18 de julio de 2025

Un día (cualquiera)

 


Imagen tomada de: https://www.iamfy.co/es-es/product/cat-with-cigarette-canvas-print

Cat With Cigarette Lienzo By: Saimo Sherif.

Estaba sentado con las piernas cruzadas, en el suelo con los codos apoyados encima de las rodillas y la mirada fija en el televisor, un viejo electrodoméstico de pantalla curva y con tecnología reciente de coloreado. Observaba la novela del momento, protagonizada por Yuri y Elmer Figueroa.

Un jueves de 1994.

Una experiencia de descubrimiento. Su mirada estaba cautiva ante las canciones, las traiciones, el pillaje, el romanticismo, la vida misma relatada en las ficciones de las estrellas del momento.

Estaba sentado con las piernas cruzadas, fumaba un cigarrillo con la frescura de quien no entiende nada, tenía la mirada fija en la joven que atendía la cafetería, una dama de cabello negro y ojos azules, profundos como el mar, eternos como la maldad, cautivadores, traicioneros, únicos, hermosos, con fervor mismo por el dinero. Observaba en silencio con un hilo azul de humo danzando en el aire, movía ligeramente sus dedos para sacudir la ceniza, una ficción de lo que es la vida protagonizada por una desconocida señorita.

Un sábado de 2004.

Una experiencia silenciosa, de miradas sin corresponder, de palabras que jamás fueron dichas, poemas que querían adornar la negra cabellera de quien atendía la cafetería, de las ficciones de un adolescente enamorado.

Estaba sentado en un banco de cemento, con camiseta blanca y un sol que iluminaba las frustraciones. Fumando un cigarrillo (otra vez), con la mirada fija en el vacío, en la intemperie de lo absurdo, donde yacen las insinuaciones del ayer. Una señorita preguntó si le parecía bien salir, sin reaccionar movió la cabeza como un caballero inglés, perdido en sus labores.

Ella se levantó, dejó sobre el banco una hoja con algo que emulaba ser una carta, algo romántico, o quizás, algo trágico.

Un martes de 2014.

Una experiencia triste. Escuchando sus pasos como una percusión latina, le sintió retirarse, no quiso girar la cabeza para verle partir. Dejaba consumir el cigarrillo como una línea de tiempo que va alcanzando su razón de ser.

Sentado con las manos puestas sobre el escritorio, escapaba en pensamientos que intentaban interpretar cada reto que una lista de eventos y tareas demandaban, con un viaje próximo a emprender y una avalancha de intenciones en cada rincón, giraba en medio de sus ideas, un almanaque colgado en la pared junto a un tablero de acrílico le daban contexto a quien encerrado en una oficina, con traje formal, no era más que otro entusiasta con expectativas de futuro.

Un viernes de 2024.

Se acercaba el evento más importante del año, de esos que desesperan a los directivos y asustan a los pequeños hombres, de esos que en el más solitario de los vocablos, terminan por integrarse a una fauna de frases de cajón.

Las manos seguían puestas sobre el escritorio, jugando con un lapicero mientras una dama de cabello rojo y ojos claros aparecía en los recuerdos.

Un día cualquiera.

AV.

No hay comentarios.: