18 de marzo de 2009

Tintas de Ansiedad




Imagen Tomada de:
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Nombre del Cuadro: l viaje nocturno de mi casa con el gato
Pintor:
Krotova Svetlana

Hace mucho tiempo no recibía esta descarga de ansiedad tan impresionante, bastante el tiempo que ha pasado desde la última vez que fui víctima de un desvelo a causa de la ansiedad y no del estrés. Ansiedad de la buena, de la que nos hace soñar y reír, de la que gozamos todos en la niñez y que nos agrada revivir.

Sucesos varios se han presentado desde el mes pasado para acá, la banda sonora se ve dilatada con matices distintos, melodías alegres llenas de trompetas y guitarras, otras veces el reencuentro con el pasado musical se sitúa con voces en opera y guitarras eléctricas, amores cantados en voces de los setenta y ochenta.
Suspiros que suenan en el silencio de melódicas canciones instrumentales, o depresivas baladas que se necesitan para amordazar los latidos de un corazón prestado, etc.
Desde ese mes estoy en una espiral de emociones que me bloquean atemporalmente, me sujeto a palabras fueras de onda, inalcanzables y con versos de otras naciones, me reubico en esas emociones que sólo sabemos Julieta y yo, esas confesiones que en el rol de espectador comienzo a reseñar en palabras de jugador, en límites de fe y cordura; el tiempo me juega ese círculo de promesas y expectativas en hechos que se acomodan a los deseos de años de trabajo.

No reviento en rebeldía ni me encierro en temor, sigo mi curso con esa alegría extraña que me excita, que me lleva a escribir, que me invita a ignorar los problemas o las alegrías de los demás, ese quizás parapléjico deseo de escapar y ser de nuevo el espontáneo traidor que jugaba a leer, no sé, es distinto, es un camuflaje de tensiones que comienzan a soltarse con la experiencia y ahora en esta etapa de la vida me exponen caminos dispuestos para mí, manjares y solicitudes atendidas, incrédulas fábulas que se me realizan a través de esas noches de insomnio.

Sentirse en este estado es sabroso, es rico compartirlo a pesar de no poder ser así. Es un agujero lleno de grandes noticias y sensaciones, canciones y madrugadas, noches de dormir pensando en que el tiempo es demasiado lento y no avanza a nuestro deseo, esa sensación juvenil de vivir al día, al límite de las oportunidades e impertinencias, necesario o no sí es justificable, se quiere y se puede, se puede y se mata, se mata y se vive.

Un reencuentro con el pasado marcó la partida de ese reloj de arena que ahora es el detonante de mi ansiedad, una confrontación cara a cara con los hechos del presente hacen inalcanzable mi calma y mis novedades, el futuro se pinta de colores y se aleja en la velocidad de la fe, todo en una espiral que ya mencioné sigue aumentando con la ansiedad como combustible, por supuesto, inflamable y peligroso.
Confiscar nuestras necesidades más allá de los deseos y entonarlas en canciones es por decir un miedo irreparable que nos hace sonreír de placer, se buscan aventuras, se busca placer y éxtasis, se busca esa responsabilidad de luto y de porcelana.

Todo nos pertenece inclusive cuando ya se haya vencido el tiempo de canje o remuneración, todo nos identifica aun cuando el temor se disipe con el paso de los años, los roles se replantean y la vida sonríe al mejor estilo de un comercial de Coca-Cola, no es difícil de creer, lo difícil es no querer evitarlo.

Asumo las consecuencias, pero no quiero que asumas mis ansiedades.

AV

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