Imagen tomada de: https://www.iamfy.co/es-es/product/cat-with-cigarette-canvas-print
Cat With Cigarette Lienzo By: Saimo Sherif.
Estaba sentado con las piernas
cruzadas, en el suelo con los codos apoyados encima de las rodillas y la mirada
fija en el televisor, un viejo electrodoméstico de pantalla curva y con
tecnología reciente de coloreado. Observaba la novela del momento,
protagonizada por Yuri y Elmer Figueroa.
Un jueves de 1994.
Una experiencia de descubrimiento.
Su mirada estaba cautiva ante las canciones, las traiciones, el pillaje, el
romanticismo, la vida misma relatada en las ficciones de las estrellas del
momento.
Estaba sentado con las piernas
cruzadas, fumaba un cigarrillo con la frescura de quien no entiende nada, tenía
la mirada fija en la joven que atendía la cafetería, una dama de cabello negro
y ojos azules, profundos como el mar, eternos como la maldad, cautivadores,
traicioneros, únicos, hermosos, con fervor mismo por el dinero. Observaba en
silencio con un hilo azul de humo danzando en el aire, movía ligeramente sus
dedos para sacudir la ceniza, una ficción de lo que es la vida protagonizada
por una desconocida señorita.
Un sábado de 2004.
Una experiencia silenciosa, de
miradas sin corresponder, de palabras que jamás fueron dichas, poemas que
querían adornar la negra cabellera de quien atendía la cafetería, de las
ficciones de un adolescente enamorado.
Estaba sentado en un banco de
cemento, con camiseta blanca y un sol que iluminaba las frustraciones. Fumando
un cigarrillo (otra vez), con la mirada fija en el vacío, en la intemperie de
lo absurdo, donde yacen las insinuaciones del ayer. Una señorita preguntó si le
parecía bien salir, sin reaccionar movió la cabeza como un caballero inglés,
perdido en sus labores.
Ella se levantó, dejó sobre el
banco una hoja con algo que emulaba ser una carta, algo romántico, o quizás,
algo trágico.
Un martes de 2014.
Una experiencia triste. Escuchando
sus pasos como una percusión latina, le sintió retirarse, no quiso girar la
cabeza para verle partir. Dejaba consumir el cigarrillo como una línea de
tiempo que va alcanzando su razón de ser.
Sentado con las manos puestas
sobre el escritorio, escapaba en pensamientos que intentaban interpretar cada
reto que una lista de eventos y tareas demandaban, con un viaje próximo a
emprender y una avalancha de intenciones en cada rincón, giraba en medio de sus
ideas, un almanaque colgado en la pared junto a un tablero de acrílico le daban
contexto a quien encerrado en una oficina, con traje formal, no era más que otro
entusiasta con expectativas de futuro.
Un viernes de 2024.
Se acercaba el evento más
importante del año, de esos que desesperan a los directivos y asustan a los
pequeños hombres, de esos que en el más solitario de los vocablos, terminan por
integrarse a una fauna de frases de cajón.
Las manos seguían puestas sobre el
escritorio, jugando con un lapicero mientras una dama de cabello rojo y ojos
claros aparecía en los recuerdos.
Un día cualquiera.
AV.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario