14 de febrero de 2023

Palabras (Su Universo)


 

Imagen tomada de:

https://i0.wp.com/doodlewash.com/wp-content/uploads/2020/08/Day-10-Cat-Thinking-Artist-Easel-Paint-Watercolor-Painting-Illustration_IG-1.jpg?fit=1000%2C709&ssl=1


De acuerdo a muchas vidas nos vamos encontrando en la casualidad de los sueños, en suspiros que pueden ser una cita a tomar café o en la espera eterna de un trámite bancario. Muchas vidas y muchos sueños se entrecruzan en el papeleo de un registro, en la intención misma de querer terminar todo a tiempo, por supuesto para llegar a descansar a casa.

Muchas vidas nos tienen en común de aceptar en el otro la diferencia, de colorearnos en mil modos de pensar y aprender de cada persona como un manual de supervivencia. Nos encontramos en el sentimiento mismo de la fraternidad, construimos placeres en una taza de café o un helado de ciruelas.

Nos dibujamos en la sonrisa del otro (otra), nos borramos en los miedos propios.

Conectamos con la naturaleza de los desesperados, a ellos a quienes el mundo tantas veces ha dado la espalda les saludamos con la intención de desearles otro día de amable espera. Nos refugiamos en constante torbellino de preguntas, damos fechas y cifras a cada pensamiento, como si fuésemos un calendario de castigos y prohibiciones.

De acuerdo a muchos sueños nos proyectamos en los cuentos y fábulas de otros universos. Ardemos en deseo con cada mirada, proponemos amar con la misma intriga con que nos escapamos de la cotidianidad, porque es que amar es un acto de transformación personal que se revela en las palabras que nos dan en correspondencia.

Algunas palabras de aliento siembran en un “te quiero” la capacidad de poseer, aprehender sobre lo advertido. Aquel te quiero que se reparte entre la obsesión de una canción eterna y el desespero de un olvidado poeta.

Palabras que nos definen desde la costumbre misma de los hogares que nos forjaron como personas. Palabras que ahora nos dan enseñanza en una copa de vino, en los ojos cafés de un alma noble, o quizás en el crudo universo de una oficina con vocación de poder.

Demasiado amor para este mundo, demasiado amor para uno mismo. Demasiado real para quien sueña con algo tan básico como lo es la sonrisa de la persona deseada.

Demasiado humano.

De acuerdo a muchos proyectos nos encasillamos en formatos y estilos de vida, crecemos y reproducimos el modelo nuclear de una familia entregada al santísimo sacramento. Nos reproducimos en poemas y canciones de occidente, nos deslumbramos con la magia de oriente y sus inciensos eternos.

Vemos en la comida un canal de conexión internacional. Tan internacional como la pizza italiana que se consume con fervor en las calles de américa latina. Tan internacional como el Café que se vende en los mostradores de cada panadería. Una cotidianidad tan sorprendente como el mundo conocido, donde la comida, los sueños, los proyectos, las canciones, las oraciones, los amigos, los vacíos, los miedos, los deseos, la humanidad misma es una reiterada invención de lo ya vivido.

Una pirámide de expectativas.

Amamos porque es un acto de supervivencia. Queremos ser amados, porque somos sobrevivientes de nuestro propio pasado. Queremos ser premiados, una medalla que nos recuerde el nuevo lugar que ocupamos en el viejo mundo.

Una canción de Arjona, un poema de Dylan o un murmullo de Michael Bublé.

Se nos hace preciso vivir en la expectativa del “te quiero”, porque todos queremos poseer. Se es necesario empezar a construir en el amar, porque amamos lo que verdaderamente se nos hace sagrado.

Demasiado amor para este mundo, demasiado amor para uno mismo. Demasiado real para quien sueña con algo tan básico como lo es la sonrisa de la persona idealizada. 

Fe.

De acuerdo a muchos sueños nos proyectamos en los cuentos y fábulas de otros universos.

Su universo.

AV

No hay comentarios.: