19 de marzo de 2015

Una Entrada Pendiente.






Creo que llevo alrededor de un mes o un poco más sin publicar en este, nuestro blog, ¿la razón? Bueno, he tenido que entregar mi disciplina y compromiso a labores propiamente académicas y profesionales dando rezago a mi qué hacer intelectual, no es que me halle en otro modo distinto al del conocimiento y harta herejía, por el contrario, luego de venir publicando con disciplina y entrega casi que a diario tuve que dar pausa para ocupar mi escritura a asuntos más que distintos, de academia.
De un mes para acá además de ejercer mis labores de docente, comencé a desempañar funciones administrativas y de investigación, por un lado en mi nuevo empleo como miembro del equipo coordinador de un proyecto grande con el gobierno y por el otro, porque en la institución de educación superior donde laboro fui nombrado como director de investigación, bonito cargo administrativo, muy bonito eso sí.

No puedo quejarme, porque para  quejarme tuve todo el año pasado y ante pasado, tuve aprendizajes y claro, mucho tiempo libre de reflexión y autocomplacencia, de displicencia y quizás, de inocencia también. En estos tiempos es donde me hallo como profesional nuevamente, donde logro dar seguridad a mis palabras y sentarme en el escritorio, con planes de trabajo trazados, con agenda activa y preocupaciones semanales que traen consigo sus mejores excusas, que nos va dilatando en las menores reuniones, hasta agotarnos en la rutina, ¡pero qué rutina tan sabrosa!

Inicié labores desde hace mes y medio con la Gobernación del Chocó y la Universidad Tecnológica del Chocó, gran proyecto de empoderamiento regional, de esas iniciativas que alimentan el alma porque uno sabe que se está construyendo a futuro. Debí haber iniciado una serie de escritos y reflexiones sobre el asunto, una que otra crónica sobre la región y mis vivencias en la honorable ciudad de Quibdó, sin embargo ha sido el cansancio, el malestar del tiempo y por qué no, las dificultades (en ocasiones) las que me han impedido sentarme a darle rienda suelta a la inspiración.

Inspiración es lo que hay, porque el río Atrato es hermoso y me permitió rememorar mi infancia en la ribera del majestuoso Magdalena, también porque la belleza de la mujer chocoana es muy particular y nos aleja de una realidad que se contamina en las pantallas de televisión o en los micrófonos de la prensa, porque el Chocó es un eterno reflejo de la Colombia real, la que sufre, la que goza con la banalidad del tiempo libre, la que trabaja y se sacrifica por sus hijos, una región que es fiel a esa Colombia en que vivimos que sigue siendo anacrónica con el mundo. Un ambiente a New Orleans en el pacífico colombiano.

La docencia es mi pasión y en este inicio de año se han dado cambios muy bonitos para mi proyecto de vida, entre ellos el de regresar a mi alma mater luego de 5 años de ausencia, también el de comenzar a vincularme desde la investigación con otras instituciones educativas importantes de la ciudad, permitirme pues, darle un perfil cada vez más competitivo y de calidad a lo que llaman hoja de vida. De este proceso, al ser nombrado Director de Investigación en mi actual (desde hace ya 3 años) lugar de trabajo docente, me ha permitido dar autonomía (parcial claro) para emprender proyectos de investigación y ejecución técnica, realizar convenios y alianzas con actores claves de la región, otro modo poco ortodoxo de darle esa dichosa competitividad a la hoja de vida.

Es curioso,  porque no soy de los que vive de la imagen que se dice proyectar, soy más bien fiel a mis pasiones y mis amores, la docencia por ejemplo, producto de esto me encuentro ahora con el portafolio de actividades cada vez más amplio al punto de tener sobre el escritorio dos iniciativas más para comenzar a gerenciar proyectos en la región, como dicen los que saben, este es mi año.

Tarea pendiente es retomar nuestra escritura constante, no dejar perder esta bonita trascendencia que le damos al Blog, ni alejarnos de nuestras madreadas razones de crítica y aprendizaje, permitirnos ejercer el tiempo libre de manera amistosa, darnos en la familia la unidad que quizás la rutina desprende, imponer los puntos de inflexión sin caer en los desdenes de la pereza, dejar en lo pendiente una constante de hábitos que debemos de respetar.

Es hermoso, porque es un vacío el que se ha dejado de publicar, pero ha sido un tiempo que además de lo laboral ha sido en lo personal una construcción bonita de buenas cosas. Encontrarme al final de cada semana en los brazos de mi enamorada, darnos un domingo de descanso y hacer tareas en conjunto como modo de transferir nuestro amor del uno hacia el otro, escucharnos y contarnos nuestras historias, vivir en la mirada del otro y comprender en su totalidad que los sueños de uno son los compromisos del otro, porque aprendemos a comprometernos con el amor, con ese deseo inmarcesible de ver triunfar a la persona que queremos, a ese amor bonito.

Tarea pendiente, reencontrarnos en las letras, para dejar atrás los pendientes de la memoria.

AV


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