enseñarle a hablar a aquellos que en brazos de su amada han aprendido a ocultar el amor propio, quizás dejar inflar globos en habitaciones cerradas y permitirse conocer aquellos agujeros que la ventana esconde, dejarse transformar en un bolero o un tango, dejarse identificar por un prisionero que entusiasmado silba nuestras canciones, nuestros consuelos congelados.

Hablamos de cerca, sin conocer el iris del otro, sólo una clic de mensajería, pero en el fondo sentimos ese prepotente himno de solidaridad que los amargados buscan en el prójimo, dimos vueltas a miles de temas de amor y desamor, encerramos en conjuntos perfectos esas excusas con las que damos sentido al día a día, ni las baladas románticas ni los poemas de Victor Hugo son suficiente, sentirnos como canciones incompletas, con un aire de inconformidad que se pega en la piel como la humedad del pacífico colombiano, como el sol del Distrito Capital, o quizás, como las lágrimas de la soledad que siempre terminan en la garganta de una canción sin componer.

Los desesperados buscan una canción que les de la paz que los enamorados no suelen compartir, los inconformes por su parte, rondan entre múltiples géneros musicales hasta hallar su santo grial en alguna emisora local. Los olvidados suelen caminar sin preocuparse por el retorno, son seres de luz que aprendieron a vivir con el reflejo del otro, ni extinguen su propio esfuerzo ni comparten su éxito, sólo se sumergen en su luz y caminan observando las paredes de cada esquina.

La música es universal y con ella el dolor que la produce, es posible que sean más las canciones compuestas por culpa de un dolor que aquellas que nacieron de un inspirado ruiseñor, de todos modos es el entonarlas y apropiárselas lo que nos deja fuera de base. Los desesperanzados nacieron para calmar el hambre de los agotados, los hombres de buen corazón no son los que escriben las mejores canciones, pero sí los que dedican los mejores recuerdos en una estrofa particular.

Son seres sin partitura, conversaciones sin estribillos, planes sin secuelas, música sin escuela. Quizás es cuando la música electrónica aparece con el drama del bolero, sin pronunciar palabras ni enseñarnos abrazos se va escabullendo en nuestra conciencia y nos deforma las palabras, nos deja silenciar la estupidez y nos transporta a otro escenario de interlocución, el amable espejo de los días. Aun no encuentro aquel género musical que mejor me describa, pero muy bien se de aquellos que en el halo del desespero han mutilado miles de canciones y han rendido pleitesía a emisoras locales y prisiones universales.

No se trata de una Elegía o de algún Canon, no hay partitura ni acordes, sólo ondas sonoras. Las mejores canciones están en los corazones de los desesperados.

Aun cuando los puedan odiar por egoístas.

AV


2 comentarios:

Iván R. Sánchez dijo...

Yo me sigo preguntando si las canciones no son los himnos de nuestras lineas, que como pinceladas que somos, trazos y borrones tenemos a bien ser. No hay forma de entender bien la melodia, pero siempre la puede uno escuchar, recordar y por supuesto aprender. No dejaré de ser egoista, tengo muchas y buenas razones para serlo.

Anónimo dijo...

"La música es universal y con ella el dolor que la produce", Don Don Gato, excelente frase, la música se entiende de muchas formas, al ser arte (aunque no toda la música es arte), al menos las que consideramos arte son el lenguaje del alma expresado por medio de la razón, pero cuando hay dolor el alma se expresa directamente dejando que la música hable por ella.
de tal modo que tu frase tiene toda la razón, como el resto del texto el cual está escrito de una forma muy particular, lirica, oscura y racional a la vez con un poco de sarcasmo que le da un toque siniestro al texto que realmente invita a leerlo completamente.
Lo felicito otra vez Don Don Gato por su buena forma de escribir.
Saludos Víctor