8 de agosto de 2007

TIEMPO PARA PENSAR

“Si por la quinta vas pasando, es mi Cali bella que vas atravesando…”

Frase reconocida en las letras de la agrupación de Salsa El Grupo Niche, grupo que marcó historia en la ciudad y que en la composición de Jairo Varela dio tributo a su cultura, su gente y sus miles de historias urbanas, un reconocimiento a la belleza de la sultana del valle, hoy, ya casi tres décadas después de su primera sintonía sigo recorriendo la tradicional avenida quinta, sus palmeras que danzan con el viento de la tarde, sus casas – algunas – propias del patrimonio cultural de la región y lo mas especial, su gente, que lastimosamente no puede reproducir la frase al ritmo y alegría con que la cantaban, es casualidad o es voluntad, es un realismo pesimamente mágico, o una Sodoma y Gomorra que grita tras paredes llenas de historias y protestas.

A causa de mi trabajo y tras la ausencia de un automóvil que me ayude ahorrar tiempo, me veo en la obligación de montar en bus en las peores horas del día (entre 10 y 3 pm, con un sol y un calor insoportable que la semana pasada marcó los 35 C, entre las 5 y 7 PM con los peores trancones y afanes de muchos imprudentes, y finalmente entre las 9 y 10 PM con la ausencia de transporte y el riesgo de perder la paciencia) y ser un observador que llora a su ciudad.

En este 2007 Cali es una ciudad que llora, y por supuesto en esta temporada electoral que inicia las cosas tienden a empeorar, resulta que cuando tomo el Bus para atravesar la quinta de inicio a fin, sin importar la hora, la demora para llegar a mi destino me obliga a ver el paisaje urbano a través de ventanas móviles, a leer cuanto grafiti hay en las calles, contar casas abandonadas, panaderías, montones de basura en esquinas, señales de transito victimizadas por el vandalismo o en el caso más hipócrita de todos, por el activismo político de estudiantes y organizaciones juveniles radicales, ver la misma calle quinta en reformas estructurales para abrir nuevas calles o nuevas perspectivas del futuro Transporte Masivo Integrado de Occidente MIO, recorrer la ciudad me obliga a lamentarme por la ciudad que nos han heredado y los que la heredaron han destruido, han contaminado con sus protestas una visibilidad propia de recicladores y suburbios. Vendedores ambulantes en cada esquina, niños y madres sin hogar, todos mercadeando su vida en semáforos deplorables o puentes peatonales sin uso.

Una avenida quinta que ha perdido su color a causa de publicistas empíricos que quieren ser artistas, de vallas que reemplazan nubes, edificios que reemplazan montañas, de carteles que promueven al Cantante de salsa reencauchado por el momento y su concierto en un bar o una discoteca fuera de la ciudad, o carteles que hablan del cambio político en la ciudad mientras con su papelería ensucian el presente. Hoy los muros primero se levantan en concreto para poderlos construir con papel.

Recorrer la quinta atrapado en un asiento (desde Carrefour hasta la Av. Colombia) es y no sé hasta cuando una tortura para mi responsabilidad política y cultural. No voy a negar que estoy trabajando en política, pero, mientras mis colegas y otros muchos ensucian la ciudad, yo me pregunto: ¿Será que sin darme cuenta de esto, sigo haciendo la misma basura política y cultural que los demás? Si la respuesta es sí, entonces creo que estoy en el camino equivocado.
Por cierto, ¿sabia usted que la Av. Colombia ya no se llama así sino Av. Rafael Uribe?, ¿Sabe usted cual es el verdadero nombre de la AV. Pasoancho?

Ha sido demasiado el tiempo que dedico a pensar la ciudad en un bus urbano, y pienso antes de existir que el único punto bello que aun sobrevive de la canción de Niche son los cientos de árboles y palmeras que danzan con el viento y dan vida y belleza a la ciudad, pero ellos también están en riesgo. Definitivamente tenemos mucho tiempo para pensar y poco para actuar. A mi me tardó una semana para darme cuenta de ello, ¿y a usted querido lector, cuanto le tarda ver a su ciudad como está y no como usted quiere o cree que está?

Esto definitivamente ya no es cuestión de Pandebono.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es increíble el efecto que puede tener una montada en bus sobre algunos. Toda una experiencia introspectiva y reflexiva.
Que dolor ver algo que se quiere de forma tan dolorosamente cruda.