20 de julio de 2025

La Dignidad de los Tontos (Un día cualquiera)

 

Imagen tomada de:  https://www.instagram.com/p/C8-TV81yl2S/

@Vrboii


Esta semana tuve la oportunidad de presenciar el modo como nosotros, los más subnormales seres del planeta, compartimos intenciones y tomamos decisiones sobre las pasiones que tanto nos adornan.

Hay pasiones que desde la promesa del placer invaden la calma del empresario que quiere ser amado. Pasiones que dejan en evidencia el pensar de algunos sobre lo que consideran importante y prioritario.

Hay días que pueden ser normales como cualquiera del calendario, pero sucesos “bisagra” pueden surgir, eventos canónicos que en una decisión temperamental pueden cambiar el curso de una vida o una relación.

Nuestro invitado, un andariego conejo de pelaje magro solía disfrutar de sus noches de miel y zanahoria en compañía de su amada, la coneja de ojos marrones y pelaje amarillo.

Juntos viajaron por cuanta villa daba a la pareja un lugar para saciar el alma en el cansancio de la semana laboral.

Otro personaje, de pelaje oscuro y mirada coqueta se logró relacionar íntimamente con la pareja, tan íntimas que comenzaba a convertirse en un bisagra para la pareja de conejos enamorados.

Un día, cualquiera, el señor conejo encontró a la coneja tomando vino con el personaje de mirada coqueta, todo, absolutamente todo se fue al traste.

Estas fábulas que trascienden lo corriente de la ciudad, suelen estar llenas de lágrimas y  algunas, de sangre, donde el dolor y la rabia se conjugan para buscar culpables, y es que claro que los hay. Siempre habrá culpables en las rupturas o pecados cometidos alrededor de una relación, de un proyecto fallido o de un tarro de miel desperdiciado.

No se trata de enfrentar a los culpables, porque estos en su místico vocabulario van a expresar en defensa, que no hicieron nada, que nada tuvieron que ver en esa situación o, incluso, que fueron víctimas de uno de otro.

Una dignidad transparente, pero no por lo oportuna sino, por que es invisible, tonta, distante, corrupta.

Así como la narrativa del señor conejo y su coneja perdida, podemos reseñar la historia de alguna elegante gaviota que pueda ver su vuelo interrumpido por la coqueta sonrisa de un manatí que busca su afecto, alejándole de su círculo natural.

La historia de quienes volviendo del pasado pretenden que el mundo sirva sobre la mesa una taza caliente de café y una apertura de oraciones de bienvenida, como si todo aquello que fue consumido en el llanto y el oscuro agujero del rencor, no haya sido importante.

Una dignidad tonta, de quien con la frente en alto espera escribir un perdón a la ligera, mientras otros sufren, otros buscan explicación, sinceras excusas, en medio de llamadas perdidas.

Esto claramente es un ejercicio de reflexión que adorna a una historia real con personajes reales que juntos, como una comunidad de tontos, siguen persiguiendo la ilusión de la excusa.

Ya habrá un relato real de cada suceso, porque la realidad siempre será más incomprensible que la ficción.

Que la dignidad.

AV.


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