20 de junio de 2010

Contexto de Partida



Imagen Libre de Derechos

Precisamente hoy conversaba con la Tortuga amada de mi ausencia en las letras, quizás le dije, se debía a mi inmersión intelectual en temas de la academia que no podrían dejarse para después y, también a la actividad deportiva que se desarrolla en la actualidad en tierras africanas. Sin embargo, también le dije que estaba con la cabeza llena de motivos para escribir, muchos pendientes que contar, una cotidianidad que se ha basado más por las ausencias que por las presencias, un latir que ha crecido en desencanto y melodías pasajeras.

El encanto de sentarse a contar una buena historia se refugia en los silencios que lanzamos a la vista del prójimo, hacer de cuenta que estamos sentados sobre un muelle recibiendo la brisa caliente que llega desde la mar, observar en llanto esos recuerdos que se robaron los amigos, ese elenco de personajes que elegimos como familia. Hasta el ser más solitario o inerte que podamos encontrar en este cuestionado mundo, necesita y tiene un amigo, construye su propia familia y le da refugio a sus miedos y valores en esas relaciones sociales que establece de manera gradual.

Ser ingenuos a los momentos de cada partida, en mi caso, no soy sujeto de lágrimas ni de melancolía, soy más bien de silencios, suspiros hondos y llenos de incertidumbre, de mirar a los ojos y dejar partir aquello que uno ama.

Soy pasajero en este mundo y como buen turista he aprendido a conocer y reconocer al otro como parte de mi mundo, quizás sea una actitud egoísta, pero del mismo modo soy consciente de la existencia de otros mundos y de los dueños de cada mundo, de los que me permiten entrar y de los que me dan hogar, de los que me excluyen y los que me agreden. Soy un observador de mundos paralelos que en lenguaje callejero podemos resumir en amistades.

Abrazar a la persona que queremos, aquel ser que cuando más le necesitamos siempre llegó en un tono alentador y consolador. Ahora que me encuentro sentado con mi habitación fría y muda, me fumo un cigarrillo y bajo un hermoso sonsonete suspiro el nombre de los que no están. Algunos fallecieron ante la voluntad del creador, otros han tomado partida en nombre de la educación y han soñado cumplir sus metas. Por cuestiones laborales o por exilio quizás otros han conocido nuevas tierras, nuevos horizontes geográficos cargados de responsabilidades que la tierra natal no está en condiciones de exigir ni ofrecer. Amigos todos, pero esos dolores con los que nos sentamos en nuestra rutina y la vemos desmoronarse precisamente por la falta de amigos en ella es lo que nos patea el trasero en una tarde cualesquiera que sea.

Esta semana otro de mis amigos se ha ido, sugiere que ha partido a construir su nuevo mundo y tomar nuevos aires en una espiral de decisiones que quizás él comprenderá mejor cuando llegué allá, acá en casa se conserva la compañía de mis seres valiosos, algunos con los que pienso construir familia, otros que ya son familia para mí pero allá donde no llega el suspiro de cada tarde es que están mis huellas, están los latidos de unos corazones que al unísono de un café me enseñaron a querer lo que ellos querían, me enseñaron a perdonar lo que ellos perdonan, me enseñaron a pensar en lo que ellos piensan.

Aprender a vivir sin su presencia material, aprender a valorar las lágrimas que quizás derraman en soledad, aprender a ser.

Sentarse a contar una buena historia que refugiamos en silencios profundos es lo que le ha dado un nuevo carácter a la pluma de escritor, haciendo de cuenta de que ya no estamos sentados sobre un muelle recibiendo la brisa caliente sino que ahora nos encontramos sentados en un recuerdo que busca robarle amigos a la inconsciencia.

Sentarnos a suspirar nuevas tardes con nuevas rutinas plagadas de viejos recuerdos.

AV

4 comentarios:

Inés Elvira dijo...

Puntuación motivada por la nostalgia y la melancolía que me generó leer estas palabras... siguen los cambios y los caminos alejados.

Iván R. Sánchez dijo...

Eso de dejar ir a los que uno ama, es bien complicado, yo estoy pasando por eso y me tiene, devastado.

el profe dijo...

un saludo con muy buenos aires mi hermano... los recuerdo siempre!

Unknown dijo...

Viejo gato, es complicado alejarse de las personas que uno quiere, pero hace parte de este ciclo vital, los amigos llegan, muchosse quedan, otros deben partir, pero todos siempre dejan algo valioso en nuestras almas. Un abrazo!