7 de febrero de 2008

Servicio de Taxi

Esta Fotografía y respetando derechos de autor es de: Anna Beata Bohdziewicz "Taxi cat", 1985. Wystawa "A photographic diary about the 80s of the last century" w ramach Miesiąca Fotografii w Bratysławie, listopad 2004 - http://fototapeta.art.pl/2004/brt.php


Desde entonces no me sentaba a escribir y que mejor motivo que el regreso a clases, si bien llevaba bastante tiempo de no estudiar, este regreso a las aulas ha sido bien recibido en mi sentido lúdico de la responsabilidad. El horario de este semestre se ha basado nuevamente en las madrugadas para llegar a clase de siete de la mañana, horario al que ya hace mucho tiempo había renunciado pero que la causa me ha obligado a retomar, no es fácil, más aun cuando mi fuerte no es el levantarme cuando el cielo aun está oscuro y el insomnio sigue en pie.




En la esquina de confianza, salgo con la pereza arrastrándome los pies y el frío abrigando mi somnolienta mirada, para llegar a ese primer paso para ir a clases, en ese orden rutinario de semana la buseta escogida para llevarme a la universidad ha sido esquiva en esos intentos por ir a estudiar, pues el estar esquineando desde las seis de la mañana pasadas para que la buseta nunca pase o cuando pasa, llega llena de gente hasta reventar lo que impide mi acceso al servicio de trasnporte urbano. Tras dos y hasta tres intentos fallidos de llegar temprano a clase he visto las caras de afan y hasta desespero de otros como yo que quieren ir a estudiar pero que la vagabundería de la única empresa de transporte urbano que pasa por mi casa y que puede llevarnos al punto de destino no permite que lo hagamos, allí comenzó todo.


Como en toda primera vez para todo, el grupo de individuos se mira de reojo, se señala con pensamientos u opiniones internas - suelo tener muchos monólogos mentales - y hasta se evade en pasos o manos en los bolsillo hasta el día en que algún suceso o alguna eventualidad los obliga a unirse y comenzar a familiarizarse con el problea, pues en este orden de ideas fue que comenzamos a ver en la tragedia de movilización un motivo para unir conceptos y esperanzas, suena lindo pero no es así. Niñas con aroma a esencias de mil olores, jóvenes con cara de despreocupación o de cierta rebeldía hacia la vida, personajes que por su condición de estudiantes no dejan en la esquina más ambiente que el de la eterna juventud y pues yo, viendo en el vacío de las calles de las seis de la mañana nos comenzamos a preguntar rumbos y rutinas hasta concidir en el punto de llegada.


Si hay algo en común es el punto de partida, pero con el punto de llegada definido en conjunto decidimos tomar un taxi y salir para la universidad. La primera vez fue normal pues a nadie le importaba lo que el compañero de viaje pensara, la segunda vez fue más casualidad que otra cosa, la tercer era una coincidencia bien recibida. Pero la cuarta y hasta quinta vez ya se empezaba a convertir en una cita y es que el ejercicio de compartir transporte cual cultura occidental que une egoísmos y dinero para una justa y cómoda causa nos incitó a una intimidad mañanera en la que sólo las caras conocidas nos prestamos para compartir el taxi, aquellos que no eran de permanente cita en la esquina señalada debían seguir su eterna espera por un servicio de transporte justo, puntual y cómodo.


En la mañana de hoy, el taxista de turno se robó el silencio de todos. Con gafa oscura (¿a las seis de la mañana?) Bachata a todo volumen en la radio, tigre de peluche bajo el espejo retrovisor, y una voz poco melodiosa que tarareaba las canciones que la radio sintonizaba nos dejó con una risa muda un ambiente de camaradería y confidencialidad que nos invitaba a esperar el día siguiente para tomar otro taxi. Lastimosamente sólo madrugo los martes y jueves.

AV

No hay comentarios.: