24 de mayo de 2023

Personajes (Tiempo)

 


Imagen tomada de:

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Hay personajes que con su silencio te hacen sentir lo suficientemente importante como para no volver a estirar la mano buscando confianza o calor. Personajes a quienes rendimos afecto a causa de una infinidad de días y meses de compartir todo tipo de menú y cambios de clima, seres que a pesar de esa idolatría terminan en preciso instante siendo un ingrato vaso frío de café, sin sabor, amargo, sin interés.

 

¿Por qué?

 

Hay personajes que se alegran con el mínimo diálogo que pueda surgir en cualquier instante de lo cotidiano. Seres que nos animan a preguntar más a fondo aquello de lo que quizás nos morimos en el fondo por querer contar.

 

Ser adulto es entender que los amigos no tienen tiempo, que están ocupados, que sus vidas pertenecen a diferentes planos donde nos ubicamos.


Es comprender que a pesar de, existen (a pesar de).

 

Es adivinar que en la costumbre el fracaso escuda su presencia con pequeñeces, que en el esfuerzo el éxito se esconde como medida de prevención. Es aferrarnos en la costumbre del día a día y allí, donde la soledad se escuda en la empatía, bajamos la cabeza y asumimos que en otrora tiempo habrá la merecida atención que quizás hubiésemos deseado recibir.

 

¿Para qué?

 

Hay pensamientos recurrentes que nos llevan en un torbellino de ideas y cuestionamientos. Algunos de esos pensamientos se vuelven arroyos de quejas o mal acostumbradas sensaciones de ansiedad, eso que en el pasado se llamaba miedo.

 

Noches en las que al encontrarnos con la almohada no conciliamos el merecido descanso, sino que por el contrario nos vemos frente a una inmensa pared de datos que desfilan en circuitos neuronales.

 

Empezar un nuevo proyecto o hacer realidad un pendiente de la vida nos puede traer emociones demasiado fuertes, nuevos retos que nos hacen forzar la inteligencia para poder responder cada obstáculo o zancadilla de la mejor manera, a la final somos nosotros mismos quienes con una sonrisa o el ceño fruncido lograremos cruzar al otro lado de la oscuridad.

 

Nos damos vuelta entre senderos de labores programadas y tareas de la vida contemporánea. Van apareciendo herramientas ágiles de pertinente ayuda para el empleado curioso, para el perezoso de turno y el creativo de siempre. Acciones que se facilitan en la medida en que nos demos la oportunidad de pensar con más sensatez y menos egoísmo, aún si queremos compartir nuestras luchas o pormenores con quienes encerramos en nuestros afectos.

Hay personajes que son recurrentes al nivel de ser constante paisaje de un saludo cordial o de una necesaria sonrisa entre pasillos.

 

Desde el joven Jaider que en su oficio de limpieza saca tres segundos para preguntarnos cómo nos encontramos, o el no tan joven Miguel que en su labor de guarda de seguridad comparte con este servidor su deseo de profesionalizar sus estudios en tecnología, incluso la doña Marina, que sin tener relación alguna con el océano comparte de vez en vez los logros de su nieto, un pequeño ser que ya aprende a leer y a dibujar.

 

A todos esos personajes recurrentes les doy parte de mi vida, un pedazo de mi día. Les entrego mi interés para asombrarme con lo cotidiano de sus anhelos y amables gestos. Porque no son paisaje ni tampoco hacen ruido en el andar.

 

Son personajes que en el camino me han ido dejando sus nombres, su intimidad, sus preocupaciones e incluso sus sonrisas.

 

Con la actual crisis de sospecha un tímido Jaider me compartió su versión del mundo, del complot que, según él, renace en las clases dominantes para sabotear al gobierno de turno. Yo solo escucho, le invito a consultar más fuentes, a seguir construyendo su criterio, a no dejarse sabotear por el mundo conocido.

 

A seguir sonriendo en lo cotidiano.

 

Personajes que en otrora tiempo fueron paisaje y nunca di mirada al cansancio de sus manos. Personajes que me escuchan si quiera un estado emocional tan breve como el dar las buenas tardes y despedirnos para esperar al día siguiente para encontrarnos.

 

Es adivinar que en la costumbre del día a día la soledad se escuda en la empatía, en un saludo cordial o un esperanzador mensaje de texto, que sin recibir respuesta al saludo o al texto, los sentimientos los revolcamos en la merecida atención que quizás hubiésemos deseado recibir.

 

Hay personajes que son recurrentes,

 

Cotidianos.

 

AV


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